SeungKwan se emocionaba a escondidas cuando sus ojos conectaban con los de Gyuri o tenían un mínimo tiempo a solas, y se convenció de que algo estaba floreciendo en un jardín ajeno; como maleza para el dueño, pero fructuoso para el amable invasor. Eso no solo puso un poco de valentía, sino miedo, tanto que durmió con eso.
Pero el que no podía dormir sin mayor razón era Cheol, y no supo si era su apetito aún viviente o la incomodidad de dormir en el piso. Podría armar la cama que estaba pegada a la pared, pero no era momento de despertar a todos. Como buen pensador nocturno que era y aún parecía ser, decidió irse a la sala y aprovechar lo poco de carbón que debería estar encendido a la medianoche. Pero no contó con que las orejas de gato de Junhui fueran lo primero que reconocería entre tanta oscuridad. Se recordaba las veces que se aseguraron que eran lo único que podían distinguir en un fondo negro.
—¿Hm? —preguntó el chico que estaba sentado al frente de la chimenea, pero ocultando rápidamente sus orejas—. Oh.
—Hm —musitó, quedándose quieto.
Ese incómodo cruce de palabras solo los dejó más intrincados. Probablemente Junhui quería estar solo en la noche, como era costumbre de muchos, y Cheol apareció como un oponente. Si se iba al cuarto, no lograría encontrarse al sueño, y si se quedaba, no sería espontáneo hacerlo en un lugar lejos de la chimenea.
Si algo hay en Junhui que Cheol admiraba, era su bajo nivel de resentimiento. Pudo haberlo ofendido desde que descubrió su condición, pero de nada parecía acordarse cuando se trataba de comunicarse de alguna manera. Por eso, este se hace a un lado, dejando la mitad del alcance del calor vacío, como una clara invitación a la paz en una fría noche. Cheol lo tomó con gratitud y lentamente se ubicó a su lado, en la misma posición: abrazando sus piernas y apoyando su mentón sobre sus rodillas.
—¿No puedes dormir? —preguntó en voz baja quién dejó todo resentimiento tirado.
—Sí —respondió con un resuello—. ¿Tú?
—Eso creo.
—Ya veo... ¿Por qué no has echado más leña?
—No tengo tanto frío.
—Oh, está bien.
—¿Tú tienes frío?
—No mucho, pero estoy abrigado con este pijama... ¿Adónde vas? —lo siguió con la mirada.
Junhui se fue al otro extremo de la sala, pero regresó con un trozo de leña previamente picada en sus manos, echándolo en las brasas aún vivas que podían consumir lentamente la madera. Terminando de repartirlas, se sienta en su lugar nuevamente, aunque una tenue sonrisa le cubre el rostro.
—No debiste hacerlo. —también sonríe, pero sin mirarlo.
—Pero ya lo hice.
—No estoy congelado.
—Pero tienes frío.
—No es alarmante.
—Pero lo tienes.
—¿Por qué tratas de contradecirme?
—Porque tú no te dejas ayudar... ni dejas a un lado el resentimiento.
—¿Por qué lo haces? ¿De qué sirve mencionarlo? No tengo resentimiento.
—Pero siento que lo tienes... y no quiero vivir así con las personas.
Pausaron y prestaron atención a las brasas que empezaron a abrazar el trozo de leña. Un delgado calor les cubre el cuerpo, asegurado por todas las grandes piedras alrededor del fuego.
ESTÁS LEYENDO
Miaw! Mío • JunCheol
FanfictionLa adolescencia, puerta y portal a la vida adulta de cualquier chico coreano en pleno 2015 parece ser la misma para todos, donde escuchar a los grupos de moda y salir para estudiar o disfrutar del centro comercial es el panorama central. Pero no sie...