𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐; 𝐋𝐚 𝐚𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐞𝐧𝐳𝐚

33 3 0
                                    

El tráfico era, sin duda alguna, unas de las peores cosas que tenía Beacon Hills. Durante la época escolar, las carreteras se convertían en un camino hacía el infierno. Un camino que, para colmo, solía ser demasiado lento y agobiador. Alisha lo odiaba, pero no le quedaba otra que aguantarlo para ir al instituto. Su coche aparca en uno de los pocos huecos que ya quedan libres. Los cristales polarizados le permiten a Alisha y Derek estar completamente tranquilos, ya que nadie de fuera los vera. 

Mientras Alisha revisa su bolso para confirmar que no olvida nada, unos gritos los alertan a ambos. Frente a ellos, junto a las escaleras de entrada del instituto, una chica delgada de cabellos morenos se encuentra gritándole a un chico. Alisha suelta rápidamente su bolso y presta atención a lo que sucede, viendo de reojo como Derek también se mantiene al tanto de lo que pasa.

—¡Estoy harta de la misma mierda de siempre! —le grita Katherine a su novio—

—Y yo también estoy cansado de decirte que no andes con Scott. —insiste Dean, cruzándose de brazos— Es un hombre y, como todos los hombres, solo quiere aprovecharse de ti.

—Scott es mi mejor amigo desde que nací. Nos hemos criado juntos, así que se perfectamente cuales son sus intenciones conmigo. —dice Katherine— Así que, porque la mayoría de tus amigos piensen con la polla, no quiere decir que todos los hombres lo hagan.

—¡Se acabo, Katherine! —exclama Dean— ¡Te he dicho que no vas a verlo y no lo harás! 

Katherine, que ya se encontraba un poco molesta por la disputa, había acababa de perder la poca paciencia que le quedaba. Él no era su dueño y mucho menos era su padre para prohibirle algo. La ira se adueña de ella, así que toma el crossier que su ahora ex —novio tiene metido en la mochila y se lo parte en la espalda con todas sus fuerzas, ganándose un alarido de dolor por parte del imbécil.

—¡Esa es mi chica! —grita Stiles, quien se encuentra en una esquina de las escaleras junto a Scott—

—¡Tu no eres mi dueño! ¡Tu no eres nadie para darme ordenes, que te quede bien claro! —exclama Katherine, lanzándole crossier partido— Y por si no he sido lo suficientemente clara, hemos terminado, gilipollas. 

Alisha la mira con una sonrisa y Derek suelta un suspiro, como si soltase todo el aire que hubiese estado reteniendo.

—Sería una gran mujer lobo, no me cabe duda. —sonríe Alisha, dirigiendo su mirada a Derek— Se la ve fuerte y poderosa.

—Primero, ninguno de los dos va a convertirla en lobo. —dice Derek— Y dos, aunque se quisiese yo no puedo crear más lobos.

—Pero yo sí. —sonríe Alisha, mostrando sus característicos ojos rojos— Así que no te preocupes, lobito. 

—¿Cómo es eso posible? —pregunta Derek y al ver la mirada de Ali se da cuenta de que ha sido mala idea preguntar— Si prefieres no decirlo no tienes porque. 

—Está bien. Además, tienes derecho a saberlo. —suspira Alisha, recordando lo ocurrido— Ya te dije que mataron a mi madre. Fue uno de su manada que quería hacerse con el poder y que tuvo la ayuda del resto. Así que lo mate, me hice con el poder de alfa y los mate a todos. No merecían vivir. 

—No tienes porque sentirte mal, Ali. —dice Derek con una cálida sonrisa— Yo habría hecho lo mismo que tu. No habría permitido que esa gente siguiese con vida. 

Ella le dedica otra cálida sonrisa. Sabía que Derek la entendería, que con él siempre se sentiría como se se sentía con sus padres; en casa. Mientras ellos terminaban de hablar dentro del coche, frente a las escaleras se reunían los mellizos Stilinski y su mejor compinche, Scott. Stiles y Scott felicitaban a Katherine por lo que había hecho hacía tan solo unos minutos atrás y le demostraban que se alegraban mucho de que hubiese dejado a ese idiota. Estaba claro que ni a Scott ni a Stiles jamás les había agradado aquel imbécil. 

ÁGAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora