Ash
Me arrepentí muchísimo de haber aceptado la petición de Ainho. Me estaba haciendo trabajar como una burra. Cocinando, sirviendo, recogiendo y limpiando. Gracias al cielo, una vez todos los platos, bocadillos y pinchos estaban listos, pude sentarme a tomar algo, cosa que duró poco gracias a que Aina me pidió sentarme con ellos.
Todo el tiempo que estuve sentada junto a ese grupo, me la pase observándole. Me resultaba muy gracioso el echo de que solo se tomaba su bebida. No se digno ni a probar las papas fritas. No hablaba mucho, sólo mantenía conversación con un chico que se sentaba a su lado.
— Le tuvimos que obligar hasta que bebiera. -susurra Ainhoa a mi oído.
Sonreí.
— El se lo pierde. -me encojo de hombros y bebo de mi cerveza.
— Habéis empezado con mal pie Ash, intenta disculparte. Ya verás que es un buen chico.
— No. -me niego rotundamente.- Yo solo le dije lo que pensaba. Mal por el por no aceptarlo.
— Pero lo dijiste de muy mala manera.
— Así soy.
Con la intención de terminar con esa conversación, bebí otro trago. Mis ojos se fueron directamente a él otra vez. Me miraba. Automáticamente baje la vista.
— Tsk... -rechisto.- Tiene suerte de ser guapo.
— No lo conoces, inténtalo.
— Intentar que.
— Conocerlo.
— ¿Estás intentando juntarnos Ainhoa? -Espeté riéndome.- No me lo puedo creer.
— El es el mejor amigo de mi novia, y tú eres mi mejor amiga... todo cuadra.
— Una mierda. -digo molesta.- Prefiero follarme a Gabriel.
— Que asco. -grita.
Sonreí con el vaso en la boca y mi mirada regreso a él. Seguía hablando con su amigo, sonreía. Muy diferente a lo que me mostraba fuera del bar. Su amigo le susurró algo y él volvió a mirarme. Esta vez arme de valor y le sostuve la mirada. El tiempo se detuvo, al contrario que mis latidos, que se notaban en mi garganta. Decidí parar.
— ¡Eh tu, café con nata! -grito levantándome.- Tienes un asunto que arreglar conmigo.
Me miraba perplejo, y por un momento me morí de vergüenza. Gracias al cielo, iba con unas copas de más.Le hice señales para que me siguiera, y eso hizo. Me dirigí a la cafetera y hice un café con leche.
— Bébelo. -Dije apoyándome a la barra y mirándolo.
— ¿Perdón? -Dijo con una sonrisa incrédula.
— Que te lo bebas. -Repetí.- Yo hago los mejores cafés de toda Barcelona, eso incluye capuchinos, expresos, solos e incluso con hielo.
— ¿Para eso me has echo levantarme? -se cruza de brazos y ladea la cabeza.
Me miraba como si la estupida ahí fuese yo... y tal vez tuviese razón.
Asentí la cabeza afirmando su pregunta.
— ¿Te lo vas a beber?
— No me gustan las cosas amargas.
Le miré con el ceño fruncido. Me di la vuelta, cogí tres bolsitas de azúcar y se los eché.
— Toma, y deja de joder. -Dije mientras lo batía y se lo volvía a dar.
— Aquí quien jode eres tú.
— ¿Puedes bebértelo de una vez?
Echó un suspiro y se bebió la taza entera. De repente mis latidos se aceleraron sin razón alguna.
— Ya está. ¿Contenta?
Una sonrisa ladeada apareció en mi rostro.
— ¿Bueno, verdad?
— No diré lo contrario.
— Ahora sigue con las papas, después con un bocadillo. -Dije señalando la mesa.
— Te dije antes que no pienso comer lo que sirvas. -Contestó amenazante.
Sin pensarlo dos veces me acerque a la mesa y cogí un puñado de papas. Me acerque a él con pasos agigantados y le metí el puñado en la boca.
— Son papas de bolsa, congeladas. Ni siquiera las he echo yo. Así que deja de joder y trágatelas. -dije mirándole a los ojos.- Y no te quiero volver a ver en el bar.
Vi como masticaba y se tragaba las papas. Después quise pasar de largo, pero me agarro del brazo.
— Si me da la gana venir a este bar, vendré. -susurra en mi oído.
Me quede callada y lo mire de reojo. Lo primero que me paso por la cabeza, fue lo sexi que era su voz.
Soltó mi brazo y yo salí a fuera. Desesperada por encender el cigarro, metérmelo a la boca y llenar mis pulmones de humo.
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Voz de ceniza
RomanceLa vida nunca es como una piensa que será. Eiden nunca pensaría que se enamoraría de esa manera, y Ashley nunca pensó enamorarse en ninguno de los sentidos de la palabra. ¿Será ella capaz? La cobardía consumía desde dentro. ¿Él lidiará con el echo...