La subasta fue todo un éxito, habían conseguido recaudar un total de 5 millones de euros, con ese dinero iban a poder ya no solo mejorar las instalaciones existentes sino seguir ampliando.
La cena estaba resultando bastante amena, pero había estado notando las miradas asesinas que Layla le estaba echando. Menos mal Marco estaba a su lado, estaba guapísimo, William le había comprado el mismo esmoquin que a Keyllan y le quedaba como un guante. Una de las camareras le había dejado su número debajo del plato lo que hizo que Keyllan acabará riéndose a todo pulmón. Decidió disculparse e ir un momento a los servicios a refrescarse.
—Te acompaño Eli.
—No es necesario K, Ami me escoltara, no tardo nada. - necesitaba un momento de soledad.
—Tranquilo, no la perderé de vista- sabía que lo iban a escuchar por los.
pinganillos.
Elieanora se disculpó con los demás comensales y con paso tranquilo camino hasta los servicios.
—No tardaré, dame 5 minutos Amenadiel.
—Te espero aquí fuera.
Desde que hubieron llegado no tuvo un momento de tranquilidad como para poder ir y tener un momento a solas con su hermano, Marco estaba igual de tenso que ella, había acudido con Sasha que a ella le había resultado encantador, era formal pero risueño y era un gran amigo de Keyllan, se habían abrazado con cariño al reencontrarse y habría jurado que el pobre muchacho se estaba quejando de su gemelo, cosa que no era nada salido de lo común. Terminó de secarse las manos y salió al pasillo, no quería impacientar a los chicos, no terminó de dar cinco pasos porque Layla Ambrose la increpó.
—Eres una fulana, me quitaste a Keyllan, era mío, por tu culpa me dejo y tienes la desfachatez de venir con el. Se lo contaré a todo el mundo, serás la comidilla de todos.
—Amenadiel, retírate, esto lo puedo manejar sola.
—Como desee, mi señora – esa Layla era odiosa y horrible.
—Señora...ja, eres una.
—Cuidado Layla, ya no somos niñas y no voy a tolerar ninguna falta de respeto hacia mi persona. - sabía que todos la escuchaban, pero le daba igual.
—¿Me estás amenazando? Tú no sabes de lo que soy capaz princesita. -la rabia la hacía temblar.
—Yo no amenazo, no lo necesito. Y sé perfectamente de lo que eres capaz, tanto tú como tu padre. No sois más que vulgares ladrones. Hace años te atreviste a difamar públicamente a Keyllan y saliste impune, esta vez no será así.
—Estúpida, mis amistades...
—Silencio, en mi presencia hablarás cuando yo, la princesa Elieanora Santini te lo permita. Veo que no has hablado con tu padre y no estás al corriente de vuestra miserable situación. Harías bien en tener una conversación con él, mañana comenzaras tu nueva vida, y serás tu la que será la comidilla de toda la prensa amarillista.
Vio andar apresurado a Archibald hacia ellas. Cuando se acercó estaba tartamudeando.
—Cállate Layla.
—¿Vamos papá, de que tienes miedo?
—Calla niña estúpida, estamos arruinados, no lo empeores.
—Escucha a tu padre, por cierto, Layla, odio la impuntualidad así que mañana a las 7 de la mañana espero que estes en el despacho de mi secretaria, tu padre te dará los detalles.
—Te odio, me arrebataste lo que era mío.
Fue la voz grave de Keyllan la que intervino en la conversación.
—No se te arrebató nada Layla, yo nunca te he pertenecido. Tu padre te uso de moneda y yo como un estúpido accedí. Dañaste mi imagen, mi honor y todo ¿por qué?, no soportabas que no te amara, nunca lo habría hecho, llevo amando a la misma mujer casi toda mi vida y si tu padre o tu os atrevéis a faltarle al respeto o amenazarla de algún modo acabaré con vosotros para siempre.
Nadie se atrevió a decir nada más, Keyllan tomó la mano de la princesa y se la besó con devoción.
—Nos toca bailar, tesoro, ¿crees que lo podremos hacer sin jaquecas?
—No estoy segura, pero ¿y si vamos a averiguarlo? – volvió a mirar a padre e hija—Layla, la prensa estará reunida mañana en tu puerta, darás una entrevista donde contaras toda la verdad y limpiaras el nombre de los McCarthy.
Dejaron a Layla y Ambrose discutiendo y se encaminaron a la sala de baile.
—¿Me vas a contar ya lo que está pasando? - estaba intrigado- nunca había visto a ese cerdo tan asustado.
—Paciencia, mi amor, de vuelta a casa, cuando estemos a solas te lo contaré todo.
—Dilo otra vez- le encantaba oírselo decir.
—Mi amor, siempre tu, tu eres mi gran amor.
—Ohhh por favor- Daven era el que hablaba—¿vamos a tener que aguantar esto siempre? Quiero un aumento de sueldo.
Se rieron todos mientras trataban de disimular entre los invitados.
—Sois unos quejicas. Vamos a bailar, K.
La sala de baile estaba decorada con muchísimo esmero. Las luces tenues daban ese toque cálido y romántico. En uno de los extremos de la sala estaba la banda terminando de tocar una suave melodía. El gran ventanal dejaba ver la hermosa luna llena que se alzaba en el cielo y ese precioso jardín decorado con diminutas lucecitas, dando la impresión de millones de luciérnagas volando.
Abrazados empezaron a bailar al ritmo de Grande Amore, Keyllan la hizo dar vueltas sobre sí misma.
—Esta canción somos nosotros princesa, yo solo pienso en ti, solo te veo a ti y solo te amo a ti.
—Nuestra canción- se sentía volar- ¿Como hemos acabado aquí, así?
—Es nuestro destino, y ha tenido que suceder algo horrible para que tu y yo por fin estuviéramos juntos- besó su coronilla.
—Ohhh que adorables sois.
La interrupción de Marco que estaba bailando con una de las mejores amigas de Eli les hizo sonreír a los cuatro, intercambiaron pareja unos minutos.
—Estas guapísimo hermanito.
—Lose, soy todo un dios.
—Y la soberbia no es lo tuyo para nada-K le guiño el ojo.
Antes de que terminaran de hablar un estruendo sacudió la sala causando un gran tumulto y gritos aterrados. La gente empezó a correr en todas las direcciones desesperados por huir.
El humo y el caos se estaban adueñando del lugar. La explosión había sido imprevisible, los cristales del gran ventanal habían volado en todas las direcciones dejando a muchos heridos. Keyllan tenía a Elieanora tumbada en el suelo y protegida por su cuerpo, se estaban escuchando disparos, los chicos estaban gritando por los pinganillos que habían abatido a los 8 intrusos, estaban buscando si había más, debían salir de allí. Sasha estaba a su lado, protegiendo a Marco.
—Sash, llévatelo de vuelta al ático y no salgáis hasta nuevo aviso, Eli dame la mano, salgamos de aquí.
—Os estamos cubriendo, marchaos y poneos a salvo. - Haakan estaba al mando.
—Os cubro hasta que estéis en los coches, antes de arrancar hay que asegurarse de que no hayan colocado ningún artefacto.
—Ami, asegúrate de que todos sean atendidos por los equipos médicos, avísame si ha habido heridos o bajas.
La rabia se había apoderado de ella, había bajado tanto la guardia que se había olvidado del peligro que corrían. Amenadiel y Keyllan revisaron los coches y sin dar más vueltas los hermanos se abrazaron y cada uno se subió al coche que le correspondía. Sasha llevaba a Marco de copiloto, Keyllan conduciría hasta el aeropuerto.
—Amenadiel, quédate aquí, te necesitan más que nosotros.
—Avise cuando esté a bordo, señora.
—Lo haré, mantenednos informados e id con cuidado.
Keyllan iba a gran velocidad, quería llegar lo antes posible y estar en el aire. No se lo había esperado, esa explosión había sido brutal, pero nadie les seguía, no tenía sentido. Si fue un intento de secuestro fue uno muy mal organizado a menos que lo que quieren es ver el tiempo de reacción de los equipos de seguridad. La princesa ya había avisado al piloto, Andrea les estaba esperando, en el coche hablaron con Elijah y Charles, se les informó de lo ocurrido y estaban todos igual de desconcertados, ese golpe no tenía sentido. Llegaron en tiempo récord y subieron a bordo corriendo, se abrocharon los cinturones de seguridad y en menos de 10 minutos estaban despegando.
—Voy a limpiarme un poco K, ¿avisas tu a Sebastiano? Esto no tiene ni pies ni cabeza.
—Ahora mismo lo hago, yo también pienso que es una trampa, quizás nos esperen en Roma.
—Hay algo que no me está gustando nada, nos estamos dejando algo...maldita sea.
—Calma princesa, lo resolveremos. Ve a limpiarte, ¿estas herida?
—Estoy bien, tú tienes un corte en la mejilla, ahora te lo curo.
Ambos estaban llenos de hollín, polvo y manchas de sangre. Terminaron de asearse y Elieanora le curó el pequeño corte que bajaba por la mejilla izquierda de Keyllan. Era un vuelo demasiado largo, sus rostros estaban marcados por la preocupación.
—Deberíamos intentar dormir unas horas, hay que estar lo más espabilados posible.
—¿Hablaste con Sasha? ¿Llegaron bien?
—Tranquila, estaban en el garaje, nadie les siguió.
—Menos mal. Tienes razón, deberíamos intentar descansar un poco.
Fueron al dormitorio de a bordo y abrazados consiguieron dormirse. Llevaban casi cinco horas de sueño cuando el teléfono de Keyllan empezó a sonar, ambos se despertaron sobresaltados. Keyllan tomó su móvil y vio que el que estaba llamando era Sasha.
—Hola, Sash, ¿todo bien? ¿Alguna novedad?
—Joder, se lo han llevado tío, me han noqueado y se lo han llevado.
—¿Qué estás diciendo? - el terror se marcó en el rostro de K.
—¿Qué ocurre? - algo le había pasado a su gemelo.
—Te pongo en altavoz Sasha, cuéntanos qué ha pasado.
—Mierda, no lo tengo claro, llegamos y subimos al ascensor. Cuando abrí la puerta del ático estaba todo a oscuras y no recuerdo más, me dieron en la cabeza y me desmayé.
—¿Y mi hermano?
—Se lo han llevado, estaban esperándonos señora. Cuando me desperté encontré los cadáveres de los seis escoltas de Marco, les dispararon.
Elieanora había dejado de escuchar, tenían a su hermano, habían secuestrado a su gemelo. Tenía que ser una pesadilla, debía serlo. Estaba escuchando a Keyllan discutir con Sasha pero no conseguía entenderles, le daba todo igual, necesitaba encontrar a Marco. Tomó su teléfono y marcó el número de Amenadiel.
—Se han llevado a Marco, Ami- estaba sollozando—por favor localizadle, id al ático y tratad de encontrar lo que sea.
—Lo encontraremos, se lo prometo – nunca la había escuchado llorar.
—Por Favor, llámame enseguida.
—Eli, cariño, le vamos a encontrar. - la abrazó con fuerza.
Cuando Keyllan la tuvo entre sus brazos fue cuando ella terminó de romperse, su llanto desconsolado le rompía el corazón, fue meciéndola y calmándola con sus palabras hasta que por fin dejó de llorar.
—No soportaría que le ocurriese nada a Marco- no era capaz de imaginar su futuro sin el.
—Eli, le vamos a encontrar, tu gente, mi gente, todos están buscando. No descansaré hasta que esté de vuelta.
El sonido del teléfono les sacó de su conversación, era un email de Kane, Eli lo abrió de inmediato, tenía un video adjunto y lo abrió. Las imágenes mostraban a Marco inconsciente, atado a una silla. Un encapuchado agarraba a su hermano del pelo desde atrás para que se le viera la cara.
—Ya tenemos a uno de los hermanitos Santini, quedan dos...le veréis morir...TIC TAC TIC TAC.
—Es la voz de Julius, K. Es el, deben seguir en Nueva York, hay que dar la vuelta. Ahora.
—No, es demasiado peligroso, maldita sea, sois sus trofeos, ya ha conseguido uno, no te pongas en bandeja de plata. El sabe que tú irás detrás de Marco, no le des ese poder Eli, te juro por la memoria de mi madre que traeré a tu hermano a casa sano y salvo, dame tiempo para organizarnos y te prometo que al amanecer saldremos.
—Me estás pidiendo que me quede aquí sentada, esperando mientras están torturando o asesinando a mi hermano...-K tenía razón, ella lo sabía, pero no era capaz de pensar con claridad.—Debo informar a la familia.
—Yo lo haré, -le tendió un vaso de agua y una pastilla—es un calmante, tómatelo y duerme un poco, en un par de horas llegaremos a Roma, Sebastiano y los chicos estarán esperándonos. Mientras duermes, yo trazaré un plan de rescate. - la besó con ternura.
Elieanora se tomó la pastilla y se dejó arropar, intentó no pensar en nada más y poco después sus párpados empezaron a cerrarse.*****
Keyllan había estado hablando con todos los Santini, con su propio padre y hasta con su hermano Samuel que le estaba ayudando. Tenía a medio ejército trabajando y buscando hasta debajo de las piedras. Dante le había llamado, al parecer habían destrozado el ático, el único superviviente fue Sasha y este último estaba que se lo llevaba el diablo, era la primera vez que estando de servicio perdía a un protegido. Había revisado las cámaras de seguridad del ático, y lo más raro es que la alarma fue desactivada con el código, la explosión había sido una distracción. Estaban trabajando a contrarreloj, ese demente de Kane quería a los tres hermanos, pero ¿Por qué les odiaba tanto? Le avisaron de que estaban a punto de aterrizar y fue a despertar a su bella durmiente, con suerte estaría más tranquila.
—Despierta, cariño, estamos llegando.
—¿Marco? ¿Le habéis localizado?
—Aún no tesoro, pero lo haremos, tenemos a un batallón trabajando para encontrar a ese granuja- la besó con ternura en los labios—vamos.
—¿Qué hora es? - estaba desorientada
—Son las 6 de la mañana, Bas te está esperando con tu café favorito.
El aterrizaje fue rápido, el equipo les estaba esperando, subieron a los coches y les escoltaron hasta el apartamento. De vuelta al hogar empezó el barullo, llamadas, conferencias, sistemas de vigilancia. Estaban trabajando sin descanso, pero según había pasado el día no habían dado con ningún rastro de Marco, era como si se lo hubiera tragado la tierra.
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Un amor implacable - trilogía el poder del amor 1
RomanceLa vida de la princesa Elianora Santini siempre ha estado marcada por el peso de su deber real. Como miembro de la realeza, sabe que su vida no le pertenece y que debe actuar según las necesidades de su país, incluso si eso significa sacrificar sus...