Capítulo 27.

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Nick

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Nick

Que Leonardo se llevara tan bien con mi familia me tenía aliviado y más que aliviado, contento.
No porque lo fueran a odiar, si no porque son demasiado ¿extrovertidos? Para Leonardo. Aunque Steven es su mejor amigo y es MUY extrovertido, Leonardo es abre muchísimo conmigo y no es serio pero una familia mexicana podría ser demasiado para el. Además de que Leonardo aún cuando mi familia le pedía que no les hablara de "usted" él lo hacía de todas maneras. Fue muy respetuoso hasta el punto en el que no tuvimos sexo en toda la semana que estuvimos ahí. NADA.

No se atrevió a tocarme, que corajote de verdad no estuve soportando.

Que por que mi mamá nos iba a escuchar. Ajá.

A lo mejor yo soy el descarado, pero no iba a hacer ruido, bueno si, no. No lo haría.

Ahora estábamos arriba del avión dirigiéndonos a Italia, Venecia para ser más exacto. Conocería a sus papás y las piernas no dejan de temblarme, ojalá fuera por otra cosa, pero no el señor no quiso tocarme. Sentía un revoltijo en el estómago, mi almuerzo regresaría por donde vino.

¿Les caería bien? Leonardo es un amor, si el es un amor entonces sus papás también ¿no?

Si, si, si. Debe de ser.

El avión aterrizó y esta vez si paramos en las bandas para recibir una maleta, teníamos nuestro equipaje de mano, pero Leonardo compró otra maleta más grande y la documentó. ¿Qué hay ahí? Muchas cosas mexicanas para Steven. Demasiadas, hasta un sombrero vaquero.

—Me van a odiar. —llamo la atención de mi novio.

—Nick, mis padres te van a adorar, te lo aseguro. —vuelve a repetir por milésima vez.

—¿por qué estás tan seguro? —interrogo, viendo a mi novio dirigirse por su maleta, la toma y caminamos hasta la salida del aeropuerto.

—Lo estoy, son mis padres.

Asiento temeroso sin créeme lo que me dijo. No puede estar tan seguro. ¿Cómo estarlo? Son personas DIFERENTES.

Con todo respeto, no digas mamadas mi amor.

—Ahí están —Leonardo sujeta mi mano y sin darme tiempo de respirar o mentalizarme para saludar a mis suegros camina hacia ellos. Su mamá, una señora de mediana edad castaña, rellenita y bajita lo abraza primero. Mis ojos se dirigen temerosos al hombre de mediana edad a su lado.

No. Mames.

Es igualito a Leonardo pero más mayor.

La única diferencia es que Leonardo usa gafas por su mamá. No puede ser, lo veo y no lo creo, está igual que su papá.

Es muy serio, en serio, es la cara de Leonardo cuando está serio, da miedo.

Leonardo se separa de su mamá y abraza a su papá que para mi sorpresa le regresa el gesto efusivamente.

Serendipia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora