Pero no fue una mosca la que le recordó a Cheol que no era su casa y que no debía dormir más de la cuenta...
«¿Hmm?», mientras empezó a estirar su cuerpo, masticar saliva, apretar la mandíbula y abrir los ojos. «¿Ah?», fue su reacción al ver un gato sobre la cama, a su lado, reposando o molesto, cualquiera de las dos, porque su cara era difícil de interpretar. Como eran impredecibles, el gato se para y presiona la naríz de SeungCheol con sus patas delanteras, además de maullar y acercarse curiosamente al rostro del chico que, para su mala suerte, no se llevaba muy bien con los gatos.
—Samara, quítate un poco de ahí.
—¿Junhui? —se afirma con sus extremidades superiores, pero no demora mucho en volver a recostarse.
—¡Samara!
El gato, Samara, deja de interponerse entre ambos chicos, saltando de la cama y saliendo de la habitación. Cuando Cheol parpadea para mejorar su visión, ve la realidad de la situación.
—¿Me estás tomando fotos? —se sienta.
—No puedes culparme. —se ríe—. Encontré unos filtros y los estoy probando contigo.
—¿Por qué no usas tu cara? Estás despierto.
—No es mi culpa que te veas tan adorable al dormir... Te ves muy lindo —dijo eso último un poco apenado.
—¡¿Hmmm?! —se rasca la cabeza y ordena apresuradamente su cabello—. ¿Qué hora es? No se ve tan oscuro.
—Aún son las siete. ¿Quieres merendar algo?
—¿Ya hiciste la tarea?
—Sí. —le muestra el cuaderno con la actividad resuelta.
—¿Tú has escrito todo solo? Debiste despertarme.
—Es fácil responder este tipo de preguntas: agarrar el lápiz, pensar en un buen inicio y escribir. Y, lo más importante, no parar. ¿Crees que los maestros leen palabra por palabras? Solo le dan un ojo para ver la estructura general y ya.
SeungCheol no había pensado en esa posibilidad, y, viendo la impecable caligrafía de Junhui, se sintió bien y mal por partes iguales: bien por tener ese puntaje máximo asegurado, y mal por no haber aportado en nada. Era hacer trampa, pero no todo se puede ganar justamente. Bien que lo había aprendido de SoonYoung cuando aprobó un examen de álgebra al azar.
—Junhui…, muchas gracias, en serio. No pensé que fueras a hacer todo. Realmente debo comprenderte de alguna manera.
—Si quieres, podemos merendar algo... ¡En. serio! Mi estómago necesita comer y no he ido porque, ehm, bueno... tú. —se levanta de su asiento.
—Creo que no es un trato justo, pero acepto. —se para y le sigue.
—Tu cabello sigue desordenado. —se voltea súbitamente.
—¡Oh!
—Déjame ayudarte.
Sin permiso alguno, sus manos ya estaban invadiendo la cabellera de Cheol, pero no como una invasión de guerra, sino como una avalancha de fragancia gélida en un desierto con temperatura nivel infierno. Aunque los dedos de Junhui hacen un excelente trabajo, estaba muy cerca. Cheol solo podía pensar en que estaba a nada de hacer "eso", y lo último que pensó de él lo hacía más difícil. Junhui no se percata al principio, pero no demoró mucho en bajar su mirada y ver la nerviosa de Cheol, como si todo estuviese bajo control.
—Te puede dar fiebre si sigues así. —le toca sus cachetes y sonríe—. Debes cuidarte de la temperatura —susurró—. ¿Vamos a merendar algo? —le da su espacio personal y voltea.
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Miaw! Mío • JunCheol
FanfictionLa adolescencia, puerta y portal a la vida adulta de cualquier chico coreano en pleno 2015 parece ser la misma para todos, donde escuchar a los grupos de moda y salir para estudiar o disfrutar del centro comercial es el panorama central. Pero no sie...