Primero una, luego dos, después tres, hasta que se convirtieron en millones de gotas de agua, que con un cielo nubloso, advertían la llegada de la lluvia. Él solo mira las gotas caer del cielo con una mirada inexpresiva, dejando que algunas de ellas mojaran su frente. No le importo mojarse, él dejaba que la lluvia abrazara su cuerpo y se convirtiera en sus lágrimas. Él a pesar de no decirlo, se encontraba triste y solo. El Rito de ascenso se acercaba y podía sentirlo en lo más profundo de su corazón.
Sería otro año más en el que solo Morax haría presencia en Liyue para que los humanos presentarán sus respetos y pidieran sus deseos al Arconte. Otro año en el que ni él, ni sus hermanos, lo acompañarían.
Aún recordaba la última vez que él y sus hermanos - mucho antes de que Liyue se convirtiera en lo que es hoy -, acompañaron a Morax en uno de sus descensos. Bosacius estaba tan contento de que finalmente podría beber un vino de alta calidad que durante su trayecto a la pequeña ciudad, se puso a tararear una canción que él mismo invento. Indarias no dejaba de hablar, pues relataba cada uno de sus planes sobre lo que haría ese día. Menogias solo se quejaba de ambos y suspiraba cansado, de igual manera su humor cambió en cuanto vio millones de libros nuevos. Bonanus chillaba de la emoción sobre cada platillo nuevo que probaba, obligándolo a Alatus, a que probara también. Su hermana que a pesar de amar la comida humana, odiaba los mariscos y hacia que él los comiera por ella.
Aunque él solía quejarse, terminaba por comerse lo que a su hermana no le gustaba.
Él solo recordar aquéllos días en los que eran felices, le dolía el corazón. Pero en el fondo estaba feliz de que ellos, ya no sufrieran de la deuda karmica, creía que el que sufriera él solo, lo merecía más que ellos cuatro. Xiao esperaba que donde sea que los cuatro estuvieran, sean felices.
Las gotas de lluvia dejaron de caer y el cielo fue despejado de toda tormenta. Ahora era el Sol quien le hacía compañía y acariciaba su piel con cada uno de los rayos de luz. Podía sentir el viento danzar contra las hojas del gran árbol donde habitaba la posada. Y a su vez, sentía la energía de una deuda karmica que no era la suya y el poder adeptico que sentía junto aquella energía, le era familiar.
No lo dudo, desapareció del techo de la posada para ir en la búsqueda de aquel que estuviera sacumbido con la deuda karmica. Sin embargo, se detuvo cuando llegó a la frontera entre Mondstad y Liyue.
Entonces la confusión llegó a él.
¿Porqué un Adeptus estaría en el territorio del Arconte Anemo? En su mente hizo una lista de todos los Adeptus que se encontraban en Liyue, que aún estaban activos. Pero todos ellos dejaban Liyue a menos que fuera un asunto de suma importancia. Negó moviendo su cabeza de un lado a otro, si se trataba de un Adeptus que cruzó hacia Mondstad por un problema, tenía que averiguarlo.
Con su plan listo, se preparó para cruzar hacia el territorio de Barbatos.
- ¡Oh! ¡Pero si eres tú, Alatus! Ehe~ -. el dichoso que fue nombrado aparecio frente a él en un pequeño torbellino de viento.
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¿Yo en Genshin Impact?
Fanfic[ Querido usuario. Queremos agradecerle por su sincera opinión. También queremos informarle que al leer parte de sus quejas, hemos decidido tomar medidas especiales para que disfrute del juego con más comodidad. Por lo que le deseamos un grandioso y...