Manteniendo fuerte la sangre

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Pasaron 5 años y Aemond nunca olvidó la posible predicción de Helaena, tampoco la entendió en su totalidad pero era muy cuidadoso con cualquier interacción que hacía con las personas. Exceptuando las que hacía con Aemmyra, sinceramente trataba de ser más discreto pero se dejaba convencer muy fácil. Cuando la princesa cumplió 10 años agarró la costumbre de pedir piquitos en los labios, lo había visto en una pareja de jóvenes en otra boda que asistieron. En una ocasión Sir Criston Cole y Harwin Strong los había visto besándose, ambos se quedaron callados ante la posibilidad de contárselo a la reina y a la princesa Rhaenyra, solo les dijeron que mejor hagan eso en sus habitaciones pero que no pase de eso, que ojito con la virtud de la princesa.

Probablemente varias personas los habían visto, Aemmyra le robaba besos de la nada en lugares abiertos pero que no había nadie cerca presente, de lejos si es posible. Quizás no han sido regañados porque se sabe que se van a casar en algún futuro, además son solo besos inocentes. Aemond a veces daba la iniciativa pero se avergonzaba demasiado, no como la princesa que era una descarada en este tipo de situaciones.

Algunas cosas no cambiaron, el bullying hacia Aemond era el mismo pero él no se daba cuenta que el de la idea siempre era su hermano Aegon, que luego a espaldas de sus "ayudantes" les echaba toda la culpa. Eso enfureció a la princesa, obviamente entendía que los 3 chicos eran culpables por su crueldad pero Aegon distorsionaba la realidad. Cuando tenía la oportunidad de humillar al príncipe borracho con Myrax lo hacía, tenía una habilidad especial con su dragón, una conexión más grande de lo que los maestres tienen costumbre. Myrax cada vez que veía a Aemond lo miraba intensamente, es como si tuviera una conexión emocional real con la princesa Aemmyra.

Cada mañana la princesa iba a visitar a Myrax e intentaba volar en él con Aemond pero no tenía el tamaño suficiente, pero él le daba caricias de ánimo para que algún día su sueño se hiciera realidad, poder montar un dragón. Después de las visitas cada uno iba a su lección correspondiente, las de ella eran sobre la historia Targaryen y a él le tocaba entrenamiento con Aegon y sus sobrinos. Luego de eso una lección juntos de valyrio aunque era una de las últimas, podían hablar a la perfección, eran detalles de pronunciación. Descansaban pasado el mediodía para comer en familia, en el que exactamente ese día se anunciaría algo especial.

-Quiero informarle a la familia lo que hemos decidido el rey y yo.- Dijo la Reina levantando la copa, quería hacer un brindis luego del anuncio.

-¿De qué trata?- Preguntó Rhaenyra, estaba sonriente y se veía más hermosa de lo usual, tenía unos 8 meses de embarazo y se estimaba que era un varón.

-Hemos decidido casar a Aegon con mi hija Helaena, que los dioses bendigan su matrimonio.- Los adultos festejaron con un brindis, pero tanto Aemond cómo Aemmyra sabían que sería un desastre.

-¿Qué?- Preguntó atónito Aegon mientras negaba con la cabeza, no quería casarse y mucho menos con Helaena.- ¿Por qué con ella? Está loca madre.

Ese comentario hirió tanto a la princesa Helaena que dejó caer los cubiertos y se retiró a su cuarto sin importarle los gritos de la reina para que regresará, lo que debía ser objeto de felicitación ahora parecía ser una pésima decisión. Aegon fue juzgado por lo grosero y ofensivo que fue hacia su hermana menor, aunque a él no le importó mucho ya que se fue sin pedir permiso ni dar explicaciones. Rhaenyra en su ingenuidad preguntó si había otra alternativa como prometido de Helaena, la reina contestó que ninguno era digno de ella y no aguantaría tenerla lejos.
La verdad es que la única opción viable era Jace, pero este ya estaba comprometido con Baela desde la infancia por un acuerdo entre Rhaenyra y Laena.

Aemond pidió permiso para ver a su hermana y le fue concedido, así que con rapidez fue a su habitación aunque debía tocar la puerta primero, educación ante todo. Helaena no contestó, por miedo él abrió la puerta de golpe y se asustó tanto que soltó un grito.

Mar y Fuego | Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora