23

931 62 2
                                    

•23•

               —¿Vamos todos entonces? Así le aviso a Nico.

Las personas a mi alrededor asienten confirmando mi pregunta.

—¿Che que onda con ese?— Pregunta mi hermano con un tono raro.

—Nada— Suelto sin darle importancia— Lo conocimos en la playa nada más. Nos invitó a una previa que se hace en su edificio.

—¿Dónde es?— Vuelve a usar ese tonito que no me gusta nada.

—Acá a dos cuadras, re cerca— Le acerco el teléfono mostrándole la ubicación en el Maps.

Bautista hace una cara rara. No sé cómo explicarlo, no sé si está enojado, disgustado. Probablemente sea por a discusión que tuvieron con Martu. Pero me da bronca que reaccione así a otras cosas que nada que ver. Está enojado con la novia, no conmigo ni con la gente que nos invitó de buena onda a la juntada.

—Bauti, si no querés ir, quedate— No elijo la mejor manera de decirlo— Nosotras vamos.

—¡Bautista decile!— Grita de la nada Martina.

Frunzo el ceño. No entiendo nada.

—¿Decirme qué?

Mi hermano se pasa la mano por la cara con frustración y suelta un suspiro lleno de bronca. Hace de cuenta que la rubia no dijo nada, se levanta de la silla y por la brusquedad se golpea la pierna con la mesa.

—¡La concha de la lora!— Exclama.

—¿Bautista, que te pasa?— Intento acercarme, pero se da vuelta a su novia.

—Martina, no te podés enojar conmigo. No te metas en esto. No es asunto de ninguno de los dos. Ya está— Me sorprende la aspereza con la que se dirigió a la rubia.

—Por eso le tenés que decir, porque no te podés meter— Le devuelve Mar

—¿Me pueden explicar de qué mierda hablan y que es lo que me tienen que decir?— Ninguno me presta atención.

—Si no le decís vos, le digo yo— Amenaza mi amiga.

El castaño suelta otro bufido y me mira.

—Julián está acá en Pinamar—Suelta de la nada.

Por un momento siento un fuego de enojo consumirme, pero no me sale decir nada. Me dedico a mirar a mi hermano entornando los ojos.

—¿Qué?

No dice nada.

—Bautista, ¿vos le dijiste que veníamos?— Le digo rozando los gritos.

—Le conté el otro día que veníamos.

—¿Y por qué mierda no me dijiste que iba a estar acá?

—Porque pensé que te iba a hacer bien verlo— Se excusa.

—¿Sos tarado?— Le grito— Tu amigo me comió la boca el otro día, me dijo un montón de cosas lindas y después me vengo a enterar por el Instagram de Agustín que pasó navidad con la mina que supuestamente es "la estrategia de marketing"— me quedo callada un rato y respiro. Trato de tranquilizarme porque él no tiene la culpa de eso— Cuando le pregunte que onda, no me respondió. No hablo con él desde que nos vimos en Calchín.

Noto confusión en la mirada de mi hermano, como si lo que le estoy diciendo fuera una falacia.

—Maca, perdón, no sabía— Dice en un susurro casi insonoro.

ETERNO | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora