Capítulo 25

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Eiden

He de admitir que la fiesta era preciosa. Habían luces blancas colgando de hilos, antorchas en las esquinas y barbacoas alineadas en la pared, con su respectivo parrillero en ellas. Se notaba que la pava tenía pasta. La norma de la fiesta era; todos de blanco. Y todos habían seguido esa etiqueta. Nada más entramos, se giraron a mirar a Ash, que iba preciosa. Pero ella se centraba en su nerviosismo totalmente innecesario.
   — Ash no estes así cielo. -le puse una mano en la cintura y la miré.- No son malas.
   — Pero yo si. -dijo asustada.
      Me reí.
   — ¿Como?
   — Pensaran que les robé a su hermano... Por cierto; -se giró seria.- Eres mediano, mayor...
   — Soy el pequeño cielo. Aun que no nos llevamos mucho. Mi hermana mayor; Lis, tiene treinta y siete y ya va por su segundo niño. Después está Andrea; tiene treinta y acaba de terminar la carrera de medicina. Luego Sara con...
   — ¿Hablas de mi, hermanito? -dijo entonces alguien a nuestra espalda.
      Era Sara, que venía hacia nosotros con un vestido apretado blanco, y con el pelo suelto, saludando alegre. Sentí a Ash tensarse al instante.
   — Hola Sara.
      Nos abrazamos durante un segundo.
      A diferencia de mi, ella era más bajita. Había eredado la estatura y la belleza de mi madre; pelo marrón oscuro ondulado y ojos marrón claro.
   — Pensé que llegarías más tarde, Ann me ha estado dando la tabarra con que fueses puntual y tal. -me miró un instante y después dirigió su mirada a Ash, que se había apartado de mí y se había escondido en mi espalda.
      Me aparté y la puse a mi lado.
   — Lo siento, os presento; Ash, ella es Sara, mi hermana. -señalé a Ash después.- Sara, ella es Ash, mi novia.
      Sara se quedó en shock unos segundos, y después su sonrisa le cubrió la cara.
   — ¡¿En serio?! -salto a darle dos besos y a mirarla de arriba a bajo. Ash ni se movía.- ¡Encantada!
   — Ig... igualmente... -sonrió tímida.
   — ¡Dioossss, pensé que jamás pasarías página enano! Lo normal es pasar de hetero a gay no del revés. -se echo a reír.
      ¿Tenía que echar ese comentario?
      Ash sonrió y me miró un segundo. Juro que deseaba que me tragase la tierra.
   — Ya lo creo. -le dije entonces.
   — De verdad...
   — Eh Eiden. Llegas media hora tarde. ¿No aprendes no? -soltó entonces Andrea mosqueada.
   — ¿Puedes saludar primero, no? -repliqué.
   — Cállate.
      Era más bien como una hermana mayor; era estricta -desde siempre-, nos mantenía a raya a Sara y a mi, nos vigilaba y a la hora de los castigos, era la que más mierda metía. A diferencia de Sara, ella era un poco más alta, y tenía el pelo más corto, pero era negro como el de papá.
   — Hola Sarita. -le acarició la cabeza y después a mi.
      A pesar de ser la "sargento" de casa, siempre nos ha mostrado cariño.
   — Liseth está a punto de venir. Tenia que dormir a los nenes. -se fijo en la chica que me acompañaba y me miró.
      Suspiré.
   — Ash, ella es Andrea. Andrea, ella es Ash...
   — ¡Su novia! -salto Sara interrumpiéndome.- ¿Te lo puedes creer?
   — Encantada. -dijo entonces Ash mirándola.
   — Igualmente Ash. -le sonrió entonces Andrea.- En tremendo moco de pavo te has fijado. Con lo guapa que eres tío...
      Se me había olvidado mencionar, que a Andrea no le podían ir menos los chicos. Ella era más de mujeres.
   — Andrea joder. -la empujé.
   — ¿Que? Con lo feo que eres. -la miró de nuevo y me volvió a hablar.- Te ha tocado la lotería hermano.
      Me dio un golpe en el hombro y Ash carcajeó.
   — No te preocupes. -le susurró Sara.- Siempre son así.
   — Si. -afirmo Liseth tras ellas.
      Ambas se asustaron, Ash hasta dio un brinco. Pero Sara al ver quien era, saltó a sus brazos.
   — ¡Lis! -gritó.- Hace milenios que no te veo.
   — Perdón Sari, los niños y el trabajo... es difícil. -nos miró a Andre y a mi.- ¿Que tal chicos?
   — Bien. -contestamos al unísono.
      Lo de ser malo le iba que ni pintado. Tenia la vida arreglada; casada, dos niños, y un trabajo estable agente inmobiliaria. Se había cortado el pelo y se había puesto reflejos brillantes en su pelo negro azabache.
   — Oh, tu eres nueva. -le sonrió a Ash.- Soy Liseth, puedes llamarme Lis.
      Ash la miró y no tardó en corresponder su saludo.
   — Soy Ashley... Puedes llamarme Ash.
      Lis se rio.
   — Mi novia. -solté.
   — ¿Ah si? -la miró y la cogió de las manos.- Bienvenida a la familia Ash.
      Ella sonrió.
   — Gracias.

Voz de cenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora