Capitulo 14

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Eiden

Yo no era así. Yo cuando invitaba a alguien a mi casa a follar, por lo menos comíamos antes, hablábamos, mirábamos una película y si se daba el caso -que en todas las ocasiones se daba- nos íbamos a mi habitación y no salíamos hasta el día siguiente. Pero Ash... esa chica, lo repito de nuevo, es pura dinamita. Como diría el fontanero de Ralf el Demoledor. No se había cortado un pelo, y eso aue había visto una pizca de nerviosismo cuando entró a mi casa.
Parecía que esa chica no necesitase mucho par verse bien, por que con tan solo unos tejanos cortos y una camiseta blanca de tirantes, se veía preciosa. Pero cuando se quitó la ropa delante mío... la polla me iba a explotar de no ser que llevaba un chándal corto. No pude hacerme con la poca cordura que me quedaba y me abalancé sobre ella como un lobo hambriento. Me consuela saber que eso era lo que quería exactamente.
— ¿Sabes donde te has metido? -pregunté entre jadeos.
— En la boca de un lindo cachorro. -soltó
¿Un... que?
— Oh cielo... -clave mi miembro grande e hinchado en su entrepierna. Estaba tan húmeda. Tan lista para mi.- Esto que estoy a punto de hacer no lo haría un cachorro ni de lejos.
Estaba expectante. Esperando siempre mi siguiente movimiento.
Baje mi mano hasta su húmeda vagina. Empecé a rozarle el clítoris con círculos suaves y firmes. Sus gemidos se hacías más audibles a su paso. Ahí no hacia falta nada de aceite, ni lubricante. No necesité ni saliva para que mis dedos resbalasen dentro de ella. Gimió girando la cabeza y cerrando los ojos.
Dios. Era preciosa.
Subí el ritmo y metí un dedo más. Encontré ese punto que la volvía loca y insistí en el.
— ¡Joder! -gritó.- Eiden... me voy a...
Seguí, y seguí.
Ella se sujetaba de las sábanas y cuando empezó a temblar, me aparté. Sonreí al ver como habría los ojos y me miraba entre deseosa y enfadada. Excitada y cabreada.
— Mierda Eid... Estaba a punto de... -intentó tocarse ella y yo le aparté la mano.
— No olvido lo que me hiciste en esa puta gasolinera. -la acorralé en la cama sujetando sus brazos a los costados de su cabeza.- Ahora estás sintiendo lo que me hiciste a mi. -le besé y lamí la oreja.- ¿Divertido, hum?
Sus jadeos aumentaron.
— Por favor... -rogó.
Elevó las caderas hasta estrechar contra mi erección palpitante y ya a punto de explotar.
— Quiero eso...
Verla rogando, excitada, mojada, a punto del desnudo y provocándome, hizo que lo siguiente que hiciese fuese cojer el condon que tenía en el cajón de al lado, arrancarlo de su envoltorio con la boca -ojo cuidado, nunca lo hagáis- y ponérmelo. Mientras lo hacia, ella se restregaba contra mi, de piernas abiertas y regalándome las mejores vistas del puto mundo. Cuando ya estuve listo, agarro mi miembro y lo acercó a su entrada, colocándolo a la perfección para que un solo empujón bastase para enterrarme dentro de ella.
— Fóllame...
Adiós conciencia, adiós cordura, adiós plan de caballero de cenar, hablar y crear ambiente a partir de ese momento.
Mi embestida fue tan fuerte que la empujé y sonó la carne con carne como una fuerte palmada. Ash casi gritó y yo gemí y gruñí como nunca lo había echo. Sus dedos se clavaban en mi espalda, arañándome. Nos besábamos y nos mirábamos en todo momento. Su pelo... joder ese pelo que bajo la luz de mis ledsque iluminaban un color lila que se adueñaba de toda la habitación, hacían que pareciesen tiras de oro. Se agarraba con la otra mano de la sábana para que evitase moverse mucho, dado que mis embestidas la empujaban una, y otra, y otra vez.
— Eiden... -gimió.- Para...
— No cielo, un segundo más.
En un segundo, le di la vuelta y le estiré del pelo para que se enderezase, mientras que con la otra mano le agarraba del cuello.
— ¡Ah! -gritó.- Eid...
Le mordisquee el cuello, y le lamía el oído con la intención de comermela a ella por completo. La volví a tirar a la cama y le subí una pierna, dejándola de lado.
— Necesito... -intentó hablar.- Baño...
Aumenté la intensidad de mis embestidas. El sonido húmedo se escuchaba en toda la habitación.
— ¡Para! -gritó intentando separarse.- Necesito ir al...
Volví a clavarme en ella, apretando su vientre. Y de repente, un chorro transparente mojó mi pierna, dejando a su paso un río mojándolo todo a su paso.
— Diosss... -gimió.
Seguía chorreando. Volví a embestir y conseguí correrme, mientras ella seguía soltando agua como una fuente. Salí de dentro suyo y la observé: todo su cuerpo temblaba, sus piernas se cerraron y se mordía el pulgar para evitar gritar.
— Te dije que... -intentó decir.- necesitaba...
— Oh cariño. -me acosté a su lado y la besé.- Eso no eran ganas de ir al baño.
Seguía temblando. La tapé con las pocas sabanas secas que quedaban.

Ash

¡¿Que mierda había sido eso?! No era pis, por que no olía, era totalmente transparente y había salido a chorros intermitentes. En mi vida había echo algo así. Era verdad que el sexo con el era bueno pero... madre mía no pensaba que tanto. Había sido el mejor orgasmo de mi vida.
Me costó un poco recomponerme. Eiden recordando la última vez, me ayudó a levantarme de la cama e irme a la ducha sin ningún accidente. Lo agradecía mucho por que las tiemblas me temblaban como un flan y no me hubiese visto con las fuerzas de llegar hasta el baño sin caerme antes.
— Gracias... -susurré cuando me dejó sentada en el váter.
Abrió el grifo, tocando el agua asegurándose de que salía caliente.
— Ven aquí.
Me tendió la mano y me ayudó a levantarme. Me puso bajo el chorro caliente de agua. Mis músculos lo agradecieron.
El me miraba tranquilo. Centrado en su tarea.
— Metete conmigo.
A ambos nos sorprendió lo que acababa de salir de mis labios. Nunca me había duchado con nadie. Lo mío era comer e irse. ¿Que me estaba haciendo ese hombre?
No lo dudó. Se quitó los bóxers que se había puesto y se metió conmigo. Ver como el agua lo mojaba, como caía por sus pectorales, como mojaba su pelo mientras lo revolvía, como después de un segundo, colocó la regadera en su lugar para que nos diera a ambos. No me corté un pelo en mirarlo, directa a los ojos. Al cuerpo. A sus brazos... No fui dueña de mi cuerpo ni de mi mente en ese momento, todo lo nublaba el baho del agua caliente. Me puse de puntillas y le besé los labios tiernamente. No fue un beso normal. No uno normal para mi. Yo no daba ese tipo de besos.
Eiden me cogió de la cintura y me lo devolvió. Cerramos los ojos y nos derretimos uno en la boca del otro. El sonido húmedo hacía eco en el baño, pero lo peor, era que no buscaba sexo. Buscaba...
"— Si empezamos así, tu y yo terminaremos completamente enamorados." Recordé sus palabras exactas. Me aparté antes de seguir con aquello y le miré. No se que reflejaban mis ojos, pero sonrió y me besó la frente.
— Daté las vuelta. -ordenó.
¿Quería más sexo? Imposible. Estaba agotada. No podría por más que quisiese.
— Eiden no creo que... -rechisté.
— Hazlo.
Le hice caso y me di la vuelta. Pero hizo lo que menos esperaba: empezó a masajearme la espalda con maestría. Primero el cuello, los hombros, la columna, cadera... Luego colocó un poco de champú en su mano.
— Espero que no te importe. -dijo restregándome y sacándome espuma en el pelo.- Solo tengo HyS.
Me di la vuelta para mirarlo.
— El de menta es mi favorito. -sonreí. Era cierto.- Dame un poco.

Voz de cenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora