Capítulo 22

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Agatha miraba a Xiao un tanto asombrada

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Agatha miraba a Xiao un tanto asombrada. El chico de mechones verdes azulados, se encontraba sentado sobre la cama con los brazos cruzados, su impotente mirada estaba dirigida al pez Koi frente a ellos mientras esperaba con paciencia, las respuestas que solo ese ser podía darle. Yunqi trago grueso, el sudor frío recorrió sus débiles escamas que amenazaban con caerse debido al temor que sentía en ese momento. Miró a su clienta buscando su ayuda, pero ella no tenía la intención de ayudarle, porqué también quería obtener respuestas. El pobre pez no tenía aliados, su único aliado era él mismo y con suerte, su propia suerte.

- ¿Y bien? ¿Hablarás? - Xiao golpeó su brazo con la punta de su dedo índice. El suspiro de Koi acompañado de las respiraciones de los Yaksha, fue el único sonido en aquella habitación.

- N-no sé por donde iniciar - confesó tembloroso. Sí Agatha fuese otra persona, no dudaría en reírse del temeroso pez, pero ella no era como ese tipo de personas burlescas. Ella comprendía el sentir del pez, y aún sabiéndolo, no se mostraría afable.

- ¿Por qué has decidido presentarte hasta ahora y no cuando te buscaba? - preguntó la fémina mirando a la criatura. Yunqi la miro casi agradeciendo que fuese ella quien haya preguntado y no el chico Anemo, más aquel agradecimiento se borró de sus pensamientos al ver la mirada amenazante que le daba.

El pececito pidió a los Arcontes por su salvación.

- Tenía prohibido presentarme ante ti cuando iniciaste tu travesía en este mundo - comenzó con su explicación, luego continuo tras un carraspeo:- El plan era que me presentará cuando terminarás las dos misiones Arcontes. Sin embargo, ahora que Xiao sabe de mi existencia, se ha convertido en una amenaza para...

- ¿Para quién? - interrumpió Xiao.

- ¡Para el Soberano Primordial! - gritó asustado. Xiao y Bonanus abrieron sus ojos con asombro, estáticos cómo dos estatuas que no se movían de su lugar, sintieron como sus corazones palpitaron con rapidez. Creían que habían escuchado mal, pero el eco de la voz del pez pronunciando aquel nombre, les hizo saber que habían escuchado perfectamente.

Los dos lo sabían, ese nombre - que muy pocas veces salía de las bocas humanas o otros seres divinos-. Pertenecía al Dios creador de los cielos y la tierra, a quién también se le podía considerar el padre de los Arcontes y dioses menores. Agatha no entendía la razón y el motivo de que ese ser supremo estuviera relacionado con su existencia en ese mundo. Por el contrario, Xiao tuvo más curiosidad sobre el tema y no dudo en hacerle más preguntas a la criatura.

- ¿Por qué soy una amenaza para el Soberano Primordial? - preguntó el Yaksha con seriedad.

- Etto...no eres una amenaza como tal - quiso explicar, pero los nervios le estaban ganando - No puedo decir mucho sobre eso, sólo puedo decir que él no quiere que alguien externo sepa sobre nuestra existencia y que después arruine sus planes para salvar su creación - agregó jugando con sus aletas.

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