CAPITULO 2

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Quería entrar en su mente para conocer su nombre, pero no pude hacerlo, su mente estaba bloqueada y algo me impedía entrar.

La chica me miraba con una expresión neutra, no había emociones en su rostro, no había miedo, no había tristeza, nada. Era como un robot.

Me giré para comenzar mi rutina y me dirigí a la bañera, me saqué la ropa y luego entre a la tina con el agua que previamente ya estaba caliente. Me quede ahí dentro por al menos unos diez minutos, entrando a la mente de las personas que estaban alrededor de las enormes instalaciones en las que me encontraba.

—Que lastima— susurré y salí de la tina.

—¿Dijiste algo?— preguntó la chica.

—¿Yo?— la mire mientras me ponía mi ropa —No, para nada, no he dicho nada— sonreí y comencé mi rutina.

Las mujeres me trajeron mi desayuno y me lo dan. Yo comienzo a devorarlo mientras que la chica solo me mira. En cuanto termine me levante de la silla y luego camine hasta la mesa donde estaban todos mis libros apilados, comencé a leer e imaginar todo lo que el libro hablaba.

Cuando el sol se ocultó cerré el libro y camine hasta la mesa donde se encontraba el ajedrez. Me senté ahí y mire a la chica —¿Sabes jugar ajedrez?

Ella asintió —Claro que si.

—Entonces juguemos.

—Pero no puedo mover las piezas.

—De eso no te preocupes, yo las moveré— sonreí —Mueve primero.

—Mi peón de tu derecha un turno hacia el frente— señaló cual pieza.

La moví y moví mi pieza. Esto era divertido, incluso más divertido que cuando jugaba con el señor Phil, esta chica era una experta en el juego y al poco rato de haber comenzado todos mis peones ya están fuera del tablero, sus piezas eran más que las mías y eso me daba una desventaja enorme.

Después de un rato de haber perdido casi todas mis piezas ella hizo su último movimiento —Jaque Mate— me miró y sonrió.

¿Qué era esta mujer?

Nadie había podido vencerme en este juego, pero ella si, ella pudo acabar conmigo incluso cuando la dejé con casi todas sus piezas fuera.

—¿Pero que? ¿En serio?

—¿Qué? Fui campeona en el campamento de verano tres veces seguidas.

—¿Qué es un campamento de verano? Jamás oí hablar de eso.

—Un campamento de verano es un lugar al cual puedes ir de vacaciones y conocer amigos, convivir, interactuar y todo lo relacionado a diversión.

—Diversión suena como algo malo— me puse de pie y fui a mi cama, me acosté para poder dormir —Buenas noches, soldado— cerré los ojos y me dispuse a dormir.

(...)

Los días pasaron, la rutina era la misma, una vez por semana la mujer entraba a la habitación para hacerme daño y otra vez por mes me llevaban a la enorme habitación.

La mañana era hermosa, había pasado una semana desde que la nueva guardia había llegado y no me llevaba tan bien como con el señor Phil. Ella jamás platicaba conmigo y eso era aburrido. No podía quejarme así que solo seguía mi día con normalidad.

—Número 102 arriba— ordenó la chica.

Abrí los ojos y con pereza me levante de esa incómoda cama. Un enorme bostezo salió de mis labios y luego me dirigí a la tina de baño. Entre y me di una ducha.

Al poco rato me trajeron mi desayuno y unos minutos más tarde la mujer entró a la habitación. Seguí el protocolo y la soldado me esposo las manos.

—Número 102 hoy iremos a la otra habitación— dijo la mujer —Ya sabes el protocolo.

Asentí y salí lentamente de la habitación. El suelo se sentía diferente y también estaba frío, pero me agradaba salir de vez en cuando de la habitación en la que vivía.

Comenzamos a caminar, la mujer al frente, yo en el medio y la soldado detrás de mi, ese era el protocolo que tenía que seguirse. Caminamos por el pasillo hasta llegar a la habitación. Tenía curiosidad por saber qué había detrás de esa enorme puerta en el pasillo, pero no podía saberlo, no podía escapar.

Entramos a la habitación en donde había varios hombres vestidos todos iguales. Fui a sentarme a la cama y luego me recosté, los hombres me sacaron la ropa y comenzaron a hacer la parte del protocolo que les correspondía.

Me había memorizado el protocolo y lo que ellos tenían que hacer era sacar muestras de sangre, muestras de piel, saliva y de retina. Al momento de terminar de sacar las muestras uno de ellos tiene que tomarlas y llevarlas fuera. Con ellas experimentan para crear un nuevo medicamento.

Volvieron a vestirme y luego regresamos a mi lugar seguro. Entre a la habitación y la soldado cerró la puerta, después me libero de las esposas y fui a continuar leyendo. Cuando oscureció cerré el libro y fui a la mesa para jugar ajedrez.

Ya no jugaba con ella. Siempre me ganaba en todas las partidas, así que tenía que practicar para poder ganarle a ella. Cuando me aburrí me puse de pie y camine hacia la cama, me recosté y dormí.

A la mañana siguiente la soldado me levantó y fui a ducharme, me trajeron el desayuno y cuando termine escuche venir a la mujer que me hacía daño. Mi rostro se palideció, me levante de la silla y me posicione en el lugar señalado por el protocolo.

—¿Qué haces? ¿No vas a leer hoy? Cuestionó la chica.

—Ella viene— susurré mientras me mantenía estática en mi lugar.

A los pocos segundos la puerta de acero se abrió y la mujer entró. Mi cuerpo se tensó al verla, ella solo caminó hasta posicionarse frente a la puerta, yo estire las manos para que la soldado las esposara. Cuando las esposo fui a acomodarme a la cama y la mujer entró.

Se acercó a donde estaba recostada y espero a que la soldado me asegurara y después tomó su jeringa con ese líquido azul y comenzó a inyectarlo en mis ojos.

Comencé a gritar de dolor. Esta vez era diferente, el líquido era más espeso y dolía más, sentía como corría dentro de mi. Invadió mi cabeza y un dolor insoportable me consumía.

—¡DETENTE!— grite ya que el dolor era insoportable.

La mujer tomó mi brazo y me hizo una herida.

—¡SI!— se alegró —Por fin se curó.

Mi cabeza estallaba de dolor. Me retorcía sobre la cama y cuando el dolor cesó mi poder salió.

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