°The Extra Two°

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La hinchada argentina se escuchaba por todos los rincones del estadio y la emoción de un país entero se podía sentir en el ambiente. Miles de hinchas de la selección se encontraban en la tribuna del estadio Lusail, donde la mayoría del público portaba la camiseta blanca y celeste del conjunto argentino. Se oían los cantos a todo pulmón desde cada parte de las gradas y la ansiedad colectiva era un hecho, todos estaban aguardando con emoción el comienzo de aquel esperado partido.

En el territorio argentino las calles estaban completamente desiertas, ya que cada habitante del país se encontraba frente al televisor aguardando por ver la final del mundial 2022. El mundo entero parecía estar detenido, a la espera de que el mejor equipo del mundo se luciera en las canchas. Familias enteras, grupos de amigos, compañeros de trabajo e incluso desconocidos, se habían juntado para presenciar tal acontecimiento. El sentimiento de que Argentina saldría campeón era completamente una certeza y parecía estar escrito por destino, la gente del pueblo necesitaba la tercera estrella en el conjunto.

Abigail se encontraba en la tribuna del estadio Lusail, acompañada de toda la familia Alvarez y de los familiares de los demás jugadores. Se sentía completamente ansiosa y emocionada por aquel partido, pero por sobre todo se sentía orgullosa del nueve de la selección. Aquel mundial había sido mágico para Julián Alvarez, ya que su desempeño en cada partido había sido increíble. Todos los goles que el cordobés efectuó fueron gritados por el país entero y Abigail lloraba de la emoción al ver el rostro de completa felicidad que poseía Julián en cada juego.

Pero no todo era alegría y simpleza, ya que Abigail sabia de sobra el estrés y la presión que sentía cada uno de los jugadores ante cada partido que se disputaba por aquel título de campeones del mundo. Julián le había comentado reiteradas veces que, a pesar de la emoción constante que sentían, el estado anímico de todos era volátil debido a lo que debían enfrentar en la cancha y la opinión de un país entero sobre ellos.

Ver a Julián durante aquel periodo de tiempo había sido extremadamente difícil, porque solo podían compartir breves momentos del día. Todos los jugadores se la pasaban confinados entre ellos y entrenando la mayor parte del día, así que contaban con pocos momentos libres y un par de reuniones organizadas para que pudiesen ver a sus familiares. Esto había sido un golpe bajo para la pareja y para Julián, que se había acostumbrado a contar con el apoyo y las palabras de ánimo de su novia ante cada partido. Aun así, el cordobés sabía de sobra que Abigail lo apoyaba a pesar de no poder verlo como quisiese, y aquello era incentivo suficiente como para conseguir la valentía que el jugador necesitaba frente a cada partido.

En aquellos pocos momentos donde los jugadores podían verse con personas del exterior, Julián pedía explícitamente un momento con su familia y siempre luchaba para que le diesen tiempo extra con su futura esposa. Julián empleaba aquellos momentos de libertad para estar con Abigail e intentar reponerse de energías con todo el sostén y calma que la muchacha le transmitía. Aquello era tan sagrado para el cordobés, que no dudaba en echar a Enzo cuando invadía la privacidad de ambos y se ponía cargoso con sus típicas bromas. Siempre que se veían, Abigail hacia lo que mejor sabía hacer, que era apoyar a Julián e intentar borrar cualquier inquietud o los nervios que el jugador pudiese experimentar. Lo cual ayudo a Julián a encontrarse sereno y a olvidarse momentáneamente de la presión entera de la expectativa de un país.

Abigail había podido conocer en aquellas pequeñas reuniones a un montón de gente maravillosa. Enzo y Cache la saludaban con emoción siempre que la veían cruzar las puertas, como si ella fuese parte de su propia familia. La muchacha se hizo muy amiga de Cuti Romero y Licha, quienes se comportaron por demás amables con ella a pesar de la faceta dura que aparentaban en los partidos. Conoció a jugadores maravillosos como Dybala, De Paul y Paredes, que le sacaban charla siempre que se cruzaban. Todos los jugadores del plantel adoraban a Julián y por lo tanto, adoraban también a Abigail debido a la felicidad latente que se le notaba al cordobés cada vez que su novia llegaba.

The Game - Julián AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora