Despedida de soltero

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Se acercaba a un matrimonio y los cambios que conllevaba, la pareja al ser los herederos de la heredera al trono debían tener un espacio que honre sus títulos, por lo tanto se irían a Dragonstone la noche de la boda, sin lecho ni nada por esta misma razón. Jace estaba nervioso, Baela era todo lo contrario, estaba segura de si misma y le parecía una situación vigorizante, lo único incómodo que podría decir es que tardaron horas en ponerse de acuerdo con el vestido. Aemmyra, Rhaenyra y Rhaena eran sus acompañantes en esas horas de tortura, a pesar la seguridad de Baela su ansiedad se reflejaba en la perdida de peso constante, por lo tanto más arreglos y demás. La novia había escogido un vestido con escote recto, con un poco de volumen por abajo de la cintura y una cola larga. Aemmyra agradeció a los dioses por darle la idea de boda Valirya, pasar haciendo un vestido de novia con todas las posibilidades de los detalles era agotador.

-Bien, hemos terminado Lady Baela, vendré mañana a revisar últimos detalles antes de la boda, que los dioses la acompañen.- Dijo alegremente la modista, era una mujer de mediana edad muy bella.

-Le agradezco su trabajo, usted es muy talentosa.- Baela le entrego su paga en una bolsita que contenía monedas de oro y finalmente se fue con una elegante despedida.

-Dioses, tengo un hambre...-Dijo Aemmyra sin miedo a sonar vulgar, había estado comiendo pequeñas porciones de uvas mientras comentaba el proceso de los arreglos.

-Ni lo digas, mandaría a matar a un cordero para saciar mi hambre, estar parada por horas me dejó devastada.- Habló Baela mientras le retiraban con cuidado el vestido y le ponían otro sencillo.

-Podriamos comer la cena solas, como una despedida de soltera ¿Qué te parece cariño? Podemos pedir lo que quieras, aún no se ha ocultado el sol, podemos merendar algo pequeño y luego arrasar con la cena.- Dijo Rhaenyra, quien frotaba su vientre con regularidad.

-Es una buena idea, aprovechando podemos invitar a Helaena, a mi abuela y a la reina, no debemos ser descortés.- Dijo Rhaena a lo cual Baela asintió con aprobación.

-¿Pedimos tartas? Necesito algo dulce.- Todas sonrieron alegres y Rhaenyra de encargó de dar la orden, comerían en la misma habitación de Baela.

Antes de que llegara la comida Daemon llegó a la habitación buscando a su esposa, la cual contestó de que esta noche lo vería después de la cena y que si el quería podía organizar una cena de despedida de soltero para Jace, puso mucho énfasis de que solo sea una cena. Aemmyra también lo amenazó con eso, si llegaba a Jace en una despedida de soltero con la familia también llevaría a Aemond, si su esposo llegaba a poner un pie en un burdel lo degollaria vivo. Daemon pareció hacer caso omiso, a lo único que accedería por obviedad y votos matrimoniales, sería no tocar a ninguna mujer que no sea su hermosa, inteligente y sagrada esposa.

Aemond se encontraba entrenando con Sir Criston Cole, cómo todos los días siempre ganaba y Cole estaba orgulloso de eso. Se sentaron a descansar, acción poco usual ya que a Sir Criston no le interesaba mucho la vida privada de sus príncipes, excepto a Aegon.

-¿Cómo lleva lo del matrimonio?- Preguntó de la nada.

-Bien, a veces siento el corazón en la garganta cuando Aemmyra presenta algún malestar, pienso que le puede pasar cualquier cosa al bebé y perderlo. Trato de no pensar mucho en eso, ella me obligó a despejarme y por eso estoy aquí, a veces vuelo en Vaghar y...no lo sé, quisiera cuidarla más pero no se deja.- Comentó con tristeza, entendía como se sentía Aemmyra pero sus pensamientos invasivos de insuficiencia como esposo eran más tormentosos.

-Cuando era más joven deseaba vivir esa experiencia, pero ahora ya no lo creo. Mis únicas experiencias cercanas a cuidado de pequeños y crianza fueron ustedes, creo que hice un buen trabajo pero un bebé propio necesita más que hacerlo bueno usando una espada. Si tuviera una esposa no habría problema, pero como tampoco puedo tenerlo, abandone toda esperanza. No me malinterprete, abandonar esas cosas por el honor me hace feliz, solo que a veces la mente te traiciona e imagina otras situaciones.- Dijo Sir Criston, miraba fijamente el brillo de una espada.

Mar y Fuego | Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora