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Luna

La verdad tenía miedo, esa última presentación hizo que tuviera una fuerte presión en el pecho, pero tenía que ser fuerte y seguir con lo mío. Las expresiones de Trevol, Eric y Liam eran demasiado, se podía ver de lejos los molestos que estaban por mis movimientos en la mesa, pero Cristian me ayudo a seguir y aún más en bailar de esa manera con Marcos frente de ellos.

Después de la presentación ahora me encontró en el baño acomodando un poco mi cabello que se había desordenado un poco y en ver la hora, ya son la una de la madrugada, tengo que irme pronto.

—Debo irme— Salgo del baño y veo como Cristian sube unas escaleras con el regalo que le di.

Empiezo a seguirlo para decirle que ya era hora de irme, pero estoy atenta a que nadie me viera ir tras de él.

Llego a la puerta donde él ha entrado y toco varias veces —Adelante— Responde con tranquilidad.

Entro y cierro la puerta viéndolo encender un cigarrillo —Hola alfa—

—Hola amor— Suelta un poco de humo y se sienta en su silla —Gracias a ti, esta noche fue perfecta. Estoy muy contento del trabajo que hiciste, estuviste espectacular—

Suelto una risa y voy con él para sentarme en sus piernas —¿Lo hice bien? —

—Estuviste genial amor— Pone su mano libre en mi cintura y con la otra da una calada a su cigarrillo —Sabes algo, me prende verte bailar con otros tipos—

—Si, lo note en tu fiesta— Escondo mi rostro en su cuello.

Ríe —Pero no puedo decir lo mismo de los demás, están tan molestos y cabreados. Lograste cumplir tu plan— Suena orgulloso —Sus lobos están tan locos y llenos de ira por tu comportamiento, que hacen un gran esfuerzo en controlarse. Si eso no fuese así entonces estarías aquí en mi despacho o en algún otro lugar con el culo rojo—

—Se lo merecen— Cierro los ojos y me quedo un rato en silencio— Pero pude lograrlo contigo ahí porque estaba apuntó de salir corriendo— Rio un poco.

—Lo hiciste muy bien— Lleva su mano a mi cabello acariciándolo —¿Te gusto mi bar?—

—Es precioso y muy elegante— Salgo de mi escondite y miro su oficina, todo se ve como mi Cristian —Todo el lugar tiene tu esencia—

—Las cosas se parecen a su dueño— Apaga su cigarrillo en el cenicero — Amor... ¿Crees que estuvo bien humillar a Isaac de esa manera?— Mira mis ojos con algo de preocupación —Su familia es poderosa y no quiero que tengas problemas, aunque claro que yo no tengo problemas de dejarlos en su lugar por si intenta algo contra ti—

Suspiro —No me importa su familia, ni lo que haga— Me concentró en mis manos —Él no tiene el derecho a venir hacia mi como si supiera toda mi vida y fuera gran amigo. Ni lo conozco, no me interesa el o su familia— Ruedo los ojos —Se lo merecía—

—Aun así, puede hacer algo contra tuyo, así es su familia. Ya sabes con son esas personas, dañan a los que los humillan—

—Me gustaría ver que lo hiciera, es tan insignificante para mí que ni su familia conozco—

Sonríe, muerde su labio inferior y se acerca a mi oído —Eres muy temeraria ¿Cierto cariño?—

Asiento con una sonrisa traviesa —Cierto— Lo miro un momento y beso su mejilla —¿Ya viste tu regalo?—

—Aun no cariño, lo traje para poder verlo, pero una chiquilla entro— Aprieta mi mejilla y reímos.

—Ábrelo, sé que te gustara — Lo miro emocionada.

—Veamos— Abre la caja que está en su escritorio y saca el casco —Oh por dios, está muy genial— Sus ojos brillan del asombro.

—Sabía que te gustaría—Digo muy feliz por su reacción.

—Gracias amor— Me abraza fuerte y luego sigue viendo su nuevo casco —Esta en mi top cinco de mis favoritos, el numero uno—

—Yeiii— Rio —Tuviste que ver los hombres que estaban en la tienda ¡Me miraban con burla! Como si no supiera donde me encontraba— Hago puchero.

—No es muy común que una mujer vaya a comprar estas cosas y de seguro estabas con tu uniforme—

—Pues si estaba vestida con el uniforme— Suena mi celular y veo el mensaje de nuestro chofer —Amor, Charles ya viene por mi—

—Si, ya es hora de que vayas al departamento— Mira su reloj y después a mi —Gracias por todo mi amor— Se acerca para darme un beso.

Nos quedamos unos minutos de esa manera, besándonos, aunque nos viéramos todos los días aun la necesidad de nuestros besos están presentes como si no hubiera un mañana.

Adoro esa sensación.

Amo sus besos.

Pero extraño los besos de los demás.

La llegada de una persona al lugar hizo que nos separaremos un poco, era Trevol mirándonos con una expresión neutra como siempre.

—Vaya Señor Lennox ¿No lo enseñaron a tocar?— No está molesto, solo disfruta esta clase de situación y burlase.

Trevol no dijo nada, pero aun así sigue en la oficina, mirándome con todos los sentimientos posibles.

Su mirada me da escalofríos, él siempre ha logrado eso en mí y ahora más que no lo he visto en varios días.

—Luna, ya es hora de que vayas a casa ¿Quieres que te acompañe?—

—No amor, puedo ir sola— Me levanto y acomodo mi vestido que se ha subido un poco —Y de seguro el señor Lennox quiere hablar contigo, así que no quiero molestarlos—

Cristian: Bueno, llámame cuando hayas llegado —Besa mi mano—

Sonrió y me inclino para besar sus labios —Nos vemos mi alfa— Regreso a mi posición normal y camino a la salida viendo a los ojos a Trevol —Adiós señor Lennox— Digo al pasar a su lado con una mirada seria y salgo del lugar cerrando la puerta en el proceso.

Me alejo del lugar para ir a donde se encuentran los gemelos para poder despedirme de ellos y así salir, pero antes de despedirme de algunos conocidos y algunas personas que Cristian me presento y sin antes tener una mirada con Eric y Liam, quienes me miran a lo lejos. Camino a la puerta y salgo para subirme al auto con Charles.

—¿Cómo la paso, señorita Luna?— Preguntas Charles.

—Fue genial, me divertí mucho y a Cristian le gusto su regalo—

—Sabía que le gustaría, conoces bien sus gustos—

—Aún tengo mucho que conocerlo, pero si di gusto en el clavo— Rio y miro por la ventana.

Había sido divertido y necesario para al menos verlos y ver sus molestias

Chica De Cuatros AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora