Capítulo 20

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Elieanora tenía la cabeza apoyada en el poderoso pecho de Keyllan, escuchando los latidos de su corazón. El acariciaba su espalda con las yemas de sus dedos. Fue ella la que rompió el silencio.
   - No quiero ir a ninguna parte, quiero quedarme así para siempre, en esta burbuja perfecta, sin miedo, sin preocupaciones... sólo un poquito más ¿es muy egoísta desearlo?
   - Yo tampoco quiero romper este momento, no es egoísta, somos humanos, Eli, queremos ser felices, queremos apartar de un manotazo todo lo que pueda herirnos.- Él estaba aterrado con el solo pensamiento de que ella pudiera resultar herida.
    -Te amo- se incorporó lo suficiente para besarle con ternura.

Keyllan la estrechó más contra él y mirándola solemnemente le dijo:
   - Eres mi primer y último amor y cuando resolvamos toda esta locura haremos las cosas bien. Lo quiero todo, Eli, quiero el "para siempre".
   - Lo tendremos, no saldré huyendo nunca más.
   - Hagamos una promesa. Siempre, da igual el mundo, los protocolos, las obligaciones, en esta cama siempre seremos honestos, siempre compartiremos nuestros miedos y preocupaciones, no habrá mentirás entre nosotros- necesitaba saber que ella compartiría sus miedos con él igual que él hacía con ella.
   - Lo prometo, pero debes tener paciencia, K, no tengo mucha práctica en compartirlo todo.
   - Yo tampoco, princesa, pero juntos aprenderemos.- la besó por última vez y ya con una falsa voz de general- y ahora en pie y a prepararnos, mientras tú trabajes, yo seré un fantasma.
   - Jamás pasarías desapercibido y lo sabes.

Se vistieron entré risas, él iba de negro de pies a cabeza, y el traje le hacía aún más imponente y atractivo. Debajo de la chaqueta llevaba el arnés con sus dos Glock cromadas de 9 mm. Se había echado el pelo para atrás con gel , y esos ojos de halcón destacaban mucho más. Ella en cambio se decantó por un vestido de tubo por debajo de la rodilla en tonos grises, un moño perfecto, el maquillaje natural y lo coronaba todo con sus vertiginosos tacones de Max Mara.
   - ¿Lista?
   - Voy al despacho a por el portátil y el bolso, dame dos minutos.- salió corriendo al pasillo y abrió la puerta del despacho, recogió las cosas y salió al encuentro de Keyllan.- Ya estoy.
   -¿Vas armada?- tenía curiosidad pero también quería asegurarse de que, si a él le ocurría algo, ella tendría las herramientas para defenderse.
    - Llevo mis shuriken*, se me da bien arrojar cosas.
    - Me parece perfecto. ¿Qué coche me vas a dejar?
    - Conduzco yo, nos llevamos el Rolls-Royce Ghost, es blindado, por si las moscas.
    - me va a encantar verte conducir, nunca te he visto hacerlo.
     - Una primera vez más juntos.
     - Eli, si surge algo, sal corriendo y no mires atrás, ponte a salvo, yo ya después te encontraré.

No le gustaba nada la idea de dejarle a la intemperie, abandonarle y salvarse ella primero, pero sabía que él no cedería.
     - Lo haré.
     - Vamos, entonces.

En el salón estaban los chicos que se pusieron en pie al estar ella en la estancia.
    - Señora- la leve inclinación de cabeza fue automática.
    - Tened cuidado, os estaremos informando; si llegan novedades de palacio no dudéis en llamarme, no quiero perderme ninguna novedad- el soldado que era, ya estaba en funcionamiento.
     - Tranquilo, McCarthy, te avisamos.
     - Hasta luego, muchachos.
     - Vaya con cuidado, Alteza- en la voz de Sebastiano estaba la advertencia para que mantuviera un perfil bajo y la angustia de no estar a su lado.
      -Tendré cuidado, Bas, hazme un favor, intenta localizar a Kane, la policía le ha perdido y está en busca y captura, revisa las cámaras de seguridad, debe de haber algo.
      -Me pongo a ello.

Salieron del apartamento y bajaron al garaje en el ascensor, cuando las puertas se abrieron, Elieanora fue a por su preciado coche. Dejaron las cosas en el maletero y ella tomó su lugar al volante, mientras K ajustaba el asiento del copiloto para poder estirar las piernas.

     - Disfruta del viaje, tenemos tiempo, así que te haré un tour panorámico de Roma, en esta época está espectacular.
      -Soy todo suyo, mi señora.

Un amor implacable - trilogía el poder del amor 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora