°The Interlude°

13K 1K 933
                                    



Julián no volvió a hablarle a Abigail durante 15 días.

Acostumbrarse a la repentina ausencia de la persona que tanto había querido, fue un proceso extremadamente difícil para Abigail. Sentía que todo era más difícil sin Julián a su lado, la soledad que experimentaba la destrozaba poco a poco y dudaba tener el coraje para poder enfrentar el mundo nuevamente sola.

Abigail se consideraba a sí misma una persona fuerte, había experimentado un montón de situaciones caóticas en ese último periodo de tiempo y aún tenía la valentía para seguir de pie, con la cabeza en alto a pesar de lo que todo el mundo decía sobre ella. Tenía muy en claro que jamás debía depender de nadie, ya que tarde o temprano las personas desaparecerían de su vida y tal vez, aquella era una nueva oportunidad para demostrar que podía enfrentar todo lo que se avecinaba por su propia cuenta.

A pesar de intentar contraponerse a la situación con aquella mentalidad, no podía evitar extrañar de sobremanera a Julián. El muchacho se había convertido en su compañero, por lo que no pensar constantemente en él le resultaba inevitable. Cada día lo recordaba, su mente no podía dejar de reproducir momentos a su lado y aquello la terminaba hundiendo nuevamente.

Si le ocurría algo bueno, tenía la tendencia a pensar automáticamente en contarle a Julián para poder celebrar con él. Si algo malo ocurría, deseaba poder llamarlo para que la consolase y pasasen la tarde juntos olvidándose de todo lo malo. Pero aquello no iba a suceder, sabía muy bien que Julián no iba a contestarle por más que le escribiese mil veces.

No hubo ni un solo momento en aquellos quince días, en el cual Abigail no hubiese deseado estar a su lado.


El primer día tras la discusión en el hospital fue uno de los más dolorosos para la muchacha.

Al principio, la tristeza de Abigail se apodero por completo de ella y aquello le impedía hacer otra cosa más que lamentarse. La muchacha no se había preparado para perder al cordobés tan repentinamente, por lo que el duelo que estaba sobrellevando le afecto más de la cuenta. Ese primer día no pudo ni salir de su propia cama, no tenía las fuerzas como para levantarse y seguir como si nada. Abigail únicamente lloro mientras deseaba que todo aquello fuese una pesadilla, un mal sueño del cual se despertaría para poder volver a los brazos de Julián.

Nunca se había sentido tan pesimista en su vida, su mente parecía estar empecinada en recordarle todo el tiempo la posibilidad de no volver a relacionarse con el cordobés. Abby ni siquiera estaba segura de poder volver a verlo algún día, pero algo en su interior le pedía que no se rindiese ante tal injusticia. Le producía una enorme impotencia haber sido acusada falsamente, quería al menos intentar buscar la manera de probar su inocencia ante el cordobés. Sabía que estaba muy lejos de poder remediar la situación si no encontraba la respuesta a lo ocurrido, necesitaba la verdad para poder solucionar las cosas, pero temía estar muy lejos de descubrir lo ocurrido.

A pesar de las duras palabras del cordobés, ella quería que Julián al menos supiese que no lo había traicionado. Hacerse la idea de que el jugador nunca la había querido pasó a segundo plano, primero debería ocuparse de demostrarle su exculpación. Abigail se prometió a sí misma no buscar nada más que probarle su inocencia, lo que hiciese Julián luego de descubrir que ella no lo había traicionado sería un tema aparte.


El segundo día Abigail decidió atreverse a mandarle un mensaje.

Las posibilidades de que Julián le respondiese eran prácticamente nulas, pero debía intentarlo para poder asegurarse de que el cordobés estuviese bien.

No había ninguna noticia reciente en los medios que informase sobre el estado de salud del cordobés, por lo que Abby ni siquiera sabía cuál había sido el nivel de gravedad en aquel desdichado ataque. La muchacha deseaba que Julián se pudiese reponer, que no hubiera ningún tipo de secuelas debido a lo sucedido y que solo se tratase de un mal momento. Julián era un gran jugador y se merecía seguir en la cancha, disfrutando de su pasión como siempre lo había hecho.

The Game - Julián AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora