𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟗; 𝐍𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐨𝐜𝐮𝐥𝐭𝐨

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"¿𝐂ó𝐦𝐨 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨? 𝐃é𝐣𝐚𝐦𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐚𝐧𝐞𝐫𝐚𝐬. 𝐓𝐞 𝐚𝐦𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐮𝐧𝐝𝐢𝐝𝐚𝐝, 𝐥𝐚 𝐚𝐧𝐜𝐡𝐮𝐫𝐚 𝐲 𝐥𝐚 𝐚𝐥𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐢 𝐚𝐥𝐦𝐚 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐚𝐥𝐜𝐚𝐧𝐳𝐚𝐫."

El plan era terriblemente malo, pero no había nada mejor que hacer. Mientras Stiles intenta romper el candado de la puerta del instituto, Scott comprueba que su jefe está en el coche de Derek. Scott reza y desea que el alfa no sea su jefe, porque sería muy jodido si lo fuese. En cuanto Stiles logra romper el candado, los cuatro se adentran en el instituto. Mientras se adentran en recepción, Stiles no para de hacer preguntas que llevan a Scott a cuestionarse seriamente su plan.


—No lo pongas más nervioso, por favor. —le ruega Katherine a su mellizo— Bastante tenemos ya, Sti.

—El lobo aúlla para mostrar su posición a la manada. —comenta Scott—

—Está bien, pero si haces eso y consigues atraerlo hasta aquí...¿te convertirás en parte de su manada? —pregunta Stiles—

—Esperemos que no. —responde Alisha, rodando los ojos— Porque si es así, ya podemos correr por nuestras vidas.

—Yo también espero que no. —dicen Katherine y Stiles al unísono— 


Stiles le pasa el megáfono a Scott y los cuatro se preparan para que de comienzo ese plan tan descabellado. Scott suelta un suspiro mientras enciende el megáfono y entonces su peor pesadilla comienza. Ninguno de los cuatro tendría nunca palabras para describir lo que Scott estaba haciendo. Derek, que se había quedado fuera, quería arrancarse los oídos mientras pensaba que debía ser una broma. Scott no aullaba como un lobo, más bien parecía el sonido de un animal enfermo, de un perro cuando es atropellado, de un gato en los últimos instantes de su vida. Era un sonido que no se podía ni acercar al aullido de un lobo. Era horrible, tan horrible que hacía que sus tres amigos quisiesen suicidarse en ese momento. Sus oídos sangraban, pero Scott parecía estar orgulloso de lo que acababa de hacer. 


—¿Con eso basta, verdad? Era un aullido, ¿no? —pregunta Scott, mirando a sus amigos—

—En teoría, sí. —responde Stiles, encogiéndose de hombros—

—Vas a tener que replantearte tu definición de aullido, Scott. —dice Katherine, aguantando la risa— Porque eso, nuestro querido amigo, era un gato asfixiándose. 

—¿Y cómo lo hago? —pregunta frustrado Scott— ¿Qué demonios hago?

—Scott, si quieres llamar al alfa vas a tener que ser menos tú y más lobo. —responde Alisha— Olvida que eres un adolescente y se un hombre. Abraza tu instinto animal. Se un lobo.


Alisha ve como los ojos de Scott se vuelven amarillos, así que sabe que está vez Scott logrará hacerlo. Scott vuelve a apretar el botón del megáfono y esta vez logra emitir un aullido que ahora si es el de un verdadero lobo. Es un rugido que nace desde lo más profundo de él, un rugido que emite todo el dolor que guarda y, claramente, un rugido que será más que suficiente para lograr atraer al puto alfa. Después de eso, los cuatro salen orgullosos del instituto, pero su alegría se desvanece en cuanto Derek los mira con cara de pocos amigos.


—¿Es que queréis morir o que? —pregunta Derek, señalándolos con el dedo— ¿Qué demonios ha sido eso? ¿Es que queréis atraer a todo el estado aquí?

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