Capítulo 26.

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Leonardo

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Leonardo

—Tendrás que aprenderte un baile que seguro mi familia pondrá —asegura mi novio —mira —Nick se levanto e intentó mover la mesa que estaba en medio de la sala, corrí a ayudarlo facilitándole las cosas.

Nick buscó en la televisión la canción y empezó a bailar dando ¿vueltas? No entendía muy bien que estaba haciendo con sus pies ¿quería que hiciera eso?

—levántate, sentado nunca vas a aprender —dictó viniendo hasta mi, tomando mis manos entre las suyas aplicando fuerza, tratando de levantarme del sofá. Enarco una ceja divertido, a pesar de usar fuerza no puede levantarme.

—A ver, explícame otra vez —termino cediendo levantándome por fin del sofá donde estaba cómodo.

Si mi chico quiere que baile entonces eso haré.

—Mira —se pone otra vez mirando al frente —das dos pasos hacía la derecha —explicó haciendo una demostración y yo le seguí —después dos pasos a la izquierda —mis pies me llevan a la izquierda, esto era lento y fácil —ahora dos pasos atrás y por último dos hacía el frente ¡pero! Cuando terminas de dar los dos pasos giras tu cuerpo viendo ahora hacía la izquierda y repites el mismo proceso de antes —finaliza de explicar.

—¿Solo tengo que hacer una Cruz infinidad de veces?  ¿Ese es todo el baile? —tanteo incrédulo.

—Si, agradece que no te lo estoy enseñando con la vuelta —añade —hazlo, es rápido.

—¿como dijiste que se llamaba la canción?

—Payaso de rodeo.

Asiento poniéndome de frente, preparado para intentarlo. Nick puso la canción y estaba tranquila, al principio cuando lo vi haciendo los pasos lo vi haciéndolo muy rápido.

Cierro la boca inmediatamente cuando Nick empezó a moverse y la canción tomó un ritmo veloz. Estaba estupefacto y no sabía cómo moverme ahora, mis propios pies estaban confundidos y Nick lo bailaba como si fuera la cosa más fácil del mundo. En movimientos torpes observe a Nick intentando copiar sus pies, tratando de coordinar los míos a los suyos. Podría decir que no fue tan difícil pero en realidad si lo fue, tenía buena memoria pero una cosa era eso y otra era hacer que mis pies obedecieran.

—¿Bailan eso? —cuestiono aún bailando torpemente.

Bien podría hacer esto en las mañanas como cardio en lugar de salir a correr, mis pies quemaban y mis piernas dolían.

—Es cultura general saberse el payaso de rodeo, lo ponen en todas las fiestas —mi chico responde aún moviéndose en cruz sin tropezar.

La canción terminó y Nick volvió a reproducirla. Al parecer no nos íbamos a mover de aquí hasta que me saliera. Nuevamente la canción empezó y esta vez tuve más suerte que la anterior, ya no me confundía tanto y podía sacar las vueltas sin que se viera tan terrible. Solo me bastaron unos intentos más y pude bailar payaso de rodeo. Un logro en mi opinión, era difícil. A Steven le hubiera encantado aprender a bailar esto. Se lo mandaré por mensaje.

Serendipia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora