Capítulo 11 "El Infierno De Becca"

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No podía más, se estaba rompiendo por dentro, pero preferiría morir en silencio absoluto a tener que perderlo, no entendía como aquel dulce hombre había cambiado tanto, ni porque la trataba así.

—¿Puedo pasar?, —Preguntó Becca golpeando la puerta de la habitación de Mirt—.

—Pasa Becca.

—Te traje algo de cenar, no bajaste al comedor y pensé que tendrías hambre.

—Déjalo en la mesa Becca, ahora estoy ocupado, —Contestó sin mostrar interés ante la atención que había tenido con él—.

—¿Estás ocupado?

—Sí Becca, estoy ocupado, —Continuó cortante mientras revisaba unos cuadernos—.

—Si quieres puedo ayudarte.

—Está bien, revisa que los cuadernos tengan doce firmas, si las tienen anótalo en el registro, mientras yo califico los exámenes.

—Ok mi amor, —Le guiñó un ojo y se sentó a su lado ante la atenta mirada de Mirt—.

Era bella, muy bella, ¿y la forma en qué lo trataba?, siempre tan atenta y cariñosa, ¿por qué tenía que ser así?, hacía que las cosas fueran más difíciles, y aunque se lo negara empezaba a encariñarse con ella.

—¿Terminaste Becca?

—Sí, ¿necesitas algo más?

—No Becca, ve a dormir.

—¿Seguro?

—Si Becca, ve a acostarte.

—Iré a acostarme cuando cenes, —Lo tomó del rostro y le robó un beso—.

—Está bien, —Respondió accediendo a su petición—, listo, —Se limpió la boca con una servilleta—, terminé, gracias Becca.

—No ha sido nada mi amor, iré a dejar esto y..., —No pudo decir más, sus palabras se quedaron atrapadas por los labios de Mirt que se aferraron a ella y la sostuvieron contra él—. 

No podía evitarlo, la forma en que lo trataba podía con él y su maldita venganza, la tomó por la cintura y la sentó a horcajadas sobre su regazo haciendo que la espalda de Becca reposara en el escritorio y continuo con el beso sin poder evitar que sus manos se pasearan a gusto y paciencia por ese cuerpo que lo volvía loco, ¿por qué se sentía así con ella?, había estado con muchas chicas, pero era ella la que lograba provocarlo, se sentía adicto a la hija de su enemigo.

Subió sus manos por debajo de la camiseta y ascendió lentamente hasta llegar a sus pechos,  esos pechos que tanto le gustaban y que disfrutaba de acariciar, y besar a su antojo, rozó con el pulgar sus rozados pezones hasta que estos se endurecieron y la alentó a quitarse la prenda, necesitaba probarlos, rozó su húmeda lengua por sus tiernos senos para luego atraparlos con su boca y hacer leves succiones que lograron estimular a Becca.

—Mirt, —Sollozó Becca aferrándose al rubio cabello del hombre que tanto amaba pero que también la destruía por completo—.

—Lo disfrutas, ¿verdad?, —Buscó su mirada azul que siempre hablaba más allá de sus palabras y que siempre lo miraban con amor, con un amor que él lograría apagar poco a poco—.

—Si Mirt, —Se abrazó a su cuello—, amo que me toques, —Cerró sus ojos al sentir que su mano intrusa bajaba con suaves caricias hasta su sexo—.

—No los cierres, —Mordió suavemente su labio inferior para que lo viera—, me gusta ver esos dos cielos que ocultan esos párpados cuando te toco.

—Mirt por favor, —Rogó moviendo sus caderas, queriendo inútilmente seguir el ritmo que sus dedos llevaban en su interior—.

—Mírame, —Exigió haciendo más repetidas las penetraciones con sus dedos hasta que ella accedió—, así esta mejor nena, —La premio llevándola al orgasmo—.

Abrió el cierre de su bragueta y la alzó ligeramente para poder embestirla con su erección que también buscaba ser calmada, su sexo aun palpitante por las sensaciones que su mano habían provocado en ella atrapó su miembro permitiéndolo pasar entre su humedad a su caliente interior que lo recibió con calidez como siempre.

—Joder Becca, —Apretó sus caderas—, eres tan suave, tan receptiva, —Acercó su rostro hasta poder rozar sus labios—, me vuelves loco, —Confesó arrepintiéndose al instante de sus palabras—.

Pudo notar la satisfacción que invadió el rostro de Becca al escuchar su confesión, pero prefirió no detenerse a pensar en eso, tomó posición de su cintura siendo él quien lleve el ritmo del acto sexual, lento y despacio, así era como le gustaba hacérselo a Becca, volvió a besar sus labios sin perder el ritmo y no se detuvo a pesar de que Becca había llegado al orgasmo por segunda vez, su boca sollozaba, pero eran sonidos muy bajos, él necesitaba escucharla gemir más quería que gritara su nombre cuando volviera a correrse.

—Abrázame Becca, sujétate a mí, —Ordenó y ella no tardó en obedecer—.

La llevó hasta la cama y la recostó sin salir de su interior, entrelazo sus manos con las suyas y las subió por encima de su cabeza para poder tener mejor control sobre ella y continuó invadiéndola, esta vez con más rapidez y rudeza, sus pechos se movían al compás de sus embestidas, invitándolo a probarlos de nuevo, succiono sus senos haciendo más intenso el acto, había conseguido que Becca gimiera con más fuerza, decidió cambiar la posición y la puso de espaldas contra él.

—Di mi nombre Becca, necesito escuchar que esa boca tuya diga mi nombre mientras vuelves a correrte, —La animó estimulando su clítoris sin dejar de hundirse en su interior, demasiado profundo, demasiado excitante para no ceder a sus caprichos—.

—Mirt, —Gritó deseando que nadie escuchara su voz mientras su cuerpo convulsionaba por el terrible orgasmo que le había causado y que la había llevado al borde de las lágrimas—.

—Eso es nena, —Apretó los dientes y por fin dejo que el frenesí también le llegara a él—.

"Oscuridad, eso era todo lo que podía ver, seguía atrapado en ese cruel abismo que lo separaba de la mujer que amaba y que había decidido dejar atrás para proteger, había sido muy ingenuo al caer en la trampa de su padre Lucifer, pero se las cobraría todas, haría hasta lo imposible por salir de Ahí y reclamar lo que era suyo, Alessandra". 

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Mirt "Amor, Dolor y Traición" Cap. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora