°The Chapter 18°

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Abigail tenía en su memoria los momentos preciosos que pudo compartir con los Álvarez en sus pequeñas vacaciones. Todo estaba resultando mejor de lo que la muchacha había esperado, ya que se había adaptado rápido a ellos y todos la trataban como miembro oficial de la familia. Sus días junto a los familiares de Julián habían consistido en recorrer cada parte de aquel pequeño pueblo, creando hermosas experiencias y llevándose consigo una excelente impresión de todo lo relacionado con la provincia del jugador. Abby y Julián habían logrado convivir de una manera más cercana, lo cual los unió mucho más al darse cuenta de que realmente congeniaban demasiado bien.

Estando en Calchín, Abigail pudo conocer una parte de Julián que el jugador nunca antes había demostrado. Julián se comportaba como si aquel fuese su lugar en el mundo, se veía completamente relajado y feliz en el pequeño pueblo, sin ninguna preocupación rondando en su cabeza y como si nada pudiese afectar su estado de ánimo. Abigail disfrutaba de verlo así, ese lado de Julián tan alegre y relajado era completamente contagioso, por lo que ella se permitía disfrutar junto a él intentando mantener las preocupaciones fuera de su mente.

Gracias a la familia Álvarez y a Calchín, Abigail pudo aislarse completamente de todo lo que la venía atormentando desde hace un buen tiempo. En Córdoba los medios no la molestaban, Cristian se encontraba lo suficientemente lejos como para molestarla, nadie la miraba de mala manera por las calles, no había partidos a los que asistir, estaban ajenos a cualquier controversia, no vivenciaban ningún tipo de pelea o discusión y ambos parecían completamente aislados del ojo público. Julián y Abby eran dos jóvenes normales en un pequeño pueblo, pasando el rato juntos y divirtiéndose en compañía del otro.

Por lo que aquellas vacaciones significaron un respiro de alivio para ambos, debido a que nada lograba pertúrbalos y se estaban encargando de disfrutarlo al máximo hasta el último momento.

Como en aquella tarde del 31 de diciembre, en la cual habían decidido pasar el rato jugando con una pelota de futbol vieja perteneciente al jugador. Ambos estaban matando el tiempo de aquella manera hasta que finalmente llegase la hora de comenzar con el tan esperado festejo de Año Nuevo, que se celebraría en la casa del cordobés.

El enorme patio de la casa de Julián albergaba dos arcos enormes en cada extremo, debido a que el lugar era lo suficientemente extenso como para poder jugar un partido tranquilamente. A Abigail le causaba ternura imaginar a un pequeño Julián practicando en aquel jardín trasero años atrás.

Abby no era especialmente buena para jugar al futbol, pero sabía lo suficiente como para poder practicar con él. Aun así, le costaba de sobremanera seguir el ritmo de un jugador profesional y ni mencionar lo dificultoso que le resultaba atajar algún tiro al arco que Julián pateaba sin considerar la poca practica de Abby en aquel deporte. Por lo que Abigail había insistido en que ambos simplemente practicasen pequeños pases para entretenerse, ya que la muchacha no quería que Julián ganase en un partido 1vs1 en el que claramente iba a tener obvia y clara ventaja sobre ella. De igual manera, Julián se encargaba de buscar la forma de demostrar su superioridad en aquel deporte, así que en reiteradas oportunidades hizo que la pelota pasase rápidamente entre las piernas de Abby, logrando varios caños que la muchacha no tenía chance de poder atajar.

- ¡Dale Julián! – Abigail exclamo con el ceño fruncido antes de pegar un fuerte pelotazo en dirección al cordobés que se reía de ella – Deja de hacer eso

-No es mi culpa – Julián le dijo entre risas, siempre le había divertido molestar a la muchacha y aquello no había cambiado en lo absoluto.

-Juguemos a preparar alguna comida decente, a ver si te reis tanto – Abigail murmuro logrando parar el pase rápido que le hizo Julián.

The Game - Julián AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora