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29 de diciembre 17:35

—¿Tenés todo listo gorda?— Me pregunta Flor desde el living de mi departamento.

—Si amiga, ayudame a cerrar la valija porfa, porque está re llena y no puedo—Le grito desde mi cuarto.

Cuando la castaña se asoma por el umbral de mi puerta y me ve sentada encima de la valija intentando cerrarla se me caga de risa e inmeditamente se acerca a ayudarme.

—Dale boluda, hace más fuerza— Dice entre risotadas.

—Pero no puedo más Flor— Suelto una carcajada.

—¿Quién mierda te mandó a querer llevar tantas cosas hija de puta?

—Y bueno, tengo que estar linda— Me excuso.

Con mi mejor amiga, Marti y Bauti hace unos meses organizamos para irnos dos semanas a Pinamar. Como una especie de mini vacaciones para relajarnos. Nos vamos a quedar en unos departamentos que tiene la familia de Marti allá. Y vamos a convivir con Renata, su prima, que va a ocupar uno de los cuartos.

—¡Listo!— Gritamos las dos victoriosas mientras chocamos las palmas.

—Lo que pesa esa valija Macarena, mirá que yo no te ayudo a llevar eso— Me señala con el dedo Flor.

—Pero si yo tampoco pienso llevarla. Me la va a llevar Bautista— Mi amiga larga una carcajada y me contagia la risa.

—¿Que yo qué?— Escucho la voz de mi hermano mayor seguido del ruido de rueditas y más pasos. Supongo que volvió de buscar a su novia.

—Que vos como sos el mejor hermano del mundo y entrenás mucho— Lo abrazo por la cintura y le hago ojitos de cachorrito— Y por eso tenés muchísima fuerza, me vas a llevar la valija Bau— Le sonrio de oreja a oreja.

Me pone cara de orto y me rio por lo bajo. Saludo a Mar con un abrazo y nos ponemos a tomar mates mientras esperamos que Bautista termine de guardar sus cosas. Porque el muy vago dejó todo para último momento.

Para viajar hasta allá vamos a ir en el auto que nos prestó papá. Ya dijimos que nos vamos turnar entre los cuatro para manejar porque son como diez horas de viaje.

—Yo pongo musica—Digo cuando ya emprendimos viaje.

—No pongas a la rubia tonta esa— Habla el unico varón presente. Como su hermana y persona que convive con él se que sabe en el fondo sus quejas no van a hacer efecto. Siempre ponemos a la Taylor.

—Cerra el orto Bautista— Le dice Flor.

—Amor, te metiste en un auto con tres swifties, creo que a esta no la ganas—Le dice la rubia a su lado.

Conecto el teléfono al estéreo del auto y empieza a sonar Lover de la cantante rubia. Al instante me da un pinchazo al corazón. La dejo solo porque Marti la está cantando fervientemente mirando a mi hermano y me alegro mucho por ellos. Pero Flor se da cuenta que me afectó un poco.

Sin pensar, entro al chat.

Nada.

El ultimo que mensaje que me mandó fue hace una semana, cuando todavía estabamos en Calchín. Antes de todo lo que pasó en la pileta de los Cigalup.

Sé, por mis primas, que él se volvió a Buenos Aires porque va a pasar año nuevo con los amigos y los hermanos allá. Supongo que con Enzo y Valu también. Él no me dijo nada.

En el fondo acepto que soy una exagerada de mierda. Porque ninguno de los dos blanqueó nada. Pero un poco ilusionada me quedé.

Y caliente también.

ETERNO | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora