Ash
Obvio que si quería. La idea me gustaba tanto que me daba miedo. Pero era un paso demasiado grande. Y la idea de que me lo pedía solo por la noticia del grano, me hacía perder toda la ilusión.
- Acepte o no Eiden, no cambia mi opinión respecto a lo que estábamos hablando. -yo era seria en mi decisión.- Yo ahora no estoy lista para tal responsabilidad. Estes o no estes tú.
Vi tristeza en su mirada. Tristeza y rabia. Lo entendía perfectamente; sabiendo lo mucho que le gustan los niños, el pensar que yo acabaré con lo que es su "hijo" no le hacía ni puta gracia. Pero lo siento, es mi cuerpo, mi riesgo.
- Lo siento.
Suspiró.
- Me voy a casa, llámame cualquier cosa. -se dirigió a la puerta y antes de irse, se giró.- Necesito pensar muchas cosas.
Lo entendía muy bien.
- Nos vemos mañana.
Dio un paso hacia fuera. Sentí el corazón en un puño. Le estaba haciendo daño con mi decisión, pero yo seguía fiel a mis pensamientos. Antes de cerrar, se giró y volvió hacia mi, me dio un beso en la frente y me abrazo fuerte.
- Te quiero.
- Yo a ti...
Dicho esto, se dio la vuelta y dejó un vacío a su paso. Agradecí que me dejase sola, necesitaba pensar muchas cosas.- ¡Mami! -gritó la pequeña vocecita viniendo hacia mi.
- Hola peque... -no era dueña de lo que decía.
Era muy pequeña, sus cabellos eran como los míos, llevaba un vestido yo azul pastel y tras de ella, Eiden vestido de traje con una mochilita colgada en su hombro.
- Hola cielo.
- Hola.
Me dio un beso en la mejilla y alzó a la niña en brazos, para hacer lo mismo con ella.
- ¡Papi, hoy toca que cocines tú! -chilló la nena.- ¿Puedes hacer el giso ese? A mami también le gusta.
- Claro cielo. Lo que tú quieras. -se giró a verme.- ¿Vamos?
No podía moverme.
- Si... Yo...
- ¿Mami?
Su vocecita hacía que sítiese un nudo en la garganta. Logré dar unos pasos hacia ello, con todo el esfuerzo del mundo. Pero se alejaban muy rápido.
- ¡Eiden! -grité. Se volteo a mirarme.- Dámela.
Sentía que quería abrazarla. Fuerte.
El se acercó a mi y me la entregó.
- Mami, me haces daño.
- ¿Papi te cuida? -al fin era dueña de mi cuerpo.
- ¡Claro! -chilló. La aparte un poco de mi y alzo los brazos con una sonrisa de oreja a oreja.- ¡Siempre me recoge del cole y me lleva las mejores meriendas! ¡Y los domingos siempre echamos la siesta juntos, por que tú prefieres salir en la moto!
- ¿Ah si? -sonreí siguiéndole el juego.
- ¡Siiip!
- Ash.- ¿Ash? ¡¿Dios mío, estás bien?!
Me levanté de sopetón. Tenia la cara empapada de lágrimas, y un dolor de cabeza irritante.
- ¡Ashley Dios mío!
Tarde un momento en ver quien era, pero no era nadie más que Ainhoa.
- ¿Que pasa?
- Son las dos de la tarde. -se sentó delante mio.- Dios mio me asustaste muchísimo cuando te movía y no te despertabas. ¿A qué hora te dormiste anoche? Gabriel está preocupadisimo también chica.
- Lo siento...
Estaba un poco mareada. Me encontraba fatal.
- ¿Que te pasaba? Estabas llorando a mares. ¡A punto estaba de llamar a una ambulancia!
- Es solo... estoy un poco mala. Y ya está...
- Si claro, un poco. Era una pesadilla seguro.
- No... -negué.- No era una pesadilla.
Se quedó mirándome un buen rato. Pensativa. Pero yo estaba perdida en mis cosas, pensando en esa niña de mi sueño.
- ¿Que te pasa Ashley?
Dudé en decir cualquier cosa. Pero tenia que contárselo. Era mi mejor amiga. Necesitaba hablar con alguien que no fuese Eiden.
- Aina... -empecé a llorar.- Yo... estoy embarazada.
Explote a llorar como una niña pequeña. A moco tendido.
- Lo sabía. -soltó la muy hija de puta.
- ¿Que dices?
- Mi amiga con una relación estable y duradera con un chico, tiene una arcada en medio de la comida y se va corriendo a vomitar al baño... Mi amiga con malestares constantes durante los últimos días... O eres muy ciega, o eres tonta. -me acarició el pelo.- ¿Es buena o mala noticia?
- Mala.
- No lo quieres.
- No.
- Y Eiden... supongo que muy contento no debe estar.
- Creo que anoche discutimos.
- ¿Crees?
- Nunca lo había visto tan serio.
Nos invadió el silencio unos segundos, pero luego habló.
- ¿Que quieres hacer Ash?
- Es mucha responsabilidad.
- Eso es verdad. Pues sácatelo.
Dudé. Si. La imagen de esa pequeña se había quedado impregnada en mi mente.
- O lo quieres.
- Tengo miedo. De muchas cosas Ainhoa. Es mucho.
- Cariño, todos estaremos ahí para ti. Eiden sobre todos. Yo a tu lado, tus amigos los motoristas. Anna, Gab... nunca estarás sola. Eso te lo puedo jurar. -me cogió de las manos y seco una de mis muchas lágrimas de la mejilla.- Tu decides, es tu cuerpo, tu felicidad.
- Eiden me pidió matrimonio anoche...
- Madre mía, lo tienes perdido al chaval. Bueno, y tú muy ubicada no estás tampoco eh... Sois tal para cual.
- No estoy segura de aceptar Aina... ¿y si solo me lo pide por el feto?
- JAJAJAJAJAJA -se rió.- Si supieras las veces que vino a casa en la noche para pedirle consejo a Ann; que si le gustara tal cosa, en tal lugar, con diamante o sin. ¿Plateado o dorado?
Sonreí imaginando el panorama.
- Te quiere. -se calló un segundo.- ¿Pero tú lo quieres a él?
- Mucho. -no dude en responder.- Tanto que da miedo.
- ¿Entonces que harás?
- Será el padre de mi hijo.
- Decidido pues. Voy a ser tía.
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Voz de ceniza
RomanceLa vida nunca es como una piensa que será. Eiden nunca pensaría que se enamoraría de esa manera, y Ashley nunca pensó enamorarse en ninguno de los sentidos de la palabra. ¿Será ella capaz? La cobardía consumía desde dentro. ¿Él lidiará con el echo...