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                                     En definitiva el verano se hace notar en la capital cordobesa. Sin embargo, al oficio estudiantil no le conciernen las temperaturas. Cada clase se vuelve más tediosa que la anterior, el calor me impide seguir el hilo de lo que los profesores intentan explicar.

La desconcentración se agudiza cuando una vibración en el bolsillo de mi pantalón me indica que me llegó un mensaje.
Al abrir el chat y la foto en modo una vez que recibí, sentí las mejillas teñirse de rojo y el calor subir por mi cuerpo. Lo atribuyo a las altas temperaturas, aunque en realidad se que no es por eso.

Mar Reartes 💕
Cerra eso sucia. Estamos en la facultad, sos loca eh?

Veo la notificación del mensaje que me mando mi amiga en la pantalla de mi teléfono, obstruyendo la imagen de Julian en cuero, frente a un espejo.

Volteo a mi lado para encontrarme a Martina riéndose, niego ante el mensaje que me envió.

No todas pueden decir que reciben fotos inéditas de Julian Alvarez semidesnudo. Y desde que él volvió a Buenos Aires, eso es en lo que se transformó nuestro vínculo.

Es un poco difícil entender que es lo que estamos haciendo, porque siento tantas cosas y tan intensas que me confunden. Sin embargo ninguno de los dos se dignó a sentar los puntos y aclarar lo que está pasando entre nosotros.

Y esa es una lógica que funciona en muchas relaciones convencionales, elijo creer que a nosotros tambien. Al fin y al cabo, lo único que quiero es seguir en esta nube sin pensar las consecuencias que podría llegar a tener.

Cuando llego a casa me dejo caer de lleno en el sillón y me estiro bajo el aire acondicionado después de un larguísimo día.

A pesar de estar en diciembre, el mundo academico no se termina para alguien que está en proceso de recibirse. Y eso nos demuestra cada día atareado en la facultad. Por eso cuando llego a casa y no tengo nada de trabajo para hacer, me dedico a descansar, y estos ultimos días sume a mi tiempo de descanso, las charlas por chat con el jugador.

Abro el chat con Julian y le contesto el último mensaje que me mando, preguntando que hacía, con una foto. Admito que alterno un par de veces entre el chat y mi inicio de twitter esperando la respuesta del castaño. No pasa mucho tiempo hasta que escucho a mi hermano llegar.

—Mugrosa ¿Estás acá?— Exclama tirando su mochila en la entrada de nuestro departamento.

—Si tarado— Exclamo sin moverme de la posición en la que estoy desde que llegué— Levantá la mochila, no la dejes tirada.

—Bueno, mamá— Responde en forma de broma.

Escucho un poco de silencio y supongo que se fue a su habitación, sin embargo al ratito siento a mi hermano tirarse en el sillón, por ende justo encima mío. Me quejo al respecto.

—¡Bautista!¡Sos pesado culiado!— Le grito en el oido.

—Que gritona de mierda Macarena— A pesar de mis quejas, se acomoda y agarra el control remoto. Prende la tele y pone un canal de deportes— No soy tan pesado, cerra el orto.

Le refuto diciendole que obviamente es pesado, por supuesto sin obtener respuesta alguna, mas que un manotazo para intentar silenciarme. Juro que amo los momentos en los que con mi hermano parecemos dos niños de cinco años, porque es divertido pelear. Pero a veces es tan pesado que me dan ganas de pegarle tres piñas en la geta.

—Uh mira el araña— Y es lo que me hace dejar de hacer fuerza ineficiente para que se vaya de encima mio.

Llevo mi vista a la pantalla plana, donde están proyectando un movil de algún programa de deportes en el River Camp. Muestran como los jugadores entrenan arduamente. Puedo detectar a Julian junto a sus compañeros de equipo, y como de a ratos se rie con Enzo.

ETERNO | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora