Capítulo 14.

17 3 4
                                    

Leonardo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leonardo

Hice una mueca preocupada, ¿por qué razón pensaría que me enojaría con el? ¿Qué le hace pensar en eso? A veces, me pongo a pensar en lo inseguro y temeroso que puede llegar a ser Nick en una relación. Muchas veces actúa temeroso. Como si fuera a hacerle algo en el instante en el que se equivoque.

—¿por qué me enojaría...? No pasará, te escucho.—asegure, transmitiéndole confianza (o al menos intentándolo).

—verás...—habló, comenzando a retirar la sudadera azul como sus ojos azules. Mis ojos dorados lo escanearon e inhalé, enorme fue la sorpresa que me lleve al ver el moretón alrededor de su brazo. Las alarmas en mi cabeza sonaron, expulsé el aire que estaba reteniendo en mis pulmones y a zancadas rápidas me acerqué.

—Nick, ¿cómo te hiciste eso? —acaricie su piel mallugada de tono morado y rojizo con algunas partes algo verdosas —No, ¿quien te hizo esto? —dije, tratando de sonar calmado y sereno, ahora mismo lo que menos deseaba era ponerlo a la defensiva o que se sintiera atacado y regañado (aunque era imposible tener al hombre que me gusta frente a mi lastimado) el pensar que pude haber hecho algo para protegerlo y no lo hice me come la cabeza.

Alguien el hizo esto a Nick, a mi Nick.

—¿estás molesto?

¿Qué? Nick...

—Jesucristo, no, nada de eso. Estoy preocupado por ti. —acorté la distancia, repartiendo caricias por su cabello —ven, hay que ponerle un ungüento y te daré una pastilla desinflamante, calmará un poco el dolor.

Tome su mano delicadamente y lo lleve conmigo a la sala de estar, le indique que se sentará mientras yo buscaba el botiquín en mi baño. Regresé una vez encontrado el ungüento y la pastilla. Me senté a su lado, subí la manga de su camiseta, tense la mandíbula al ver su brazo herido con un anillo de moretones alrededor —¿me dirás quien te hizo eso? —pregunté, con cuidado de no sonar brusco, deslizando mis dedos por aquel moretón.

—No quiero meterte en problemas... —en ningún momento me miró a la cara, tenía la mirada desviada.

Joder, quien sea que lo haya tocado. Quiero patearle el culo y dejarlo sin descendencia. Soy grande, puedo ganar. Nunca he peleado con nadie, pero estoy seguro que una nariz rota si puedo dejar, hasta puede qué tal vez un ojo morado.
Probablemente, el querer gritar no sea muy maduro de mi parte. Tengo que mostrarme calmado para no alterar más a Nick, me parte el corazón verlo así de triste y además, lastimado. Odio esto, esta sensación de querer proteger que tengo es inmensa, no pude hacer nada. ¿Cómo puede pensar que me meterá en problemas? Me arde el pecho, continuamente siento una punzada en el corazón. Me esta poniendo a mi en primer lugar antes que a él mismo.

—Nick, no me meterás en problemas, necesito que pienses en ti, no en mi...Nick, por favor, mírame. —mi dedo índice y medio viajaron hasta su barbilla girando su rostro, haciendo que por fin me mirara.

Serendipia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora