Capítulo 62

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Las aves cantan a su alrededor, el sonido conocido, es confuso

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Las aves cantan a su alrededor, el sonido conocido, es confuso. Las cejas se fruncen justo cuando el par oceánicos hacen un intento por abrirse, que sin embargo, se ven bloqueados por una cegadora luz que les impide abrirse en su totalidad, la dueña de aquel hermoso mar, no tarda en descubrir que está cegadora luz pertenece al Sol. Una de sus manos se encamina a bloquear la luz que le impide mirar a su alrededor, creando una oscuridad temporal que protege sus iris, parpadean un par de veces cuando encuentran la oportunidad de abrirse para mirar el escenario frente a ellos.

Un hermoso cielo azul cubierto por nubes blancas y un anillo de colores sobre el cielo son lo que sus iris marinos captan al principio. Agatha mira a la izquierda y luego a la derecha con el intento de descubrir en dónde estaba o si el lugar era familiar para ella, aunque esté si lo era, no lograba decifrar en dónde estaba. Observó las palmas de sus dos manos, lo que encontró fueron brazos bestiales con largas garras, el tono de piel era de un azul más oscuro.

Hecho un vistazo a su vestimenta.

Oh, ese traje azul con detalles de olas lo conocía muy bien. Tomó un mechón de su cabello, azul prasio y azul rey ese era el color de su larga melena, tocó sus mejillas, luego sus ojos, después su frente, lo siguiente fue su cabello; descubriendo un par de cuernos largos, finalmente todo su rostro tocó y sus ojos se abrieron de uno en uno. A lo lejos observó un pequeño rio de agua cristalina, no lo dudo y corrio hasta él para observar su reflejo a través de las aguas.

Un lindo rostro de facciones tiernas, acompañado de par de mares risueños. Al tocar la piel uno se daba cuenta que está era más fina y delicada, el color de las cejas y pestañas se combinaban perfectamente con el tono de su cabello y piel.

Bonanus.

Sí, está es su yo original.

— Bo-na-nus...

Un escalofrío recorrió su espina dorsal justo cuando una voz femenina susurro en su oído. Agatha llevo una mano a su pecho y llevo sus ojos a la dueña de la voz, un mujer de hermosa figura adulta, cubierta de encantó y elegancia, sus labios eran adornados por una sonrisa coqueta. Era una mujer que parecía la clara reencarnación del fuego, todo en esa mujer era del color del fuego, incluyendo su cabello que estaba peinado con la forma de una flama ardiente.

Su boca se abrió con asombro, Agatha la conocía muy bien y tampoco necesitaba esforzarse mucho en pensar quien es esa persona, es ella, la Yaksha Pyro, Yìngdá[1] la General Musatas o mejor conocida como Indarias.

Shijie[2]...

Variedad de sentimientos se mesclaron en el interior de Agatha, pero entre todos estos, la felicidad era la más grande. El par de amatistas la miraron con cariño y parecieron aguadarse cuando sus ojos se encontraron, ambas corrieron con los brazos extendidos a los lados, anhelando abrazarse con todo su amor y cariño que ambas tenían.

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