°The Chapter 10°

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Abigail tenía un buen motivo para estar alerta aquella tarde. Cada vez que asistía a un encuentro social con Julián, se sentía inquieta e intranquila, y ya no disfrutaba participar en eventos como antes. Frecuentemente desistía a algunas invitaciones de Julián, pero esta vez no podía escapar de lo que ocurriría ese día.

El clásico enfrentamiento River-Boca comenzaba en unos instantes, teniendo como cancha de juego el Monumental y aunque no fuese un partido de gran importancia para la temporada, se sentía como si así lo fuese.

Abigail intentaba distraerse mientras esperaba que el partido comenzase, puesto que era consciente de la presencia de Cristian en el estadio y no quería pensar mucho al respecto.

La buena noticia era que no había sabido nada de él en un buen tiempo. Parecía que el jugador pensaba dejar a Abby en paz, e incluso ni siquiera había reaccionado públicamente a la declaración mediática que Abby realizo saliendo del café. Ella estaba sorprendida por aquel hecho, pero no quería darle muchas vueltas al asunto. Si las cosas estaban calmas era lo mejor y ella pensaba dejarlo así.

El que no pensaba que las cosas estuviesen del todo bien era Julián. El hecho de que el jugador de Boca ni siquiera haya hecho una mención al respecto le generaba poca tranquilidad, se imaginaba la infinidad de cosas que habrá sentido al escuchar a Abigail decir aquello y no le convencía el hecho de que haya decidido quedarse callado.

Por lo tanto, Julián parecía no querer perder a Abigail de vista. La mantenía a su lado en todo momento, incluso cuando debía encargarse de asuntos importantes no se apartaba de ella, lo cual le generaba a Abigail una extraña tranquilidad.

En ese momento se encontraban sentados en uno de los pasillos internos del estadio, estaban esperando a que llamasen a Julián junto al resto de jugadores para que entrasen al vestuario, mientras decidían matar el tiempo jugando a un tonto juego.

- ¡La caja del matafuego! -

- ¿Qué? ¡Eso no es naranja! - Exclamo Abigail mirándolo confundida - ¿No sabes distinguir los colores?

- ¡No tonta! Pero ya te nombré todas las cosas naranjas del pasillo y no es ninguna - Se quejo Julián cruzándose de brazos claramente molesto, parecía un nene frustrado por no poder ganar- Me estás cagando así que me toca a mí, Veo...veo....

- ¡Dale Juli! Sos un tramposo de mierda - Abigail le pegó una palmada en el hombro y decidió no jugar más con el cordobés- Eran los cordones de Enzo, pedazo de ciego

Julián la miro molesto antes de voltear a ver a los botines de su amigo, dándose cuenta de que efectivamente eran naranjas. Llevaban alrededor de 5 minutos jugando a adivinar las cosas del pasillo según su color, sin saber que el juego hecho para niños iba a sacar el peor lado de ambos.

- Eso no cuenta – Le respondió Julián con simpleza, como si fuese lo más obvio del mundo.

- ¿Según quién? – Abigail lo miro incrédula mientras se cruzaba de brazos.

-Según yo – Julián se encogió de hombros restándole importancia – Es mi turno igual, veo...

- ¡No! Yo ya no juego más con vos – Abigail lo miro molesta mientras se volvía a acomodar en su lugar. Sabía que ambos estaban actuando de manera infantil pero mucho no le importaba, ella no iba a dejar pasar por alto lo tramposo que era Julián con tal de ganar.

-Dale Abby...-

-No – Se negó haciendo una mueca con el rostro - No sabes perder

Julián observo lo molesta que se veía Abigail y decidió quitarle el enojo que le había provocado, por lo que acercó sus manos al cuerpo de la chica y comenzó a hacer cosquillas para intentar borrar su ceño fruncido. Su plan funciono ya que en segundos Abigail se estaba riendo mientras intentaba detenerlo dándole pequeños golpes a sus manos.

The Game - Julián AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora