Nueve años atrásAcababan de llegar a palacio de su escapada a la playa. Marco había desaparecido con la excusa de un compromiso, seguramente con alguna pobre chica que creería que sería el amor verdadero del príncipe "playboy" y Elijah estaba en su despacho atendiendo una llamada importante.
Eli estaba sentada en el sofá, con el pelo revuelto por el viento y la cara llena de nuevas pecas dejadas por el beso del sol. Estaba llena de gotitas de salitre y pronto subiría a adecentarse para la cena pero no conseguía moverse del sitio, seguía dándole vueltas al beso que le había dado Keyllan esa tarde. Él estaba en la terraza hablando por teléfono con su padre, al parecer se había complicado una de las fusiones y estaba intentando calmarle, pero mientras seguía debatiendo con George los siguientes pasos que debían dar, la miraba de esa forma que la hacía temblar de la cabeza a los pies.
Eli había tomado la decisión de hacer el amor con Keyllan, él sería su primer amante, estaba enamorada de él desde que tenía uso de razón y estaba segura de que él sentía cosas por ella.
Desde que había vuelto con su hermano, la estaba tratando diferente, ya no como a la niña traviesa que les incordiaba. Le había descubierto en más de una ocasión mirándola de forma descarada, la otra noche en la fiesta de cumpleaños se había quedado boquiabierto con su vestido y se lo había hecho saber mientras le hacía dar vueltas por la pista de baile. Él aprovechaba cada ocasión para rozarla, ya sea con la excusa de un mechón de pelo díscolo o de una pelusa imaginaria. Esa misma noche se colaría en su habitación. Confesaría sus sentimientos y dejaría claras sus intenciones.
La cena había sido amena, había transcurrido entre bromas y recuerdos de cuando eran niños, anécdotas de Keyllan y Elijah, justo habían terminado el servicio militar y, como habían estado juntos, tenían historias de todo tipo. Ahora se habían acercado a por una copa de bourbon y a jugar al póker. Elieanora rechazó la copa, no quería que nada se interpusiera en sus planes asi que decidió disculparse y retirarse a sus habitaciones, debía prepararse para su plan de seducción. Estaba aterrada pero también se moría de ganas de que su Keyllan la tocara y la besara por todas partes.
Era ya medianoche, la princesa se había debatido durante un largo rato en cómo debía arreglarse el pelo o qué debía ponerse, no tenía los conjuntos tan sexys que tendrían las supermodelos con las que siempre salía K o sus hermanos. Al final optó por llevar su melena suelta y por un simple pijama corto de seda en tono verde que tenía un montón de mini botones. Debía salir a hurtadillas, sin hacer ruido, nadie podía verla ir al ala de K.
Cuando llegó por fin a la habitación tenía el corazón desbocado, él no estaba por ninguna parte pero por los ruidos del agua y el vapor que se colaban desde el baño dio por sentado que estaba dándose una ducha antes de irse a la cama. Elieanora estaba nerviosa: ¿la echaría?, ¿la volvería a besar?, ¿harían el amor?.
Se dejo caer en el diván que había junto a la ventana y se quedó mirando el mar embobada, se veían las luces de su isla y de la de Marco, ambas en el horizonte parecían pequeñas, pero ella sabía que no lo eran, mucha gente vivía allí y dependía de la Casa Real.-¿Qué demonios?
Elieanora se dio la vuelta de imediato y se incorporó de golpe, Keyllan estaba en el umbral de la puerta del baño con tan solo una toalla anudada a la cintura, tenía el cuerpo de un Dios del Olimpo. Llevaba el pelo revuelto y gotitas de agua caían por su mandíbula. Su pecho era fuerte pero sin demasiado vello y tenía la piel ligeramente tostada.
Eli fue bajando la mirada desde sus pectorales a su abdomen donde una gota traviesa marcaba el camino a lo que escondia la toalla. La princesa estaba sonrojada y con la respiración agitada, él siempre la dejaba sin palabras pero ahora no era capaz ni de moverse.
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Un amor implacable - trilogía el poder del amor 1
RomanceLa vida de la princesa Elianora Santini siempre ha estado marcada por el peso de su deber real. Como miembro de la realeza, sabe que su vida no le pertenece y que debe actuar según las necesidades de su país, incluso si eso significa sacrificar sus...