°The Chapter 26°

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Abigail se despertó fastidiada con un agudo dolor de cabeza, provocado por un molesto ruido que no dejaba de resonar en la habitación. La muchacha soltó un quejido debido a la sensación de miles de agujas clavándose en su sien y atinó a cubrir sus oídos con la almohada, intentando dejar de escuchar por completo. El desagradable sonido parecía intensificarse y no detenerse, por lo que le taladro la cabeza durante un buen rato mientras Abby trataba de volver a dormirse.

No tuvo otra opción más que despertarse de mala gana, sin poder volver a conciliar el sueño. Abigail abrió los ojos con dificultad y miró a su alrededor con detenimiento, sintiéndose aliviada al notar que se encontraba en la comodidad de su habitación y no en algún otro lugar desconocido. Estaba muy segura de estar experimentando una terrible resaca y aquello era debido a la cantidad exagerada de alcohol que había ingerido la noche anterior en la Gala.

El ruido tortuoso se detuvo abruptamente, lo cual permitió a Abby a despejarse con tranquilidad. La muchacha no estaba muy acostumbrada a beber, por lo que no era usual que tuviese que lidiar con los efectos del día después. Intentó poner su cabeza en orden y solamente pudo recordar pequeñas partes fugaces de la noche, todas anteriores a cuando empezó a consumir alcohol. La cabeza le daba vueltas y realmente no se sentía bien en lo absoluto, pero trato de hacer memoria para intentar rellenar los huecos vacíos que no recordaba.

En su mente, tenía pequeños recuerdos fugases de ella misma y de Exequiel Zeballos cruzando la alfombra. Estaba segura de haber conversado y compartido con el jugador de Boca toda la primera parte de la Gala, pero eso era todo lo que su mente le permitía ver. Lamentaba haber tomado tanto, porque ni siquiera sabía cómo había hecho para regresar a su hogar en una sola pieza. Asumía que su amigo Zeballos la había traído y que por lo tanto, él fue quien la ayudó a llegar a su habitación, porque no creía haber podido subir las escaleras por su propia cuenta.

Abigail volteó hacia su mesita de luz para buscar su teléfono y se encontró con algo que no recordaba haber dejado en aquel lugar el día anterior. Un vaso lleno de agua junto a una aspirina estaban colocados en el centro del mueble, con una pequeña notita escrita a mano puesta encima, la cual Abigail no tardo en tomar con sus manos para ver de qué se trataba.

" Buen día hermosa,
espero que te hayas levantado bien.
Te dejo una pastilla para el dolor de cabeza
y acordate de tomar mucha agua.
Si te sentís mejor te espero
hoy a la tarde en el partido,
si estás muy mal no te hagas problema
y quédate descansando. "

La muchacha observó con el ceño fruncido aquel pedazo de papel, sin comprender porque Zeballos la llamaba hermosa y de qué partido estaba hablando. Sabía que el control que tenía sobre ella misma era casi nulo si tomaba de más, por lo que realmente esperaba no haber dicho o hecho algo con Exequiel de lo que se pudiese llegar a arrepentir. Se llevó la pastilla a la boca y la tomo sin dudar, queriendo que el dolor de cabeza abandonase su cuerpo. Se encontraba muy confundida y realmente necesitaba que su mente estuviese clara para poder acabar con aquella tortuosa incertidumbre.

Aquel molesto sonido que la había despertado volvió a escucharse y nuevamente causo un terrible malestar en la muchacha. Abby reconoció su tono de llamada y tomo el celular de un manotazo, decidida a colgar sin siquiera cuestionarse de quien se trataba. Pensó durante unos segundos que, si ya la habían llamado varias veces, muy probablemente se tratase de algo importante. La muchacha descolgó el teléfono con rapidez y sin mirar, para que el sonido tortuoso se detuviese cuanto antes.

-... ¿Hola?

- ¡Al fin! Dios Abigail, ya me estabas preocupando

- ¿Maia?

The Game - Julián AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora