Capítulo 19 - Años despues

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Invierno del 2003

Era una tarde de viernes, en cuestión de minutos el sol se escondería tras el horizonte para dar paso a una noche helada más del mes de diciembre, en cuestión de dos días seria noche buena. Él se encontraba mirando por la ventana de su despacho, podía quedarse por largos tiempos en esa posición mientras recreaba en su cabeza la última vez que la había visto, aquella vez que segado en su dolor no había querido recibirla, la última imagen que había tenido de ella era corriendo por el sendero que llevaba hasta la entrada de la mansión Malfoy. Con esa partida de ella se habían ido sus sueños, sus anhelos, sus esperanzas. Ahora poco y nada sabía de ella, era de conocimiento público que era miembro del Wizengamot mundial, el más alto tribunal mágico de toda la comunidad mágica. Ella ostentaba la plaza de Canadá y por lo que tenía entendido Harry Potter trabajaba en el ministerio de este mismo país, por lo cual deducía que estaban como pareja, por rumores sabía que al parecer tenía una pequeña niña, jamás la había visto en una revista o periódico, o a ella con Harry como pareja, de hecho en todos estos años solo la había visto en dos titulares, si bien su nombre constantemente era mencionado su foto jamás aparecía.

Él había intentado evitar por todos los medios pensar en ella, pero para ser honesto era algo que le costaba mucho trabajo, si bien ya no hablaba de ella con nadie o no seguía platicas donde ella era el tema de conversación eso no quitaba el hecho de que constantemente su recuerdo se colara en su mente, no podía negarlo, era como negar su propia existencia, la amaba como el ultimo día que la había tenido en sus brazos, como la última vez que con sus propios ojos había comprobado que ahora estaba con Potter.

En sus años de estudiante de Hogwarts cuando ostentaba el título de mejor amante y peor mujeriego jamás creyó que algún día se enamoraría, siempre se dijo que ese ridículo sentimiento no era para él, pero quien lo hubiera dicho, el, el hombre más codiciado de Londres y porque no tal vez de todo Europa tenia destrozado el corazón nada más y nada menos que por la chica a la que le había hecho miserable la vida por muchos años, esa pequeña rata de biblioteca sabelotodo era la dueña de su corazón. Durante todo este tiempo había llegado a la conclusión de que Hermione se había vengado por todo el daño que él le había causado durante sus años en el colegio, jamás la habría creído capaz de algo semejante, pero ante los hechos no había más que decir.

Mas sin embargo Draco no podía quejarse, se había especializado en leyes mágicas y tan solo después de dos años de trabajar en el ministerio al retirarse Marlene Jans la jefa de su departamento, esta lo había recomendado como la persona más apta para asumir el cargo. El Ministro al ser testigo del buen desempeño del joven sin dudarlo le dio el puesto de jefe del departamento de Leyes mágicas de Londres y miembro del Roseden, Tribunal que se encargaba de todo Europa, el tribunal estaba formado por 6 miembros, cada uno proveniente de los seis ministerios de magia que existían en todo ese continente, estos se encargaban de los delitos que eran efectuados por una o un grupo de personas en varios países del continente, así como de hacer nuevas leyes y presentarlas ante el Wizengamot para ser evaluadas y de ser aptas se aprobaban. Desde el año y medio que llevaba ejerciendo su nuevo cargo apenas estaban formulando una nueva ley que mejoraría las condiciones de varios magos y brujas provenientes de padres muggles.

-Buenas noches amor - la voz cálida de una mujer lo saco de sus pensamientos

Draco se giró y encaro a la dueña de tan hermosa voz, se acercó a paso lento hacia la mujer, no pudo evitar sonreírle al verla, ella era hermosa, era de figura esbelta, con curvas muy bien marcadas, piernas largas y delgada, sus caderas eran anchas mientras que su cintura era diminuta, tenía un par de senos no muy grandes, pero a través del escote de su vestido se podía apreciar que eran suaves y firmes, su rostro era perfecto, labios delgados y finos, nariz respingada, pómulos algo sobresalientes, pero sin duda alguna lo que la hacía más atractiva era ese par de ojos de color azul zafiro acompañados de pestañas largas y risadas. Su cabello era largo hasta la cintura, lacio y de color rubio brillante, ese día lo llevaba sujeto en una coleta alta, lucía un vestido casual en color rojo de tirantes gruesos que le llegaba justo a las rodillas, acompañado de zapatillas bajas en color negro.

"La regla es, no enamorarse Malfoy" #DramioneawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora