Capítulo 61 "La Dulce Felicidad"

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Parqueo el auto frente a la casa y fue en busca de Becca, hay tendrían una cena, golpeó la puerta encontrándose con ella que llevaba un vestido colo celeste que le llegaba a medio muslo y estaba decorado con algunas perlas, había decidido hacerse un semi recogido en el cabello adornándolo con cadena y zapatos estilo cenicienta que combinaban con el color de su vestido, y un maquillaje que la hacia lucir muy natural.

—Luces preciosa —Dijo Mirt entregándole el ramo de rosas rojas que le había comprado—.

—¿Te gusta? —Preguntó girando para que la viera—.

—Me encanta —Respondió dándole un beso en los labios—.

La tomó de la mano y la guió hasta el auto para llevarla hasta uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad, que había reservado para poder proponerle matrimonio.

Llegaron hasta el lugar y Mirt se apresuró a abrirle la puerta, un camino con velas les daba la bien venida para la gran noche que tendrían, fueron recibidos por el anfitrión del restaurante que los colocó en una de las mesas, el interior del local lucía muy bien adornado, con una decoración que le daba un ambiente romántico al sitio.

—Este lugar se ve fantástico, es increíble que no haya nadie más que nosotros aquí —Comentó Becca observando maravillada el lugar—.

—No hay más gente aquí, porque lo he reservado solo para nosotros.

—¿Solo para nosotros? —Lo miró sin entender bien a lo que se refería—.

—Sí.

—¿Por qué? —Lo cuestionó—.

—Porque esta es nuestra noche.

Disfrutaron de una cena, para luego disfrutar de la melodía que los músicos contratados por Mirt tocaban, invitándolos a bailar y a disfrutar del momento.

—Te amo mi dulce Becca —Susurró Mirt en su oído haciéndola sonreír—.

—Yo también te amo —Juntó su frente con la suya siguiendo el compás de su cuerpo—.

—Lo sé mi hermosa niña, es tu amor el que nos tiene ahora aquí, es tu amor el que hoy hace que todo valga la pena —Le dio un corto beso en los labios— pero hay algo que necesito saber Becca.

—¿Qué es lo que necesitas saber Mirt?

—Si tú corazón ha podido perdonarme —La tomó de las manos pidiendo su atención— fuí un completo imbécil contigo, te lastimé y eso es algo que jamás voy a perdonarme.

—Ya lo hice Mirt —Aseguró— cambiaste mucho y me demostraste que podía confiar en ti, mi corazón dejó ir el dolor y el rencor que albergaba, para darle paso al perdón y al amor —Expresó otorgándole esa paz que buscaba— no se trata de olvidar el pasado, se trata de aprender de el y de los errores, pero también se trata de no estancarse y dar vuelta a la página.

—Tú me sacaste del abismo en el que decidí perderme, tu fuiste mi salvación.

—Y lo volvería a hacer —Subió sus manos a su rostro— yo siempre voy a estar contigo en las buenas y en las malas.

—Becca —La envolvió en sus brazos— mi dulce Becca, le has de vuelto la calma a mi alma —Confesó poniéndose de rodillas frente a ella— fuiste la luz que vino a alumbrar el mundo de oscuridad en el que decidí perderme, es por eso que hoy necesito hacerte una pregunta importante —Exclamó sacando una pequeña caja de su bolsillo—  eres tú con quien quiero pasar el resto de mi vida, Bec ¿Aceptarías casarte conmigo?

La pregunta la tomó por sorpresa, llevándola al punto de las lágrimas, pero hoy todo era diferente, esta vez su llanto era de felicidad, observó a Mirt colocarle el anillo y ella se apresuró a abrazarlo, su historia al fin parecía tener un final feliz.

EN EL INTERNADO

Eran las nueve de la noche y Lucifer terminaba de revisar los exámenes de las estudiantes, odiaba tener que encargarse de eso, pero por ahora no le quedaba de otra, por lo menos hasta que consiguiera un reemplazo, calificó la última prueba y se preparó para irse, pero se vio interrumpido por Alessandro.

—Vaya, vaya, pero miren a quien tenemos aquí —Sonrió Lucifer al ver a Alessandro—.

—¿A qué juegas? —Manifestó un molesto Alessandro—.

—¿A qué juego? No sé de que hablas —Se encogió de hombros—.

—Claro que lo sabes —Lo encaró aventándole un sobre a la cara, a Lucifer que terminó por incinerarlo con la mirada antes de que impactara en su rostro—.

—Grave error —Se acercó a él amenazador—.

—Tú eres el que está cometiendo errores —Explicó enfrentándolo— voy a matarte.

—Tú jamás podrías matarme.

—Eso lo veremos —Lo retó a pelear—.

—Si es lo que quieres, que así sea —Alzó la mano tomándolo por el cuello y arrastrándolo con el al infierno—.

Sintió el calor de las llamas envolver su cuerpo, pero no sé amilanó, estaba harto de las sucias tretas de Lucifer, era hora de poner fin a sus trampas, era hora de acabar con él.

Mirt "Amor, Dolor y Traición" Cap. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora