Agarró las mejillas de la princesa y por instinto unió sus labios a los de ella en un tierno beso, un piquito corto como lo hacían en aquellos años. La princesa se separó sonrojada y no dijo ni una palabra, estaba nerviosa.
-Peleare por ti si es que me has perdonado, sólo tú perdón y el de Jace son los que me importan, los demás se pueden ir al demonio una vez que nos casemos.- Volvió a besarla, Aemmyra puso sus brazos detrás de su cuello y él la agarró de la cintura.
-Se que ganarás, he escuchado que nadie más que Daemon podría vencerte en un combate, eso dice demasiado sobre que serás el ganador.- Le dio un beso en la mejilla y otro en el cuello.- Si no ganas creo que alguien matará de forma misteriosa al ganador, por celos u motivos ocultos.
Ambos rieron y volvieron a besarse, está vez con más intensidad, un beso nuevo a lo que ambos estaban acostumbrados en el pasado. Por petición de Aemond la princesa abrió ligeramente la boca y su lengua pudo ingresar, era una sensación que los llevaba al vicio. El príncipe comenzó a atreverse a tocar a la princesa, daba caricias torpes de su cintura hasta el pecho y de la cintura hasta su cadera.
Aemmyra dio un salto y puso sus piernas alrededor de la cintura de él, aumentando la presión y la pasión del momento. Aemond la trasladó hasta la cama y tuvo cuidado con dejarla ahí, la princesa abrió sus piernas para que el príncipe se acomodará entre ellas. Los besos continuaron pero no fueron suficientes, el fuego los estaba consumiendo y necesitaban más de lo contrario.
-Quitame el vestido.
La súplica de Aemmyra hizo que Aemond se encendiera por completo, la puso de espaldas en un movimiento rápido y lo desató de la manera más rápida que pudo. Ambos estaban desesperados e inquietos por tenerse al otro y la ropa los estaba estorbando. Al desatar la parte de atrás la puso de frente nuevamente, pero bajaba el vestido con cada beso que daba en su cuerpo desnudo. Primero besos sus hombros y al llegar a destapar sus pechos por completo paró por un instante para admirarlos. La princesa se mantenía aferrada a la espalda del príncipe, cada vez más fuerte, en momentos de mucha tensión ella llegaba a clavarle las uñas pero eso no le molestaba en lo absoluto. Ella jadeaba frecuentemente por el deseo y solo con eso lo había convencido para avanzar. Dio suaves besos en sus pechos, todo el pecho, no se enfoca en el pezón en lo absoluto, sabía que toda la zona podría producir placer si se estimulaba correctamente. Su respuesta fue bastante satisfactoria, arqueó la espalda y soltó un suave gemido en su oreja.
-Me estás volviendo loco.
La confesión del príncipe hizo que su excitación aumentará, su lubricación estaba al máximo y cada toque le generaba placer. Siguió bajando el vestido luego de dejar un par de chupones en su torso, se detuvo nuevamente en su vientre, quedaba muy poco para llegar a la parte más íntima de la princesa. Él acarició su vientre, estaba pensativo por las posibilidades, miro a Aemmyra por un momento y ella lo beso suavemente, cómo si diera permiso a algo que él quisiera hacer.
Ella acariciaba su espalda y los músculos de sus brazos, él tenía el control así que no podía hacer más que eso y hacer una leve presión en su entrepierna casi expuesta. Volvieron a besarse, ambos estaban jadeantes y deseosos de más placer, así que por fin dieron el paso de quitar el vestido de al medio por completo. El príncipe observaba al natural a su futura esposa, ella tenía las piernas levemente juntas y haciendo cierta presión sobre sí, pero entendía bien su razón de ser y que no era porque quería parar, aunque debía confirmar.
-¿Puedo?
Abrió lentamente sus piernas, se notaba una gran humedad emergiendo de su intimidad, él se saboreo viendo ese espectáculo. Soltó literalmente el agarre que tenía su princesa en él, para hacer la maniobra debía tener más libertad de movimiento. Ella se aferraba a las sábanas mientras se acercaba cada vez más a su objetivo, agarró con seguridad sus muslos y atacó suavemente, dando besos en sus labios inferiores. Después de unos segundos empezó a besar otras partes, más arriba y en la entrada, no quería atacar su punto más sensible de una por comodidad. Luego de que los jadeos de la princesa aumentarán considerablemente, se decidió finalmente a atacar su clítoris, haciendo movimientos de abecedario en la zona para no caer en una rutina repetitiva. Sus gemidos se hicieron presentes, eran música para los oídos del príncipe así que empezó a aumentar el ritmo, haciéndolo más rápido y aumentando ligeramente la presión para no lastimarla.
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Mar y Fuego | Aemond Targaryen
RomanceAvisos antes de leer la historia: • La danza de dragones no va a suceder, por lo tanto tampoco van a usurpar el trono de Rhaenyra. • Pareja con preferencias en la monogamia, no habrán relaciones poli amorosas. • La historia tiene dos protagonistas y...