CAPÍTULO 13

12 2 0
                                    

—Cuéntame tu historia, Sara Lim— Logan cerró su libro y me miró.

—Bueno, es un poco aburrida— vi en dirección a la ventana.

—Si es aburrida, por qué Adam te llevó a la mansión y no al centro de refugio.

—No lo se— lo mire —Tal vez le simpatice.

El chico me miró por un par de segundos y luego comenzó a reír —Eres graciosa, Sara— dijo eso entre risas —Tal vez le simpatice, dice— su risa no cesó, tal vez lo que le dije le causo gracia, pero a mi no —Al señor Adam no le agradan los chicos, ni ninguna persona. No será que te quiso por tu poder.

Ahora la que rio fui yo —Por favor, mi poder solo es poder mover cosas pequeñas, no creo que mi poder sea algo que Adam quiera. Él dice que me parezco a alguien y por eso me tiene ahí.

El chico dejó de reír y me miró serio, lo cual hizo que yo también dejara de reír —Dime algo, Sara Lim.

—¿Qué cosa?

—¿Puede ser que tú seas su hija?

El nerviosismo me inundó —¿Yo? ¿Su hija?— reí nerviosa —Por dios, eso si que sería una locura. Sabes cuán abrumador es su poder, si yo fuera su hija tendría un poder igual al suyo y solo puedo mover un pequeño lápiz siquiera— lo mire —creo que enloqueciste, Logan— mire mi reloj y vi que mis clases de danza comenzarían dentro de poco, así que me puse de pie —Bueno, debo ir a mis clases.

Cerré el libro y comencé a caminar en dirección a la salida, subí los pequeños escalones y luego me dirigí a poner el libro que había tomado a su lugar.

Mire la hoja y mire en que dirección debía ir para poder llegar al salón. Una vez llegue abrí la puerta despacio y entre discretamente, lo cual hizo que todos los que ahí se encontraban me prestaran atención.

—¿Quién es usted?— preguntó el hombre mayor —¿Qué hace en mi clase?

—Soy Sara Lim— caminé y me acerqué a donde él se encontraba —Acabo de entrar a esta institución y me asignaron estas clases— le mostré mi horario.

—Bien— tomó la hoja y la miró —Toma asiento en donde desees— me devolvió la hoja.

Yo asentí y me giré, después caminé hasta una de las sillas que estaban separadas del resto de la clase.

El profesor continuó su clase y yo presté atención a cada uno de sus movimientos. Algunos de ellos me eran difícil de seguir, se movía demasiado rápido. Mire a mis compañeros, mismos que se encontraban en la misma situación que yo.

—Ahora— dijo después de tomar aire —será su turno de practicar— se sentó en su silla —El baile que acabó de hacer se conoce como "el lago de los cisnes"— nos miró —¿Quien es el valiente que se anima a pasar a demostrar cuán hábil es?

Al hacer su pregunta la mayoría se encogió y quizo desaparecer, pero la persona valiente apareció. Una chica rubia levantó la mano. —Yo quiero intentarlo— se puso de pie y luego caminó por el pasillo, llamando la atención de todos los presentes.

Cuando llegó al escenario, subió los escalones que ahí se encontraban. Cuando estuvo arriba tomó su posición y el profesor reprodujo la canción en la grabadora.

La chica comenzó a danzar al ritmo de la canción, pero su baile era diferente al del profesor, este tenía más pasión y un toque único.

Su baile me hipnotizó, su baile hacia que no dejara de mirarla, su baile me hacía querer hacer lo que ella me pidiera que hiciera.

En un breve tiempo ya estaba perdida en sus movimientos, incapaz de volver a mi. ¿Qué era ese sentimiento que me inundaba?

La música cesó, lo cual también hizo que su baile cesara. Una vez dejó de bailar, volví a mi y noté que los demás compañeros comenzaron su bullicio.

—Guau, ella lo hace muy bien— susurró una de las chicas.

—Patrañas— susurró el chico a su lado —Recuerda que esa es su peculiaridad, incluso si lo hace pésimo ella te engatusará al primer movimiento que haga. Yo no confiaría en ella.

—Pues a mi parecer— hablo el profesor —Con o sin peculiaridad, nuestra alumna Rose, lo hace bien.

—Tonterías— volvió a hablar el chico. —Ella no puede hacer nada sin su tonta peculiaridad.

—¿Qué tienes en contra de ella?— preguntó la rubia acercándose a donde el chico estaba sentado. —¿Crees que no podrás hacerlo igual de bien que yo?

—Nada de eso. Es solo que te aprovechas de tu don.

—Idiota— susurró la rubia, se giró y fue a su asiento a tomar sus cosas. Seguido caminó por el pasillo y salió de la enorme aula en la que nos encontrábamos.

—Bien, muchachos— habló el profesor —La clase ha terminado por hoy, así que vuelvan a sus casas y los que tengan otra clase, vallan y no falten.

El hombre tomó su grabadora y sus cosas y salió por una puerta distinta a la que los alumnos salían. Yo tomé mis cosas y salí del aula también.

Al salir me percaté que Victoria esperaba fuera, así que corrí hacia donde ella se encontraba —Hola— saludé una vez estuve frente a ella.

—Hola para ti también— devolvió el saludo junto con una hermosa sonrisa. —¿Qué tal en tu primer día de clases?— preguntó mientras comenzábamos a caminar.

— Bastante bien, y extraño— respondí sincera —Para empezar el orientador es un hombre reservado, luego tengo a mi molesto compañero de asiento, Logan Hamilton, un chico que está en contra de todos y de todo. Después, en mis clases de danza una chica y un chico discuten por cosas que no tienen sentido ¿Que hay de malo en tener una peculiaridad?

Mire a Victoria, misma que me miraba atenta —Tal vez para ti sea normal, ya que posees una, pero para los humanos no lo es, ya que lo ven anormal.

—No debería de ser así— susurré.

Esto era así, mis clases de medicina y de danza eran interesantes, aunque un poco estresantes gracias a mis compañeros, pero valía la pena tener que soportarlos. Tener a alguien que lo explique es mejor que leerlo en los libros.

SIMPLEMENTE MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora