Morgan me ayudó a desactivar el collar que me impedía usar mi poder.
Con mi poder de vuelta, me fue más fácil organizar mi huida.
Entonces solo me quedo planear nuestra huida y esperar el día del escape. Todo estaba listo, así que permanecí de brazos cruzados, esperando y esperando.
Los días se volvieron largos y lentos. Y después de esperar por una semana, el esperado día llegó al fin.
—Levantate, pedazo de mierda— el soldado estúpido se acercó a dónde me encontraba durmiendo y me arrojo un balde de agua helada.
Eso me hizo abrir los ojos y dar un brinco, en serio que nunca había descansado así de bien desde que llegué a este sitio y ese hombre lo arruinó.
Lo fulmine con la mirada, una sonrisa apareció en mi boca y me levanté de la cama. Ya no servía de nada seguir ahí.
Fui a la ducha y luego comencé la rutina con naturalidad, no debía levantar sospechas.
Después solo espere impaciente a que el científico viniera. Cuando escuche sus pensamientos y los de Morgan, me emocione y forme una sonrisa.
La enorme puerta se abrió y comenzaron con su protocolo. Me encadenaron y me sacaron con brutalidad de la habitación. Malditos hombres, espero ansiosa su hora de pagar.
—Morgan— lo llame con mi poder.
—¿Qué sucede?
—Estoy emocionada, ¿Tu no?
—Si, un poco.
—Por fin seremos libres, debes estar más emocionado.
—Lo estaría si tú no pusieras tu vida en peligro.
—Te aclare que nada de esto es peligroso. Yo voy a protegerte en todo momento.
—Como sea, no te quiero ver muerta, Moira.
—No moriré, Morgan.
Después de eso no dijo más nada. Caminamos en silencio hasta llegar a la arena, en dónde los otros experimentos mutantes de encontraban de pie en sus lugares y con una infinidad de soldados detrás de ellos. Los mire y sonríe, ellos me miraron y devolvieron la sonrisa.
—El experimento número 102 llego, señor— el científico miro hacia donde el Evans se encontraba y camino en esa misma dirección, subió los pequeños escalones y se posicionó a su costado.
Luego los soldados me llevaron al lugar que me correspondía y el Evans me miró con superioridad.
—El experimento 102 está casi listo— dijo el cientifico —El experimento 98 está en las últimas pruebas y listo para que esté en su ejército.
—Muy bien, quiero ver la demostración del experimento 102.
—Si, señor— el científico miro a Morgan —Dame el control— ordenó y Morgan asintió. Luego le estiró el control que controlaba mi collar y presionó el botón que me permitía la libertad de usar mi poder.
Cuando presionó el botón el collar seguia en color rojo, indicando que no podía usar mi poder. Luego, cuando vio que el collar no cambiaba de color volvió a presionar el botón, pero la respuesta del collar fue negativa.
—¿Qué sucede, señor Alec?— pregunto él Evans mirando al científico.
—No lo sé, señor. El collar no responde al control.
— A ver, dame eso— el Evans arrebato el control de las manos del científico y presionó el botón.
El control no funcionó porque desde el momento que Morgan desactivo el collar yo use mi poder para descomponer el aparto y hacerles creer que funcionaba correctamente.
Todos debíamos prepararnos porque la función estaba a punto de comenzar. Mire al Evans con superioridad. El me miró molesto. Yo mostré una sonrisa y en seguida use mi poder para hacer que el collar se pusiera en color verde.
—Creo que cometiste un error al aumentar mi poder— hablé yo y el me prestó más atención. Entonces su expresión cambio —¿Creiste que me mantendrías así por siempre? Creo que tú creación se esta revelando contra ti.
—Tu— me miró furioso —¿Desde cuándo desactivarse ese collar?— pregunto un poco temeroso.
Rei —Tal vez desde el inicio. Aunque puede ser que lo haya hecho por la mañana o ayer. Eso no importa, lo importante es que tú reinado ha terminado.
—¡Atrapenla!— ordenó a los soldados.
Ellos asintieron y siguieron la orden de su líder. Use mi poder para controlarlos con mi mente y ellos frenaron de golpe. Ahora lograría hacer pagar a esos soldados repugnantes que odiaba.
Me gire y caminé lento hacia ellos. Ellos no entendía lo que sucedía, ¿Por qué su cuerpo no reaccionaba?
—Que suerte que no murieron antes, ahora lo que les haga, los hará reflexionar sobre lo que me hicieron— susurré cerca del oído de uno. —Disfruten su muerte— sonreí y los ojos de él se abrieron y se llenaron de temor.
En seguida me gire para que el Evans me mirara y mirara como sus soldados norian, lenta y dolorosamente.
Los gritos agonizantes comenzaron a escucharse por toda la arena y por ello una sonrisa apareció en mis labios.
—¡Detente, Moira!— pidió.
—Muy tarde, Evans— lo mire a los ojos y pude notar su terror. —Tu me creaste y no creo que seas capaz de detenerme.
Di pequeños pasos en su dirección. y luego levanté mi vista cuando logré llegar abajo de él. —¿Por qué haces esto?— pregunto mirándome desde arriba.
—Creo que conoces la respuesta, Evans— subí las escaleras que conducían a él —En el pasado y ahora te has dedicado a arrebatarme a las personas que me importan.
Finalmente llegué a dónde él se encontraba y el cientifico me esperaba con una arma en sus manos. Apuntó hacia mi —Detente ahí, Monstruo— dijo. No lo dudo y en cuanto vió que segui avanzando disparó.
Deje que la bala impactará en mi. Al fin de cuentas las mejoras que me habían hecho solo ayudaban a qué mi cuerpo sanará y no existieran rastros de heridas. Quería que el Evans mirara lo que había creado antes de morir.
Yo sonreí y miré a ese científico —Me parece gracioso como los humanos actúan ante una situación donde su miserable vida está en peligro— camine lento para que el hombre siguiera teniendo miedo de mi. Con su arma disparo dos veces seguidas, pero el momento de que su vida concluyera.
Detuve las balas con mi poder y luego hice que se volvieran a él y lo impactarán. El hombre miró el lugar en el que las balas habían llegado y me miró a mi —Maldita— susurró antes de caer al suelo.
Morgan veía todo desde cerca, lo mire de reojo y una sonrisa se veía en sus labios, el hombre que lo había tratado mal durante meses por fin había sido asesinado.
—Bueno— mire al Evans —Creo que es tu turno— sonreí y camine rápidamente hasta posicionarse al frente suyo. —Recuerda esto, Evans— lo mire directo a los ojos —Debes sentirte orgulloso de haberme creado, pero no contemplaste una cosa— me acerque a su oído —Yo soy tu muerte.
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SIMPLEMENTE MÍA
Science Fiction¿Qué pasa con lo que es diferente? Recuerdo que cuando era pequeña mi madre me advirtió sobre mostrarle a los demás mis poderes. Era peligroso hacerlo porque ellos no lo entenderían. ¿Qué pasó conmigo? ¿Por qué estoy aquí? Ahora que llevo años e...