veintiséis:

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—¿Por qué saliste hoy?

—Me aburrí y decidí ir al cine.

—Hm, provecho.

—Me hubiera gustado ir contigo. —como MinGyu y Gyuri iban delante de ellos, y no había ninguna persona afuera o mirando por las ventanas, acorta su distancia con Cheol y besa su cuello en un fugaz segundo, casi paralizando a su novio que, definitivamente, no pensó que haría algo así en la calle—. Me gusta tu autocontrol —le susurró, mientras lo abrazó por detrás y acarició su pecho, erizando a Cheol—. No hay nada más atractivo en un chico que su manejo en sus deseos. Hasta creo que eres un cristiano.

—No sé de lo que hablas.

—¿No quieres que te muestre? Tal vez recuerdes... ¿Oh?

Podría parecer malhumorado, pero solo era parte de la frustración y vergüenza. Para saciar su propia petición de poder estar con Junhui, lo tomó de su mano a escondidas, a la vista de nadie, solo de ellos. Junhui baja su mirada y se alegra cuando ve su mano siendo protegida por la de Cheol.

—Siempre harás algo así para demostrar lo mucho que me quieres.

—Solo mantente en silencio. —la aprieta aún más.

—Duele.

—El amor es fuerte.

Pero, aunque ese día fue el día en que Cheol tuvo que contener más que nunca la necesidad de ir a su habitación y encerrarse para solo pensar en lo que Junhui hacía durante toda la hora de estudio; como comía cada galleta, como limpiaba con su lengua el poco de jugo que se sostenían de sus labios, y, lo peor, como lo acariciaba por debajo de la mesa con sus pies; también fue el día perfecto para pensar en algún plan. Se dio cuenta de lo mucho que le urgía tomarse la tarea del noviazgo en serio, ah, y de lo mucho que lo hacía perder la razón de un martillazo de amor.

Tuvo su idea hecha. ¿Qué mejor que usar a tus mejores amigos como gancho para salir y no atraer sospechas?

—Cheol, ¿cómo pudiste soportarlo desde jardín de niños? ¿Tanto lo quieres para seguir siendo su amigo?

—Sí... SeungKwan es el mejor amigo que tengo.

—¿Saben? Yo pensé que ustedes dos se gustaban cuando los conocí.

Los dos casi se atragantan con su malteada, se ven, se ruborizan y retoman con Gyuri, quien se reía sin sacar carcajada alguna.

Gyuri aprovechó de comprar unos utensilios para el taller de arte y SeungKwan fue mandado a comprar ingredientes para la tienda de dulces familiar. Prácticamente todos tenían una razón para salir.

—¿Podemos pasar a esa tienda?

—¿Ahora? Gyuri, estamos en el mejor momento para tomar un transporte.

—Serán menos de cinco minutos. Créeme, Cheol, te conviene.

—¿Me conviene? ¡Woah!

Hoy, en cosas que siempre le deben pasar a Choi SeungCheol, Gyuri (y cualquier persona, en realidad), seguido por SeungKwan, le agarra su muñeca y lo jala para entrar a una tienda de segunda mano.

—Quédate acá y no te muevas.

—¿Por qué estoy frente a un espejo?

—Hazme caso, me lo vas a agradecer.

—No me digas que... —voltea y se percata de la gran variedad de ropa que estaba al alcance de todos.

—Ya volvemos. —agarra la mano de SeungKwan y van se escabullen entre las pilas de ropa.

Miaw! Mío • JunCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora