Había conseguido refrescar su rostro y maquillarse un poco, el corrector y la máscara de pestañas estaban disimulando sus ojos inflamados por el llanto, se había aplicado un poco de rubor para recuperar el color perdido y su tono frambuesa en los labios, su melena despeinada por los ardientes encuentros amorosos con Keyllan, ahora estaba perfectamente peinada en una coleta alta, y llevaba ya puesto su vestido y el sujetador, sus braguitas destrozadas seguían escondidas en el bolsillo de su amante y no podría recuperarlas. Con un último vistazo al espejo se dio la vuelta y salió de la habitación.
Keyllan había recogido todo, la documentación y su ordenador estaban en el maletín, las copas que habían sido las que incitaron el juego de seducción ahora descansaban en el bar de forma impoluta y ahí estaba él, perfectamente vestido y peinado, esperando vigilante a que ella saliera desde su asiento con el cinturón ya abrochado, empezarían el descenso en cuestión de minutos. Fue caminando manteniendo la compostura como los años la fueron enseñando, tomó asiento y colocó su cinturón evitando hacer contacto visual con el hombre que tenía a su lado.
Keyllan la observó de reojo salir del dormitorio, estaba perfectamente peinada y arreglada pero él sabia que todo aquello era la imagen de la perfección y fortaleza que ella quería demostrar, por dentro debía estar rompiéndose, él mejor que nadie conocía el dolor de la muerte de una madre en tan trágicas circunstancias, con los años sus pesadillas fueron aumentando según sumaba casos resueltos a su historial militar. Había visto mucha muerte, dolor, humillación y todo aquello dejaba una marca importante en uno, era inevitable. Él se dedicaba sobre todo a los negocios y era un tiburón de las finanzas pero de vez en cuándo aceptaba algún caso si tenia un perfil muy específico. Elieanora había vuelto a colocarse la máscara fría y perfecta, no quedaba nada de la mujer que le había seducido y tomado en su boca. No iba a permitirle que se alejara así de el, comprendía que estando rodeados del servicio mantuviera la endereza pero jamás con él, necesitaba su pasión, su inocencia como uno necesita el respirar. Tomó su mano y empezó a acariciársela con ternura, seguidamente se la llevó a los labios y besó sus nudillos.
- Todo irá bien, te lo prometo.
Eli giró su rostro para contestarle pero, antes de poder pronunciarse, él tomó sus labios en uno de sus tórridos besos.
- Eres insaciable- y le sonrió tiernamente.
-Aunque creas que es un tópico y se lo digo a todas, es solo contigo, no me canso de besarte, de acariciarte, no hay un solo instante en el que no piense en volver a hacerte el amor.
Eli se había vuelto a sonrojar ante sus palabras.
- No te haces una idea de lo mucho que me excitas cuándo te sonrojas, esa inocencia me desestabiliza, si no estuviéramos a punto de aterrizar, volverías a tenerme dentro de ti.
- Yo también te deseo, K, mucho y volveré a hacer el amor contigo. Podríamos, si estas de acuerdo, mantener una aventura mientras esto dure, mientras el deseo siga ardiendo entre nosotros.
- Estoy de acuerdo, pero pondré una condición, no dormiremos separados.
-Keyllan, mañana llegará el servicio de la casa y todo el equipo de seguridad, ¿qué pensarán? ¿Qué les diremos?
-No es negociable, Elieanora, quiero que estés en mi cama, quiero dormirme teniéndote a mi lado y despertarme contigo en mis brazos, quiero poder acariciarte y hacerte el amor en mitad de la noche sin tener que escabullirme a tu habitación como un adolescente. Nuestra intimidad no les concierne a ninguno de ellos.
- Jamás ha dormido ningún hombre en mi dormitorio.
-Y eso, princesa, me excita aún más, tu falta de experiencia, el saber que he sido y seré tu único amante saca al Neanderthal que llevo dentro.- no sabía muy bien porqué había asegurado ser también el último.
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Un amor implacable - trilogía el poder del amor 1
RomanceLa vida de la princesa Elianora Santini siempre ha estado marcada por el peso de su deber real. Como miembro de la realeza, sabe que su vida no le pertenece y que debe actuar según las necesidades de su país, incluso si eso significa sacrificar sus...