treinta y nueve:

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La última vez en la que SeungKwan y SeungCheol durmieron juntos fue hace un buen tiempo, cuando Cheol se había quedado un rato de más en la casa de SeungKwan, viendo películas, pero fue la llamada de su padre quien lo hizo ver la hora y darse cuenta que era media noche.

Lo peor es que solo estaban ellos dos en casa... No, eso no era lo peor: lo peor es saber que SeungKwan siempre le daba la espalda a la hora de la siesta, desde que son niños en el jardín de niños... pero ya no son niños. De hecho, ambos ya tenían la mayoría de edad y ya no sería ilegal pensar en algo más.

Como en aquella noche, SeungKwan usaba un conjunto simple y corto como pijama, bastante delgado y de colores pastel, pero no bastaba para cubrir su gran trasero. Lo peor (bueno, uno de los tantos peores) fue saber que tenían un departamento para ellos por una noche, que SeungKwan estaba soltero y que Cheol se había hartado de fingir estar enamorado de Hara. Lo peor era saber que el gran culo de SeungKwan estaba al frente y que la erección no podía ser controlada. Lo peor fue manosearse. Lo peor fue acercarse y sentir ese roce, mismo que tuvo que detener cuando su mano casi agarra una de sus nalgas... «¿Qué mierda estoy haciendo?».

Se agarraba el bulto para tratar de bajar la erección, pero es imposible; solo empeora y lo obliga a encerrarse en el baño. Pero, como cualquier persona que lo ha hecho en el baño, sabrá que el eco es invencible ante cualquier prueba de silencio...

Desde que ocurrió "aquello", el caso J, no más China y Corea (y el dibujo de un corazón), y el cariño tan incorruptible de SeungKwan y SeungCheol, como amigos, claro, han pasado tanto tiempo juntos, que los sentimientos por SeungKwan habían regresado como las piezas de un rompecabezas. Una más y  el valor suficiente para confesarle todo y proponerle noches apasionantes, aún si le había dicho en repetidas ocasiones que no era gay.

Cuando podía, lo abrazaba o lo invitaba a pasar la tarde juntos, y SeungKwan maravillosamente aceptaba. Pero no siempre era para estar cerca de él, también para escucharlo sobre su fúnebre situación amorosa: soltero y aún enamorado de Goo Gyuri, incluso después de que ella y Cha Sanha empezaran a salir hace ya bastante.

Cheol no tenía experiencia por obvias razones , pero pareciera que los abrazos y las palabras de ánimo tan vergonzosas y desde lo más hondo de su honestidad ayudan bastante. Una vez le dijo "te amo" sin querer queriendo, pero a SeungKwan no le importó. Es más, hasta se recostó en su hombro y se rió. "Yo igual, Cheol, y gracias por siempre escucharme", fue su amable respuesta.

La peor cruzada (en el buen sentido), fue una noche, saliendo de un bar con todo el grupo de amigos, aprovechando las vacaciones de invierno. SeungKwan se había emborrachado tanto que Cheol lo tuvo que cargar. Como todo cargador, tiene que soportar el peso, pero nadie quiere soportar casi setenta kilos de ebriedad danzante y fosforescente. ¿Qué era lo peor que podía hacer además de jugar con su cabello y sus orejas? Y no, no era pedirle que fuera como un caballo o avión, sino besarlo múltiples veces en ambas mejillas y decirle lo mucho que lo quiere, como a nadie más en el mundo.

Claro está que solo eran palabras sacadas de una enciclopedia chorreando unicornios aplastados por sobredosis de alcohol, pero Cheol las tomaba como hechos, hasta se acostó con un revoltijo de chatarra y exceso de amor.

Solo eran algunos momentos, y sin contar los factores determinantes: SeungKwan estaba más guapo, más cariñoso, más celoso y más nalgón. Cheol pensaba en todo eso y su deseo de hacerle el amor incrementan infinitamente por ciento más que antes. Claro, él ya sabía lo que era hacer el amor con alguien, pero siempre era recíproco y con la confianza fija en ambos. Ahí, en esa cama y en cualquier ocasión mínima para llevarlo a una, no podía acariciarlo ni tocarlo ni entregarle besos ni en el cuello ni mejillas y gemir ni susurrar ni jadear ni moverse ni...

Miaw! Mío • JunCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora