Mar y Fuego | Aemond Targaryen

En busca de una boda

Antes de partir a Casterly Rock hubo un problema de distribución en los carruajes, todos los pequeños estaban inconformes con sus compañeros de viaje. Aegon no quería ir con Helaena, Aemond no quería ir con Jace, Luke y Aemmyra estaban bien pero estaban de acuerdo que el orden estaba mal. Finalmente luego de un par de regaños se decidió algo simple, las princesas juntas y los príncipes son sus hermanos, todos contentos y sin reclamos. Aunque Aemond quería viajar junto Aemmyra no estaba dispuesto a recibir otro regaño.

Existía el detalle de que pudieron haber estado todos los niños en un carruaje grande pero también llevaron muchas criadas, sin contar a las modistas, el aviso repentino de una boda que se celebraría en al menos 48 horas era agobiante. Hasta ahora el avance con los vestidos iba de maravilla, habían alcanzado a anotar las medidas precisas de cada una, si había que hacer algún retoque se hacía rápidamente antes de la ceremonia.

Mientras tanto, Aemond soportaba los comentarios morbosos sobre las mujeres que decían Aegon, no era una persona muy respetuosa respecto a las mujeres, a no ser que fuera su madre. Aemond no aguantaba su actitud, le daban ganas de romperle un espada de madera en la cabeza por su insolencia, pero todos sus principios morales se veían afectados de una u otra forma. No tomaría cartas ante el asunto si es que no nombraba a Aemmyra, no perdonaría una ofensa hacia su persona por distintas razones. La principal razón era que no debías hablar así de tu familia y mucho menos de una mujer, lo que seguía era una moralidad que todos deberían tener inculcada pero lo ignoran en ciertas situaciones.

-¿Podrías cerrar la boca? No me dejas concentrarme en mi lectura.- Sostenía un libro sobre una leyenda que hablaba de dragones de hielo y demás leyendas sobre ellos. Aegon se encargó de arrebatarselo, cerrarlo y dejarlo al lado suyo.

-Es que tu no sabes de mujeres hermanito, te estoy preparando para el futuro.- Decía convencido de que sus actos eran correctos y no eran ofensas hacia alguien.

-En un par de meses cumplo 8 años, nadie se casa a los 8 años y creo que es hasta imposible casarse con 12 años. No necesito esa información y tampoco deberías saberla tú.- Dicho eso pensaba dictar el fin de la conversación, pero Aegon es inagotable.

-Si Aemmyra fuera mayor y tuviera un cuerpazo como la señorita Sonia no dirías lo mismo, estarías deleitando y baboseando como un perro.- Apenas acabó la frase Aemond lo agarró de las ropas del cuello, estaba furioso por su asqueroso comentario.

-No metas a Aemmyra en tus barbaridades, que se te caiga la lengua la próxima vez que hables así de ella.

Después de unas cuantas horas de trayecto hicieron una breve parada para que tomaran agua los caballos, comer con tranquilidad, estirar las piernas, etc. Aemond en su caso quería alejarse de Aegon e ir a ver a Aemmyra, la empezó a buscar a lo lejos ya que todos estaban afuera, pero se dió cuenta que estaba en el carruaje con Helaena.

Se acercó sigilosamente, no quería asustarlas, simplemente quería saber acerca de su conversación, ya que era usual que cambiarán de tema si cualquier persona llega de la nada a interrumpir. Cuando ya estaba a unos cuantos pasos del carruaje sintió una mano firme en su hombro, alguien lo había descubierto.

-Pequeño primo ¿Querías espiar a mi hija?- Dijo Leanor mirándolo burlescamente, le parecía bastante tierno que su preciosa hija tuviera un pequeño novio.

-Yo...lo lamento, yo no quise...- Fue interrumpido por una suave palmada de Leanor en su espalda, el cuál solo reía y llamaba a Rhaenyra con una seña.

-Mira cariño, encontré al futuro esposo de nuestra princesa.- Dijo muy alegre, aunque ni el mismo sabía si era en serio lo que decía o no. Aemond trataba a Aemmyra cómo una Reina y si continuaba con ese trato sin duda consideraría darle su mano.