Mar y Fuego | Aemond Targaryen

Tragedia

Pasaron un par de días y ya se habían celebrado el cumpleaños de los príncipes, ya había acabado la razón de la estadía de algunos familiares. Lord Corlys y la princesa Rhaenys ya pensaban irse, había un rumor de que una guerra iba a empezar pronto y se necesitaba dar orden antes de partir. Leanor por su lado recibió una carta de Laena felicitando el nacimiento de su nuevo hijo, pidiendo a los dioses que sea un bebé muy saludable toda su vida y feliz cumpleaños a los príncipes mellizos. Pero, poco después llegó una carta de Daemon, avisando sobre la trágica muerte de Laena en su parto y que también no había sobrevivido su hijo. La familia Velaryon recibió un golpe fuerte, aún así se prepararon para darle un funeral a su hija, hermana y tía.

La familia entera se dirigía a Driftmark, la casa Velaryon. Al estar en una isla todos estaban en barcos, lo cual entre algunos era una guerra de quien vomitaba primero por los mareos. Aemmyra y sus hermanos no sufrían estos síntomas, gracias a su padre y abuelo que cada tanto los paseaban en barcos, privilegio Velaryon.

-¿Estás mejor? Te veías terrible cuando recién partimos- Dijo la princesa mientras acariciaba la espalda de Aemond, este sujetaba una cubeta pero se negaba a vomitar.

-Estoy mejor, por lo menos estaremos menos de un día, eso es lo reconfortante.- La princesa rió un poco, estaba muy desanimada y deprimida por la muerte de su tía Laena, a menudo lloraba a escondidas pero a Aemond le hacía feliz verla reír un poco.

-Tranquilo, podrás descansar un poco cuando lleguemos, quizás hasta podamos viajar en Myrax si es que no quieres devolverte en barco.- Lo abrazó de lado y Aemond dejó la cubeta en el suelo para corresponder el abrazo.

-¿Cómo está Rhaenyra? Tener a un recién nacido en barco es muy difícil, por lo menos eso creo.- Ambos suspiraron y se recostaron en la cama más cercana.

-Ojala poder estar con ella, pero al tener un barco para ella, papá y Joffrey es señal suficiente de que quieren llorar sus penas solos. Ambos amaban a Laena, dios…no me imagino como deben estar mis primas.- Aemond le hizo cucharita, le dió unos besos en la cabeza y trato de hacerla dormir entre caricias suaves.

Aemond dejó a Aemmyra en la habitación una vez que se durmió, le había costado mucho dormir en la noche por la noticia así que era su momento para descansar. Se encontró con Aegon en el pasillo, estaba tomando, cómo siempre.

-¿Cómo está ella?- preguntó Aegon alzando la botella de alcohol, le estaba invitando a tomar.

-Mal, quiere consuelo de su madre pero seguramente está peor que ella, escuché que eran mejores amigas y por eso comprometieron a sus hijos desde antes.- Suspiro Aemond, aceptando un sorbo de la botella por las circunstancias.

Cuando llegaron a Driftmark toda la familia fue a descansar, pero Lord Corlys dió órdenes estrictas sobre lo que debían hacer los sirvientes mientras, era muy doloroso escoger los preparativos para el funeral de tu propia hija. El príncipe Daemon fue el primero en llegar, él ya tenía varios detalles hechos pero esperó hasta que sus suegros vieran el cuerpo de su hija, luego todo estaría listo para embalsar y ponerla en un ataúd de la familia.

Al día siguiente llegaron algunas familias cercanas y conocidos de la familia para celebrar el funeral. Los príncipes no tuvieron la oportunidad de juntarse a conversar, ya que el ambiente era muy tenso para siquiera emitir un ruido. Otros integrantes de la familia Velaryon llegaron en la mañana, luego llegó la familia Strong por ser aliados de los Velaryon e íntimos amigos. Sir Harwin Strong llegó con su hermano Larys y su futura esposa Alys Rivers, la cual nadie conocía pero de lejos se veía una linda pareja así que todo bien, ningún chisme juzgando la decisión del nuevo Lord.

La ceremonia comenzó, todos en silencio y solo se podía escuchar suaves sollozos de algunos miembros de la familia, sobre todo Leanor. Aemmyra tenía la mirada perdida, no podía creer lo que estaba viendo aún, era un golpe demasiado fuerte el primer acercamiento que uno tiene a la muerte. Tiraron su ataúd al mar, muerte digna de una Velaryon, se quedaron observando durante un tiempo hasta que Leanor se fue, haciendo que los demás tuvieran la libertad de irse de ese lugar. Finalizando la ceremonia se dió un espacio para que los invitados y la familia pudieran dar su pésame.