Capítulo veintiseis

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____ PALADINO

Después de que Dash se fue me quedé escuchando un par de canciones más. Este era de los mejores regalos de todos los tiempos.

Cuando me levanté fui a mi casillero a agarrar un par de cosas y cuando lo iba a cerrar vi salir a Alice y Dash de una clase a unos metros. Los dos iban sonriendo mientras hablaban. Cuando el rubio miró hacia mi dirección aparté la mirada, cerré y me dispuse a irme.

Sentí celos, no voy a mentir.

-¿Que clase tienes ahora, bella?- me preguntó Dash.

-Lengua. ¿Qué quería Alice?- le respondí con una mezcla de curiosidad y celos.

-Cuando salgamos de aquí te lo explico todo, ¿de acuerdo? No es nada malo, te lo prometo.- dijo sobándome la mejilla.

-Aham, Dash, te robo a ____, ¿si?, gracias.- apareció Jack de repente.

-¡Nos vemos luego!- le grito a Dash mientras Jack me arrastra del brazo.

-Me tienes que poner al día, ¡ya!- habló mi amigo.

~~~

-Es que me parece muy injusto que se lo hayas dicho a Kate ayer y a mi hoy.

-Jack, llevas quejándote toda la mañana, supéralo.- se reía Kate.

-Me vengaré.- afirmó Jack llevándose una patata frita de bolsa a la boca.

Lo empujé suavemente riendo. Jack siempre tan dramático.

Ya habíamos acabado todas las clases y ya nos dirigíamos a la salida.

Estuvimos unos 5 minutos en la entrada hablando, pues no veía a Dash por ninguna parte.

Hablando del rey de Roma, el rubio apareció corriendo por el pasillo. Estaba sudado y, cuando me fijé bien, tenía una herida en el labio inferior y una en el cuello.

-Perdón, estaba... -hizo una pausa intentado pensar alguna excusa- dentro.- terminó.

Me despedí de Kate y Jack, que iban a tomar el bus hacia sus casas. Ellos también se despidieron de Dash. Bueno, lo intentaron, porque Jack no sabía qué decirle y por parte de Kate un "adiós" fue un paso enorme que me llenó el pecho de alegría.

Los vimos alejarse lentamente mientras nosotros no dirigíamos a su moto.

-¿Qué te ha pasado?- pregunté.

-¿Qué? Ah... no, nada. Tuve que salir por una emergencia, ya sabes.

-¿Te lo has curado? -negó con la cabeza.

-No, pero ya me curo luego. Debo tener algún kit en el cajón de la moto.

-No. Coge el kit y vamos al baño, si no se te va a infectar.

-Pero...

-No te he preguntado.- Dash suspiró y me obedeció como un niño pequeño.

Entramos a unos vestidores que no se iban a usar ese día y al entrar Dash de sacó la chaqueta. Ví heriditas por los brazos y se sacó la camiseta. Tenía montones de cortes por todo el torso.

-Tuve que atravesar unos cuantos vidrios y el traje no aguanta tanto.

-Que bestia...- dije más para mi misma. Él se rió por lo bajo. Tomó algodón y lo mojó con alcohol. Se lo arrebaté de las manos y comencé a darle toquecitos al arañazo en el cuello. El rubio tenía cara de dolor, pero no se quejaba.

Preparé otro trozo de algodón para la herida de su labio, pero cuando le fui a curar Dash me besó. Yo le seguí ese beso acogedor con cuidado de que no se haga más daño. De repente su teléfono comenzó a sonar.

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2023 ⏰

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Nada es para siempre, excepto lo nuestro// Dashiell Robert Parr y ____ PaladinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora