treinta y tres:

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Cruzar el salón de clases por último semestre le valía a todos los estudiantes una última oportunidad para recuperar sus calificaciones a un buen nivel, o simplemente relajarse. Claro está que lo segundo le es imposible a medio mundo, en especial cuando los números no son lo tuyo.

—SeungKwan, es como una razón.

—Sabes que no sé dividir.

—Solo debes reemplazar las incógnitas por la información dada.

—Esto no me servirá de nada.

—Claro que sí.

—¿De qué le sirve esto a un futuro actor?

—Bueno, puedes hacerles cuestionarios de matemáticas en las horas de descanso a los demás actores.

—¿Qué?

—Nada.

SeungKwan seguía un poco molesto con Cheol, pero eso no implica dejar de hablar, por ahora.

—Lo dejaremos así. —se levanta de su asiento y saca una carpeta con muchas hojas.

—¿Qué es eso?

—El libreto de mi obra.

—¿Harán tu obra?

—Sí, la han aceptado —sin emoción alguna.

—¡No puede ser! —igual se levanta y lo abraza de un golpe, aunque sintió que algo no andaba bien—. Estoy muy feliz por ti. ¿Por qué no me lo habías dicho? Sabes que es muy importante para mí que la hayan aceptado. De seguro tu obra es genial.

—Lo es. SeungKwan es un gran escritor.

—¿MinGyu? —Cheol voltea—. ¿Tú lo sabías?

—SeungKwan nos lo dijo a todos... ¿Tú no lo sabías?

—No, recién me entero, y no porque él me lo haya dicho.

—MinGyu, ¿quieres ayudarme con algunas partes? Me pidieron mejorar algunos diálogos.

—Está bien.

—¿Puedo ir? —un curioso Cheol les sigue mientras sus dos amigos se dirigen a la salida.

—No.

—Eso no lo respondes tú, MinGyu.

—No, no quiero que me ayudes —responde despectivamente.

—Oh... está bien.

Sabía que de algo MinGyu se había enterado y de algo SeungKwan se había escudado para tratarlo así.

...

—Desde esta clase, hasta la primera clase del próximo mes, tendrán tiempo para escribir un ensayo sobre el tema de su interés, con el respaldo correspondiente y las citas, y debe tener un mínimo de diez hojas, sin imágenes o dibujos; solo gráficos, si es necesario. El tamaño del texto no debe superar el doce y las fuentes serán las mismas de siempre. ¿Ha quedado todo claro?

El maestro Jeon había dado las últimas indicaciones al comienzo de la clase, todo para evaluar las habilidades adquiridas durante el año en trabajos más elaborados.

—Profesor, alguien está tocando la puerta —avisó Cha Sanha, levantando la mano.

—¿A esta hora? —se dirige a la puerta—. Se supone que todos deberían llegar temprano. —la abre, mostrando desconcierto—. ¿Por qué usted tiene la fachada de llegar a esta hora?

—Perdón, es que la rueda trasera del bus se pinchó y tuvo que dejarnos a todos fuera. Demoré mucho para llegar a otra parada.

—Me parece una buena razón, pero no puede volver a llegar tarde. ¿Ha considerado correr hasta acá?

Miaw! Mío • JunCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora