Mar y Fuego | Aemond Targaryen

Boda Valirya

Horas antes de levantarse la puerta de la princesa sonó, se escuchó un fuerte crujido de la puerta y pasos avanzando hacia la cama, ella se volteó con tranquilidad y vio a su hermano menor, Luke el dulce. Anteriormente estaban bromeando sobre que apodos deberían tener si eran reyes, definitivamente el de Luke sería el niño dulce. Se sentó en la cama y su hermano si avisar se acurrucó con ella.

-¿Qué sucede? Mi dulce hermano ¿Te sientes bien?- Dijo Aemmyra mientras Luke respondía con un fuerte abrazo, fue correspondido con cierta fuerza.

-No quiero que te vayas, estuviste lejos mucho tiempo, yendo de aquí por allá, nos estamos separando.- Dijo Luke con cierto tono quebradizo en la voz, si de él dependiera, todos vivirían juntos.

-¿Quién dijo que me iré de aquí? Además tú eres el que nos va a dejar, serás el pupilo de Lord Corlys después de la boda y te van a preparar para ser un Lord capaz. Las separaciones no son para siempre, nos volveremos a ver y seremos mejor que antes, cada uno tiene sus responsabilidades y metas.- Dijo la princesa, tratando de separarse un poco para acariciar la carita de su hermano.

-Tengo miedo de ir solo, bien iré con Rhaena pero tiene tantos miedos como yo, ambos queremos a nuestra familia.- Dijo con un suspiro al final, apenas había cumplido los 14 y tenía que preocuparse por eso.

-Estaras bien Luke, no irás con desconocidos, irás con la princesa Rhaenys y Lord Corlys, son nuestros abuelos y sabes que te tienen cierta preferencia, futuro Lord de las mareas.- Le dió un suave beso en la frente y le agarro sus manitos.

-¿Qué será de ti? No confío tanto en él, nieto de su abuelo y hermano de Aegon, temo que te hagan daño. Cualquier cosa que te hagan, te subes a Myrax y dices Dracarys.- Ese comentario hizo que ambos rieran suavemente, luego se abrazaron y Aemmyra se levantó para escoltar a su hermano a la puerta.

-Bien, lo haré, pero déjame dormir, no quiero parecer una vieja ojerosa el día de mi boda.

La princesa volvió a dormirse, al despertar dió gracias a todos los dioses por tan maravilloso clima y tez perfecta, aquello realmente era una bendición. Las criadas le prepararon un baño con espuma, apenas ingresar a la tina empezaron a masajear su cuerpo para relajarla. Le informaron que le prepararían otro baño en la noche, pero con esencias y sales, detalle de las características del lecho que había recogido Aemond.

-Con estos masajes princesa, lucirá tan cálida y hermosa que su prometido se tambaleara en el altar, se lo aseguro.- Dijo la criada Shae, era una mujer que estaba al tanto de su cuidado desde que Aemmyra tenía unos meses de nacida.

-Que así sea, sería divertido de ver.- Dijo pensando en que solo pasaría eso sí fuera casi desnuda al altar, nunca lo había visto sorprendido por un vestido suyo.

Al salir de la ducha la secaron con cuidado y la sentaron frente al tocador para empezar a maquillar y a peinar, aquello lo disfrutaba mucho por la delicadeza que tenían exactamente esas criadas. Agarraban su pelo y cepillaban con cuidado, nunca a tirones ni jalones. Le hicieron un maquillaje sencillo y un peinado ligeramente trenzado, por lo que veía en el espejo se habían inspirado en la boda de su madre, se veía hermosa ese día.

A la hora de ponerse el vestido fue algo complicado, eran muchas telas y pasos que hacer, peor que un vestido tradicional. Terminaron justo a tiempo, tenían que irse o si no llegarían tarde, podrían empezar rumores de que Aemmyra se escapó de su propia boda, quien sabe que cosas inventaria la gente.

La ceremonia se realizaría de forma privada entre la familia frente al dios árbol, Aemmyra tenía más creencia en los dioses antiguos así que se escogió ese lugar por ella. Apenas ella llego a los pasillos Daemon la empezó a escoltar tomada del brazo, Aemond ya estaba parado frente al árbol con un maestre a su lado. Rhaenyra y sus hermanos estaban a la derecha, Alicent y sus tíos a la izquierda, cada uno al lado del novio o la novia.