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30 de diciembre

Miro ese mensaje por decimoquinta vez y me paso una mano por la cabeza frustrado.

—Araña no te hagás la cabeza— Me dice Agus Palavecino, el pala para los amigos. Luego aprieta mi hombro.

—Amigo como querés que no me haga la cabeza con lo que me dijo acá— Le señalo la pantalla del teléfono con el chat de Macarena abierto. Asi el rubio tiene la vista completa del mensaje en el que la castaña básicamente me mando a la mierda.

—¿Qué te dijo Matias de esto?

—Me prohibió hablarle, verla, estar cerca maumeno— Vuelvo a pasarme la mano por la cabeza.

¿Por que mierda no puedo simplemente jugar a la pelota y mostrar de quién estoy enamorado de verdad?

La vida es injusta y cruel.

No, la vida no. Los medios, la farándula.

El lado B de cumplir mi sueño y estar en primera en el club del que soy hincha desde pendejo, es sacrificar mi privacidad. Y eso no me jodía tanto, por ahí salgo en un par de programas de deportes y me bardean por boludeces y eso no me molesta. Porque hay cosas de las que estoy seguro, porque tengo un equipo de compañeros en los que confiar, y me esfuerzo en lo profesional, pero de algún lado tienen que sacar contenido para los programas de debate deportivo. Pero ahora que esta mierda está perjudicando a la única persona que quiero proteger de rodos los males del mundo, me jode. Me pone del orto. Me saca de quicio.

Recordar la conversación con mi representante me dan ganas de romper todo a mi alrededor.

24 de diciembre

—Juli, hijo— dijo mamá mientras terminaba de poner cosas en la mesa de Navidad— Te esta sonando el teléfono en el living.

Fui apurado a agarrarlo con la ilusión de que sea Maca. Ayer a la tarde besarla y tenerla cerca mío me recargó las energías. Por suerte Flor colaboró en mi plan maestro y en su patio nadie nos podía ver. Estaba esperando su llamada porque me moría de ganas de volver a tenerla cerca y poder sentir la suavidad de su piel, el aroma a vainilla de su perfume, el brillo de sus ojos celestes.

Estoy hasta las manos.

Sin embargo, cuando tengo el aparato en mis manos y leo Matias Rosacher Rep en el identificador, la gran sonrisa que tenia en el rostro se decae por completo.

¿Quién en su sano juicio te habla un veinticuatro de diciembre a las ocho de la noche por trabajo?

—¿Matías?

—Hola Julián ¿Cómo estás?— Su voz suena igual que siempre, áspera porque es fumador y contundente, porque siempre consigue lo que quiere.

—Bien ¿Paso algo?— Se que lo que me está por decir no es bueno cuando escucho un suspiro por el parlante.

—No, pero va a pasar— Frunzo el ceño y me voy al patio—Conseguimos que Agustina Pousa vaya mañana a Calchín a sacarse una foto con vos y tu familia. No se va a quedar, va a ser para aparentar. Voy a hablar con tu hermano así la sube él y no se ve forzado para el afuera.

—¿Qué?

—Yo voy a ir con ella. En estos días desde publicidad van a estar interactuando con ella por Instagram así los medios empiezan a especular. Así que te voy a pedir que no uses tu cuenta por unos días, por las dudas— Matías es unos años mayor que yo, sin embargo la seriedad de su voz y la forma en la que me informa todo esto me da la sensación de que es un profesor del colegio que me está diciendo las condiciones para aprobar una materia.

ETERNO | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora