El tiempo pasó, en menos de lo que me di cuenta ya habíamos cumplido un mes de ser novias, estaba súper contenta y podía notarse a kilómetros cuán emocionada estaba cuando ella estaba al lado mío.
—¿Estas lista?— preguntó ella cuando entró a mi habitación. Yo asentí y tomé mis pocas pertenencias que tenia —Entonces vamos— caminé hasta donde ella se encontraba y ambas salimos de la habitación.
Fuera de la habitación se encontraba Morgan, mismo que se acercó a mi y me abrazo —Voy a extrañarte, Moira— dijo él.
—Tranquilo, no voy a irme para siempre— sonreí y me separe de él —Volveré en menos de lo que imagines y también no es como si dejaremos de vernos.
—Si, como sea— limpio las lágrimas que se le habían formado.
—Bueno, los veré pronto— lo mire a él y a Eric, mismo que se encontraba al lado de Morgan.
Di una sonrisa y me giré, después tomé la mano de Victoria y ambas caminamos hasta la salida, ahí se encontraba Eliza y el resto. La chica se acercó a mi y me dio un abrazo —Te veré pronto, Moira— dijo y luego se separó de mi.
John tomó mi maleta y la subió al auto — Es hora— dijo mi padre —Te veré allá una vez termine los pendientes— sonrió, me dio un abrazo y luego deposito un beso en mi frente. —También a ti— se acercó, ahora, a mi hermano Liam y también le dio un abrazo.
Yo me acerqué a Victoria y le di un beso de despedida. —Ciudate— dije y luego le di un abrazo también.
Ambos subimos al auto y después John nos llevó a la casa de mis abuelos, en donde nos mantendríamos ocultos.
La cosa era así, mi padre recibió una amenaza del gobierno. Nosotros, mi hermano y yo, corríamos el riesgo de ser apartados de su lado. El no quiera arriesgarnos, así que contacto a los padres de mi madre para que nosotros pudiéramos estar seguros.
La amenaza la recibió hace algunos días. Victoria y los otros se encontraban en su misión de rescate, estaban a punto de encontrar a mi hermana Tina. Lo único malo era que ella era pertenencia de una familia poderosa, incluso más poderosa que la familia de mi madre.
Mi abuela estuvo complacida por tenernos en su casa, pero al parecer mi abuelo me odia por que por mi culpa mi madre murió. No lo culpo por odiarme, en verdad me odio también por lo sucedido.
Ahora nos dirigíamos a la casa de mi abuela y me encontraba nerviosa, no sabía cómo saludarlos o conversar con ellos. Aunque eso era el problema menos importante, el verdadero problema era que estábamos en peligro y debíamos mantenernos ocultos.
Una vez llegamos a la casa, John se estacionó y fue el primero en bajar del auto. Después abrió la puerta para que nosotros bajáramos del auto y también saco las maletas de la cajuela.
—Gracias por traernos— dije.
—Es mi trabajo— meneo la mano de arriba hacia abajo.
Después, un escalofrío recorrió mi cuerpo, la puerta de la enorme mansión se abrió y de dentro de la casa salieron mis abuelos, acompañados de una mujer, algo mayor que yo y un niño pequeño.
Sus mentes fueron fáciles de leer. Mi abuela pensaba que era hermoso tenernos en casa. Los pensamientos de mi abuelo estaban en blanco y me miraba con superioridad. La mujer pensaba que éramos lindos y que nos cuidaría muy bien. Y el niño pensaba que ahora tenía con quien jugar.
—Bienvenidos— dijo mi abuela, mientras bajaba los escalones y se acercaba a nosotros —Me emocioné tanto cuando su padre nos llamó pidiendo que los acogiéramos— llegó directo a mi y me tomó las mejillas —Mírate, eres toda una mujer— sonrió contenta —Tanto que has rebasado la altura de tu anciana abuela.
—Gracias por recibirnos en su casa— dijo mi hermano Liam.
—Mi adorado nieto— me soltó y luego y lo miró tomando su mejilla —Cada día más parecido a tu padre— sonrió nostálgicamente.
Liam sonrío y se abalanzó a abrazarla —Eche de menos a mi abuela.
—Y yo eché de menos a mi nieto— se soltó de él y luego se giró —Pasen ahora, les mostraré sus habitaciones.
Liam y yo tomamos nuestras cosas para seguido entrar a la casa. Liam parecía conocer muy bien a mis abuelos, así que me mantuve lo más cerca que pude de él, todo eso con el fin de no morir hasta que llegara a mi habitación.
—Aquí es— mi abuela se frenó en una de las tantas puertas —La habitación que era de tu madre— me miró y abrió la puerta —Aquí te quedarás tú y Liam se quedará en la habitación del frente— se giró y también abrió la puerta —Los dejaré instalarse, si necesitan algo estaré en la terraza tomando el té— dio una sonrisa y se fue.
Y así, comenzaba mi vida lejos de casa, lejos de mi padre y lo peor de todo, lejos de Victoria.
Solo quedaba esperar a que mi padre volviera por nosotros. Ojalá y vuelva pronto, no quiero permanecer por mucho tiempo aquí, mi abuelo me aterra.
Después de un par de horas una de las empleadas de la casa tocó la puerta —Es hora de la cena— hablo y después se fue.
Yo salí y me dirigí al comedor. Ahí se encontraba ya mi abuelo, junto a mi abuela. El hombre me miró y desaprobó el que me encontrara yo ahí. Aunque su mente continuaba en blanco.
—Mañana por la mañana les impartirán un entrenamiento, pido que, ahora si, estén puntuales— me miró.
Yo asentí —Ahí estaré, sin un minuto de retraso— dije nerviosa.
—Espero que así sea— limpio su boca y coloco la servilleta sobre la mesa —Gracias por la comida— se puso de pie y se retiró.
Después espere a que todos terminaran su cena, una vez lo hicieron me puse de pie y regresé a mi habitación. Me prepare mentalmente para el día siguiente. En serio que este lugar no me daba la bienvenida, estaba segura.
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SIMPLEMENTE MÍA
Science Fiction¿Qué pasa con lo que es diferente? Recuerdo que cuando era pequeña mi madre me advirtió sobre mostrarle a los demás mis poderes. Era peligroso hacerlo porque ellos no lo entenderían. ¿Qué pasó conmigo? ¿Por qué estoy aquí? Ahora que llevo años e...