Eiden.
Esa noche hice las cosas mal. Si, bien es cierto que Ash me atraía, pero no tenía por qué hacerle eso. Encima estaba borracha. Que fue algo... puf. El tenerla gimiendo corralada entre mis brazos y moviendo sus caderas... todo un sueño erotico para mi. Pero yo no era esa clase de chico de una sola vez y a olvidarlo. Lo mío, era y es hasta ahora de conocerse, salir y con todo a su tiempo hacer las cosas. Pero no, ahí estábamos nosotros después, durmiendo con ella plácida entre mis brazos. Se veía tan adorable con los ojos cerrados y con su respiración tranquila, me daban ganas de achucharla hasta dejarla sin aliento. Me desilusioné cuando al despertarme no estaba. La busqué por la habitación a ver si se había ido al baño o al balcón, pero había desaparecido completamente. Al después verla y ver que ella hacía como si nada, me daba pista de que no quería resaltar el echo de lo que habíamos echo y de que habíamos dormido juntos.
Intenté actuar lo más normal posible, dejando de lado todo lo de la noche anterior, pero es que se notaba nuestra tensión y se palpaba desde lejos. Me fui de lugar cuando le dije aquello al chico ese. No quería que se acercase a ella, no me daba buena espina... solo eso.
– ¿Que te apetece? -Pregunto Ash al llegar a la cocina, agachándose al armario de abajo.
Estaba espectacular en bikini. Ese color azul eléctrico le resaltaba los ojos claros tan bonitos que tenía, no era bueno para mi pervertido cerebro.
– ¿Que hay? -Me agache a su lado.
– Galletas, cereales... -Me miró y se enderezó.- O si tienes mucha hambre, estoy yo.
Esa chica era como una bomba de relojería.
– ¿Te me estás insinuando?
Me levanté y me puse delante de ella, acorralándola con mis brazos a sus costados.
– No me digas que no te apetece repetir lo de anoche...
Por supuesto que si quería, pero no así.
– ¿Te refieres a verte dormida entre mis brazos acurrucada en mi pecho? -Le aparté un mechón de pelo y le acuné la cara.- Me apetecería mucho hacerlo de nuevo.
– No hablo de eso... -Se mordió el labio nerviosa y apartó mi mano.- Hablo de sexo.
Los cojones los tenía bien puestos.
– No tengo sexo sin compromi... -Intenté apartarme pero ella me acorraló en el otro extremo de la cocina y me puso una rodilla en la entrepierna.
Era una chica muy excepcional.
– Vamos... Lo pasaremos bien. -Me besó el mentón y sentí su aliento en mi oreja.
Mi entrepierna se estaba empezando a hacerse notar.
– Ash... -La aparté.- Dije que no soy ese tipo de chico. Yo no juego con sentimientos.
– ¿Y eso que tiene que ver? -Se apoyó en la isla.- Lo que quiero de ti es sexo. No soy buena en las relaciones.
– Si empezamos así, tú y yo terminaremos completamente enamorados.
Y era cierto. Si bien también lo es que en ese momento lo único que sentía por Ash era una mezcla entre curiosidad y atracción sexual, sabía bien que si me acercaba más, iba a terminar gustándome.
– Tu eso no lo sabes.
– Lo sé por la forma en la que reaccionas cuando me acerco. -Me acerqué y en efecto, sentí parar su respiración.- Por como te pones nerviosa con mi roce.
– Cuanta labia... mejor usa esa lengua para otras cosas que no sea endulzarme los oídos con porquerías. -Me encaró.- En el momento que nos empecemos a gustar, si es el caso, te cumpliré cualquier deseo que quieras. Igual harás tú.
– Eso que quiere decir.
Se acercó a mi oído y empezó a susurrarme.
– Que por ahora quiero que me metas a ese cuarto y quiero que me dejes sin poder caminar todo lo que queda de retiro.No lo había pensado dos veces. Le di un beso ligero en el cuello, y al oírla suspirar, perdí la razón.
– Vamos a tu habitación.
No esperé su respuesta, callada se movió y tomó mi mano camino a la habitación. Nada más cruzar el marco de la puerta, empezamos a besarnos como si no hubiese un mañana. Su boca con la mía se movía a cincronizacion, y nuestras lenguas se entrelazaban poco a poco. La levanté y sus piernas me rodearon. Apretarle el culo fue lo primero que hice al tenerla encima, estrecharla y hacer presión encima de mi ereccion fue exquisito y lo confirmó el suspiro que soltó.
La estiré en la cama y mi mano bajó a su parte. Empecé a dar pequeños toques en su entrepierna, al principio dando pequeños círculos, luego presionando ligeramente.
– ¿Donde te gusta? -Le susurré.
No respondió, pero si movió su mano e indicó el lugar.
– Quítamelo. -Rogó.
Provocarla era tan excitante...
– ¿Como se dice?
Aparté mi mano de ella y empezó a mover sus caderas.
– Eiden...
– Dilo.
Trató de quitárselo ella, pero le aparte la mano y se la sujete con la otra.
– Dilo Ash.
– Por favor... -Me miró.- Quítamelo porfavor.
No hizo falta que lo repitiese. Le quité el bikini y hundí mis dedos en ella, con cada enbestida se estremecía, y yo aceleraba el ritmo, rozando y fijándome en qué punto era donde más le gustaba. Hasta que lo encontré, gracias al casi chillido que soltó al rozarlo.
– Lo encontré. -Susurré.
Con la otra mano alcancé al cajón y cogí un condon. Saqué mis dedos de dentro de ella y me lo puse. Nada más terminar, ella agarró mi miembro y se lo colocó en su parte.
– Mételo ya. -Ordenó.
No hizo falta que lo volviese a decir.
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Voz de ceniza
RomanceLa vida nunca es como una piensa que será. Eiden nunca pensaría que se enamoraría de esa manera, y Ashley nunca pensó enamorarse en ninguno de los sentidos de la palabra. ¿Será ella capaz? La cobardía consumía desde dentro. ¿Él lidiará con el echo...