Leonardo.
Abrí mis ojos ante el gran y estruendoso ruido de mi alarma, un gruñido salió desde lo mas profundo de mi ser, no había dormido casi nada, por decir algo mínimo dormí aproximadamente cuatro horas por revisar los exámenes finales de primer año en italiano. Soy profesor de italiano, vengo de Italia de la ciudad de Venecia y enseño en la universidad de Londres.
Bostezo, agarro mis gafas que están en la mesita de noche junto a mi cama y me las coloco, aún teniendo tantas ganas de faltar para poder dormir un poco más, no puedo hacerlo, soy el profesor y tengo que estar ahí y ser un jodido dolor de cabeza según todo el alumnado al que le doy y he dado clase, sorpresa hoy les entrego sus exámenes, que dios se apiade de ellos porque yo no.
Me levanto de la cama, me estiro y siento como todos mis músculos del torso y los brazos se tensan, trato de relajarme antes de ponerme de pie y dirigirme a mi baño y hacer mi aseo personal, terminando voy a mi armario y busco unos pantalones deportivos y una camiseta negra ajustada al torso para vestirme y salir a correr en el parque que está cerca de mi casa como casi todas las mañanas, hoy no iré al gimnasio dormí muy poco, corriendo ya estoy haciendo suficiente y no quiero sentirme mal, es importante cuidar la salud física y mental, algo que mi mamá siempre me repite cada vez que puede hacerlo.
Termino de correr, estoy sudado y exhausto, camino lento a la entrada de mi casa dando respiraciones fuertes pero calmadas, busco las llaves para abrir la puerta de la entrada una vez teniéndolas a la mano por fin puedo abrir la puerta y entrar a mi casa a ducharme.
Esta vez para el trabajo decidí usar pantalones negros de vestir, un suéter de lana negro, un abrigo color crema y unos zapatos de vestir, me veo en el espejo por ultima vez antes de salir. Tomo todo lo necesario como lo son los exámenes calificados y cierro la puerta con llave, me subo a mi auto y me dirijo hacia una cafetería.—Buenos días ¿qué va a desear? —me habla la señorita que atiende el mostrador.
Deseo muchas cosas. Como por ejemplo la que más deseo es que dejen de decir que soy un profesor insoportable y malvado. No es mi culpa que no estudien para sacar mejores notas en el examen.
—Buenos días, una pasta Alfredo, Por favor.
—En un momento se la entrego, ¿para llevar o consumir aquí?
—para llevar, muchas gracias.
Le doy de mis mejores sonrisas y me siento a esperar mi almuerzo. Si, pasta de almuerzo. No me importa.
Me entregan mi pedido, pago, doy las gracias y salgo de ahí, acomodo mi pasta en el asiento de mi auto con cuidado y conduzco a la universidad. Tengo hambre. Estaciono mi auto en el estacionamiento de las instalaciones, tomo mi pasta y voy camino a mi oficina, privilegios de ser mejor amigo del Director.
Busco mis llaves para abrir la puerta, una vez logro abrirla sin tirar mi pasta entro y me siento a disfrutar mi bendito almuerzo, me estaba muriendo de hambre. Estaba a la mitad de mi pasta cuando a algún ser humano se le ocurrió llamarme en este preciso momento cuando estoy almorzando, no necesito ver quien es la persona impertinente que me habla en este jodido momento a nada de almorzar, por que ya lo sé.
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Serendipia.
Romance"Mirando tus ojos veo un paraíso, este mundo que encontré es demasiado bueno para ser verdad." Nick siempre soportó mucho en una relación (aunque la palabra relación queda muy grande en comparación con las migajas que aceptaba) pero él se terminó c...