¡Dios!, esa mujer era el paraíso, estaba tan húmeda, tan preparada para él, sus gemidos le estaban volviendo loco de placer. La miró y la encontró con los ojos cerrados, completamente sonrojada y mordiéndose los labios. ¡Era impresionante!, esa mujer era una seductora, y, lo mejor, ella no lo sabía, y justo en ese momento su cabeza decidió reflexionar sobre cuántos hombres habían disfrutado en sus brazos, ¿a cuántos amantes había llevado SU princesa a la cama?. Ese pensamiento le estaba matando, pensar en otros hombres, tocándola como él lo hacía, eso le enfurecía. Necesitaba saberlo.
-¿Cuántos? -gruñó Keyllan
Eli salió de su estupor cuando notó la tensión de Keyllan, no le había escuchado, pero parecía que algo le había molestado.
-¿Cuántos?
-¿Cuantos qué, K? No te entiendo.- estaba aturdida, no sabía a qué se refería él y honestamente ella no quería hablar, solo sentirle, por todas partes.
-¿Cuántos amantes has tenido, princesa?- estaba serio, mirándola como un depredador a su pequeña presa.
-Debes de estar de broma, no es posible que te atrevas a preguntarme eso. ¿Acaso yo te pregunto cuantas mujeres han pasado por tu cama?- Eli se estaba enfadando, él se estaba portando de una forma muy desagradable y no era el momento.
- No es lo mismo, yo... maldita sea, dime un número.
-0, 5, 10,20,100, ¿acaso importa?, me deseas y te deseo, eso es lo único que importa, estoy aquí contigo, te necesito a ti, no me importa nadie más, y esto no entra en nuestro acuerdo.
Keyllan se levantó de la cama y la miró, ella tenía razón, pero una parte desconocida de él exigía saberlo, estaba enfadado por pensar que hubo alguien más aparte de él, se sentía enfermo al imaginarse a otro hombre besando sus labios y acariciando sus pechos.
Elieanora se puso en pie también, se quedó mirándole fijamente y se dio cuenta de que él estaba celoso, sentía celos de uno o de varios amantes imaginarios. Lo que él no sabía es que él fue el primero y desde esa noche no hubo nadie más, no había permitido que ningún hombre se volviera a acercar a ella así. Había tenido algunas citas, había compartido besos apasionados con más de uno, pero nadie la había hecho arder tanto como para querer pasar una noche o varias de pasión. Siempre había supuesto que le pasaba algo malo, pero se había dado cuenta de que sencillamente ninguno era como K, él la hacía desear hacer el amor con simplemente mirarla.
Se sentía avergonzada por su falta de práctica, pero quería ser sincera con él.
- ¡Está bien!K, no tengo por qué decírtelo, pero tú has sido mi único amante, no he hecho el amor con nadie más- susurro avergonzada.-¿Contento?- dijo mostrando su malestar...
Keyllan se quedó de piedra, ¿solamente él? ¿Nadie más?. ¿Nadie más había tocado a su Eli? Fue como si le quitaran un peso de encima.
-¿Es eso un problema, K? ¿Me vas a rechazar por mi inexperiencia?
- No es un problema, princesa, al revés, perdóname, no debí preguntarte, pero necesitaba saberlo, tan solo me ha sorprendido- siseó, pasándose una mano por el pelo- no te rechacé esa noche cuando eras una adolescente y no lo haré esta noche tampoco. Por todos los infiernos, te deseo y tú me deseas a mí, mírame, Eli.
Levantó su rostro sonrojado con el dedo índice
-Esta noche serás mía y ambos sustituiremos los amargos recuerdos por unos mucho más placenteros, saber que no ha habido nadie más, que yo he sido tu único amante me excita a niveles insospechados- fue lo último que dijo antes de bajar la cabeza y volver a tomar entre sus labios el pezón de la princesa.
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Un amor implacable - trilogía el poder del amor 1
RomanceLa vida de la princesa Elianora Santini siempre ha estado marcada por el peso de su deber real. Como miembro de la realeza, sabe que su vida no le pertenece y que debe actuar según las necesidades de su país, incluso si eso significa sacrificar sus...