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          —Che, ¿Les molesta si la invito a Belu a la previa?— Pregunta Flor mientras caminamos por las góndolas del súper, con un carrito.

—No amiga, no hay problema, que venga— Dice Marti viendo los distintos tipos de paquetes de fideos.

—¿Quién era Belu?— Pregunto totalmente perdida—¿La chica de tu edificio?¿Esa con la que salís a fumar a la terraza?

—Si, esa—Responde mi amiga— Boluda, sos alta colgada—Reímos ante el comentario, sabiendo que tiene razón, y seguimos caminando.

El dichoso jueves de la fiesta con la que tanto hinchaban las bolas, llegó. Por eso estamos buscando provisiones alimenticias y alcohólicas para esta noche.

—¿Ustedes dicen que con dos paquetes de birra estamos  bien? 

—Si Mar, somos siete. De última que lleven más, o bajamos a comprar si falta— Habla Flor.

Bauti, Mar, Flor, Zoe, Belu, yo.

—¿Cómo que siete?—Cuento internamente e interrumpo, confundida, la conversación que estaban teniendo— ¿Quién más además de Belu va?

Ambas se miran con complicidad y paran de caminar un momento. Marti me mira y habla:

—Zoe nos preguntó si podía ir Lauti. Y como ella nos consiguió el descuento para las entradas no podíamos decirle que no— Apenas termina de hablar sonríe y se acerca a abrazarme— ¿Estás enojada?

Le devuelvo el abrazo y me río entre sus brazos.

—No boluda, no estoy enojada. Es tu casa, boba.

—Pero capaz no te sentís cómoda con el ahí, no sé, qué se yo—Dice la rubia agarrando nuevamente el mando del carrito.

Les vuelvo a decir que está bien, y después de tener que insistir varias veces, finalmente toman mi respuesta como válida. 

Terminamos de comprar lo que necesitábamos y volvemos al departamento de Martina, donde Simba nos recibe dando saltitos y moviendo su cola. 

Con Flor somos unas tías muy intensas, por ende nos acercamos a darle mucho amor. Acto seguido, cada una saca su computadora y mientras tomamos mate nos ponemos a trabajar. Yo continúo mi tercer nota a publicar en Tempo, la revista para la que estoy escribiendo. También tengo que terminar de diseñar un par de publicaciones para la cuenta de Instagram de la misma, cabe aclarar que parte de mi trabajo es gestionar las redes del medio.

—¡Buenas, buenas!— Exclama Bautista al llegar a la casa de su novia.

—Hola mugroso— Le digo sin dejar de tipear en el teclado, ni despegar la vista de la pantalla.

ETERNO | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora