CAPÍTULO 26

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Tomé mi lugar en los altos mandos. John me oriento y educo con todo lo que tenía que aprender. Al principio me fue difícil, aún tenía que aprender a controlar mi poder y aprender la política de los altos mandos.

Victoria y Morgan fueron liberados. Los Evans cumplieron su parte del trato, así que la familia Smith también cumpliría la suya.

Estando en los altos mandos me di cuenta de muchas cosas, desconocidas al país. El poder y la ambición de los altos mandos no tenía límites y mientras más poder tenían más despiadados eran.

Para suerte mía el poder y la ambición eran algo que no me interesaban, mi único propósito era ayudar a los míos, así que los llenaría de privilegios y los convertiría en civiles normales.

Tina entendió la situación. Los Evans le habían lavado el cerebro y la habían vuelto en contra de los suyos. Pocas semanas después dejó de resistirse y comenzó a cooperar, aunque aún era muy pronto para que Eric le devolviera su peculiaridad, confiaba en ella, pero ella no confiaba totalmente en nosotros.

—¿Quien aprobó esa ley?— preguntó uno de los Evans, mirando al resto de altos mandos que nos encontrábamos reunidos en el consejo.

—Yo lo hice— miré al hombre.

—Estas cometiendo un error, Smith— el centro su mirada en mi.

—Ayudar al pueblo no es un error— Me fulmino, pero a pesar de eso no podía oponerse a mi decisión y mucho menos interferir con otra ley. Me puse de pie y comencé a caminar —Discúlpenme, pero debo irme.

Salí del lugar y regresé a la mansión, ahí me esperaban Victoria y los demás chicos. Cuando llegue Olivia e Isabella sirvieron la cena y nos sentamos a la mesa para comer.

Había sido un día largo y cansado. Así que cuando termine de comer fui directo a mi habitación para descansar.

Mañana me esperaba un día lleno de rutina para poder controlar mi peculiaridad, estaba a poco de controlarla, pero había algo que faltaba, algo no me permitía controlarla al cien por ciento, pero mientras más práctica tuviera, sería mejor controlándola.

Victoria entró a la habitación y se acercó a donde yo me encontraba y se posicionó a mi costado —¿Fue un día difícil?— preguntó.

La miré —Si— susurré y luego me recargue en su hombro —Me gusta hacerle la vida imposible a los Evans, pero creo que hoy crucé la línea.

—¿Qué fue lo que hiciste?— preguntó.

—Aprobé una ley que ampara a los mutantes. Ya no habrá más barrio bajo y ellos podrán ir y venir a la ciudad cuántas veces quieran.

—¿Cómo reaccionaron ellos?

—No muy bien que digamos— la miré —La noticia no fue para nada de su agrado y estoy segura que tratarán de hacerme retroceder a mi decisión.

—¿Lo harás?

—No planeo hacerlo. Estamos ganando poder, eso nos está llevando un paso más al sueño de mi madre.

Tomó mi mano y me miró —Confío en ti— me dio una sonrisa.

Yo tomé fuertemente su mano y asentí, después me acerqué a ella y bese sus labios —Mañana vallamos a una cita, tu y yo solas ¿Que te parece?— dije y entre, ya que nos encontrábamos en el balcón.

—Suena genial, hace mucho que no vamos a una.

Ambas fuimos a dormir. Aunque yo no podía dormir, realmente los últimos meses, desde que mi padre había sido capturado, las pesadillas aparecían a mitad de la noche.

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